Sostenibilidad, otro término vaciado de tanto manosearlo
Hace días estaba en la playa. Frente a mí, el mar, a mi espalda un monte bajo con pinceladas verdes que desciende suavemente hacia el agua y se deja salpicar por las olas.
A veces, las vacas del lugar le acompañan y se animan a acercarse hasta la orilla. Testas rojas, coronadas por nobles y pacíficas cornamentas.
A mi izquierda, una columna oscura e inusual avanza y destiñe el azul del cielo, ¡Un incendio!
Días antes había leído que allí, al otro lado, en la siguiente cresta montañosa de donde parecía venir la humareda, no sé qué de un proyecto inmobiliario de recursos naturales insuficientes, en una zona cuya población se multiplica en épocas veraniegas.
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La columna sigue acercándose mientras pienso que, también aquí, se pretende levantar otro proyecto residencial cuyo eslogan promocional incluye las tan repetidas palabras: glamour, lujo y sostenibilidad.
Recursos naturales escasos y población cuadruplicada en época estival, igual que en el glamping de unos kilómetros más allá. Y fuera de temporada, jóvenes oriundos de la zona, sin casa, en un desierto de viviendas cerradas durante meses.
Recursos naturales escasos y población cuadruplicada en época estival, igual que en el 'glamping' de unos kilómetros más allá
¡La estela inmobiliaria recorre la costa y se adentra en el parque natural! Nada frena la especulación, si hay que negar las altas temperaturas y la escasez de agua, se niegan.
Viviendas sociales no riman con glamour, como tampoco rima sostenibilidad* con invasión inmobiliaria en las pocas zonas vírgenes de nuestras soleadas costas.
*Sostenibilidad (RAE): que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente.
Gracias zahareños y zahareñas por recordar que el pueblo que se defiende ejerce la razón que al urbanismo engañoso y depredador le falta.
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M. Luisa Cid Cerdán es socia de infoLibre.