¿No los matará la prisa?

Juan M. Molina Raspal

La consigna era cagando leches. Trump prometió acabar con la guerra de Ucrania en 24 horas, lo mismo respecto al asedio y exterminio de la población gazatí. Ya se estaba cortando el traje para recoger el Nobel. Creía que sus amigos Putin y Netanyahu no le iban a dejar colgado. Debería de saber que los trileros, como él mismo, no tienen amigos y que buena parte del éxito en el trile depende de la maestría en embaucar a los primos

Tampoco  le hizo falta mucho tiempo para preparar una batería, ciertamente poco documentada, de aranceles donde no se salvaban ni los pingüinos de alguna isla que ni el todopoderoso presidente de los EE UU sabría colocar en el mapa. Y empezaron las dudas y vacilaciones. Que si en mayo, que si los de este para agosto. De septiembre no pasa. Con criterios misteriosos e imprevisibles han ido goteando sus decisiones que tampoco sabemos muy bien cuanto duraran. 

Tenía tanta prisa por llegar a ser el puto amo que con sus maniobras y amenazas lanzó a un amistoso party en Tianjin a presidentes tan diferentes e ideologizados como el integrista hindú Narendra Modi, el añorante del zarismo Vladimir Putin o el denxiaopingista, permítaseme el neologismo, Xi Jinping: gato negro, gato blanco lo importante es que cace ratones. Allí se fueron uniendo a la variopinta reunión una veintena de dirigentes como el miembro de la OTAN Erdogan, repicando y en la procesión, el Secretario de la ONU Guterres, organización que está en la diana de la ultraderecha mundial y busca cariño, o, incluso, el apestado primer ministro de la dictadura birmana Min Aung Hlaing, nombre que apuesto que muchos oímos por primera vez. Gracias a la urgencia de Trump hablaron de sus cosas, todas ellas en franca oposición al orden que el presidente quiere imponer. Una buena parte de los participantes continuaron la farra en Pekín donde se le unió el pequeño de la saga hereditaria de dictadores norcoreanos Kim Jong Un. Qué parte de divide y vencerás no ha entendido Trump.

Tanto frenazo no va con el modo resolutivo del personaje, y como el movimiento se demuestra andando y también pintan bastos, no le queda más remedio que recurrir a lo seguro y fácil. El débil. Poner cadenas y monos naranja a los inmigrantes y deportarlos a países que no tengan más remedio que aceptar ofertas que no pueden, y en muchos casos no quieren, rechazar. Y ahora Venezuela. No le cuesta nada crear excusas. No respetan la democracia, qué escándalo. Quieren anexionarse parte de Guayana, ¡pero hombre! que Estados Unidos quiera anexionarse Canada o Groenlandia tiene un pase, pero que estos chandalistas atenten contra la sacrosanta integridad territorial de un país aunque no sepamos ponerlo en el mapa, no, eso no. Más sofisticado razonamiento es la cadena lógica que usa para justificarse: como la droga viene de Venezuela, como hablar de Venezuela es hablar de Maduro, como la droga da dinero, como con el dinero se pueden comprar armas, como los terroristas necesitan armas, se mete todo en una coctelera de ideas y ¡zas! Maduro vende drogas para financiar el terrorismo. Ya solo basta con seguir razonando y, como el mejor terrorista es el terrorista muerto, zambombazo (o trumpbombazo, otro neologismo) y de paso el personal se despista y se olvida de lo que se iba a resolver en un plis-plas . No piense bien, ni piense mal, no piense usted y acertará, siempre actual Moncho Alpuente. 

No parece que la ultraderecha mundial pueda ser capaz de resolver la crisis ambiental, energética y demográfica con su cuarto y mitad de ideología barata

Europa, Europa. Ni está ni se la espera. Europa aceptó sin dudar el aumento en el gasto militar. Alcalde lo que nos echen respondió una guerrera asamblea de la OTAN con un Secretario General que parecía el mismísimo Paco Martínez Soria después de disfrazar a sus convecinos de flamencos para agradar al amigo mister Marshall. Y una encogida Ursula Von der Leyen, como un pardillo entrando en un campo de golf, aceptando sin rechistar los aranceles que puso el comandante en jefe y concediendo con nula reciprocidad unos aranceles cero como si fuera la representante de una república bananera. Europa haciéndose un lopezvazquez: un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo, por seguir con el símil cinematográfico.

Nunca lo había tenido tan a güevo el integrismo de derechas y tal vez por su prisa en conseguirlo todo rapidito y su atropellada forma de comportarse, se les puedan estropear los planes. Si estuviéramos en una novela de ciencia ficción todo indicaría que nos dirigimos a lo que Asimov llamaba una Crisis Seldon, en la que no había nada más que una sola salida a la catástrofe. No parece que la ultraderecha mundial pueda ser capaz de  resolver la crisis ambiental, energética y demográfica con su cuarto y mitad de ideología barata. El asunto es quién estaría preparado para sacarnos del lío. Pero no estamos en una novela de ciencia ficción, ¿o sí?

Y siempre contra  …………………….  en Gaza. 

(Rellenar la linea de puntos con: el Genocidiolos Crímenes contra la Humanidadel Holocaustoel Brutal asedio medievalla Tortura por hambre y sed,….cualquiera le vale a este su seguro servidor. Incluso el flojo, la desmesurada venganza por lo ocurrido el 7 de octubre… Usted mismo).

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Juan M. Molina Raspal es socio de infoLibre.

Juan M. Molina Raspal

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