La OTAN sí, la OTAN no

Antonio García Gómez

“La OTAN aprobará en Madrid aumentar las tropas en el este de 40.000 a 300.000 soldados”. Prestas a una inmediata intervención.

Valiente disyuntiva en la situación que nos acongoja, avergüenza o compromete, o todo a la vez, según.

“¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por la libertad de Ucrania y qué significa para el feminismo enarbolar la bandera de la paz en una contienda donde la violación es un arma de guerra”. Máriam Martínez- Bascuñán.

Tremenda dicotomía, con una realidad absolutamente injustificable. Con un país invadido, Ucrania, con otro, Rusia, éste con intención de destruir a aquel, hacerlo desaparecer y llevar a cabo la anexión claudicante, en contra de todo principio de libertad, respeto y convivencia global.

Como cuando, hace años, EEUU tuvo a bien invadir otro país soberano como era y es Irak, aunque las razones justificativas fueran otras, por cierto, gran especialista el país norteamericano en interferir por las buenas o por las malas donde no debiera haberlo hecho... Tal vez deberíamos acordarnos de Vietnam, de Chile…

Con un escenario actual dantesco, de una guerra de desgaste mortífero, apocalíptica, con un balance diario que supera los varios centenares de muertos tanto en un bando como en el otro. Aunque no se nos debe olvidar que hay uno agredido, un país invadido, un país que está sufriendo la agresión, tan condenable como intolerable. Esta misma semana, un misil ruso estalló en un híper comercial lleno de gente comprando, con un balance letal de varias de decenas de muertos y heridos. Una tragedia más, desgraciadamente muy cotidiana, a la que se ve sometida una población que sufre, que muere, que queda sin nada de lo que era su mundo.

Mientras, en Madrid se celebra la cumbre de los miembros de la OTAN, junto o a la sombra de EEUU, sin mucha razón que explique tal dependencia, si se entiende que, energéticamente, no depende de suministros rusos de gas y petróleo, y que sus fronteras no son cercanas a las rusas y su posible intención sea también expansionista. Con unos países europeos pertenecientes a la OTAN que se están viendo concernidos a tomar partido, a reaccionar, a darse por “enterados” y, seguramente, elegir una postura conjunta, unida, ante los nuevos y fatales acontecimientos que se producen muy cerca de sus fronteras.

Y no se sabe muy bien, por lo tanto, el derrotero a seguir, o bien la postura unificada para plantarse, para enfrentarse a lo inadmisible en un orden mundial ya de por sí demasiado deteriorado, demasiado inestable, a merced de la avidez de dos imperios amenazadores, nada democráticos, tales como China o la misma Rusia.

O bien la postura pacifista, por antonomasia, tal vez facilitando el horror de una invasión intolerable, de un estado de cosas basado en la belicosidad, muy a pesar de todos, sostenida por ese citado pacifismo anclado en principios avasallados a la mínima por la locura o el imperialismo de una parte. O bien la postura de la puesta en valor de una respuesta contundente, de fijeza de las propias fronteras y de un modelo de vida y de muna que, al menos, aparenta respetar los baremos mínimos de respeto a los derechos humanos y a los deseos de libertad y soberanía.

Tremenda y dantesca, pues, la dicotomía, como para acertar en la respuesta más correcta, inaplazable, porque los muertos se acumulan, la destrucción es ya devastadora y el futuro para un país libre como Ucrania muy negro. Mientras la Unión europea habrá de luchar por propia supervivencia, con todas las rémoras, con todas sus dificultades y lastres, con el valor de quienes decidan o no mantenerse firmes en la defensa de ciertos valores...

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Antonio García Gómez es socio de infoLibre.

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