La muerte del periodismo Luis García Montero
La vinculación con el propio trabajo es un valor decisivo a la hora de definir nuestra identidad en la vida. La filósofa María Zambrano nos confesó que la escritura le había ayudado a entender la soledad como un estado sociable. Se encerraba en sí misma a escribir en busca de palabras que convirtieran su refugio en un lugar para hablar con el mundo y darse explicaciones sobre la realidad. Cuando uno tiene la suerte de poder desarrollarse como persona en el cumplimiento de una vocación, comprende con facilidad que ganarse la vida es también estar en la vida, una forma de ser y de sentir. El ámbito laboral supone el mayor compromiso con la convivencia, con los derechos y los deberes de compartir los miedos y las ilusiones en una comunidad. Son inseparables la dignidad laboral y la dignidad personal.
Me conmovió, por ejemplo, que el periodista Miguel Ángel Campos se indignase con la sentencia del Tribunal Supremo sobre el Fiscal General. El Mundo publicó un bulo: la Fiscalía había propuesto un pacto al defraudador Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Pero después saltó la noticia de que había sido al revés, ya que en realidad fue el defraudador quien propuso el pacto. El periodista Miguel Ángel Campos declaró que no se había enterado de la verdad por una filtración del fiscal general y que los datos le habían llegado por otras fuentes. Lo mismo afirmaron otros periodistas llamados a declarar. Como se trataba de condenar sí o sí, los responsables de la sentencia tuvieron que hacer un encaje de bolillos sin pudor para condenar al fiscal, pero sin abrir causa a los periodistas por mentir en el juicio. Es un ejemplo de dignidad laboral que Miguel Ángel Campos eche ahora en falta ser condenado también por mentir ante la Justicia.
Para quien se dedica por vocación y dignidad profesional al periodismo debe de resultar difícil trabajar en medios de comunicación que no sólo se dedican a extender bulos, sino que llaman mentirosos a los compañeros que cumplen dignamente con su labor. La deriva de algunos medios hacia el fango, de la información a la desinformación y del periodismo al pseudoperiodismo, supone un daño profundo en la convivencia democrática. Pero debe de ser, además, un infierno ético para los profesionales que trabajan en esos medios, invitados día a día a formar parte de una basura que está matando al periodismo.
Para quien se dedica por vocación y dignidad profesional al periodismo debe de resultar difícil trabajar en medios de comunicación que no sólo se dedican a extender bulos, sino que llaman mentirosos a los compañeros que cumplen dignamente con su labor
Lo he pensado también al leer los informes de Reporteros sin Fronteras y de la Federación Internacional de Periodistas sobre el escandaloso asesinato de periodistas en este año de 2025. Con cálculos que son difíciles de concretar, se ha asesinado en Gaza a más de 210 periodistas desde 2023. La campaña de silencio del Gobierno de Israel para ocultar su genocidio ha extendido la idea de que los periodistas que quieren informar son terroristas peligrosos Así que no ha dudado en ejecutar a numerosos profesionales. Supongo que trabajar como periodistas en medios de comunicación que silencian el genocidio de Gaza y degradan los derechos de Palestina provocará malestar entre los profesionales que han perdido a más de 210 compañeros asesinados. ¿Compañeros? Bueno, es un decir. Que la derecha y la extrema derecha capitalista estén defendiendo a Israel forma parte de la misma paradoja histórica que convierte hoy la vieja lucha democrática por la libertad de expresión en una estrategia para publicar bulos y degradar el valor de la democracia.
Las dinámicas sociales están claras, las manifiesta sin pudor una nueva dictadura de millonarios que quieren tener las manos libres para sus negocios y necesitan acabar con el prestigio de la prensa, la cultura, la justicia y la democracia. Pero, dentro de las dinámicas sociales, hay personas. Imagino el infierno que debe de suponer para una persona decente trabajar en un medio que está matando la dignidad del periodismo o que justifica el asesinato de periodistas. Más de 210 en Gaza.
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