El turisteo desprecia a la Antártida

Carmelo Marcén Albero

Parecería mentira hace unos años pero hoy es una tremenda verdad, de las que dañan el pensamiento. Resulta que a la gente “pija”, o que se le hace el mundo pequeño y estrecho, le ha dado por visitar la Antártida. Seguro que los pingüinos se mirarán atónitos. Aunque ya tuvieron que soportar algo inaudito hasta ahora: los plásticos, más o menos grandes y los microplásticos, han llegado a sus aguas y sus costas. ¿Qué podrían decir Amundsen y Scott del asunto? Con lo que a ellos les costó llegar (bien que iban en busca del polo antártico); al segundo hasta vida.

Decimos todo esto porque algunas playas antárticas han sido mostradas en imágenes que han recorrido todo el mundo. El ignorante que esto escribe no lo podía creer. ¿Sería un fotomontaje de los catastrofistas del medioambiente? Una fotografía de la Caleta Péndulo –que nombre más adecuado para mostrar el desprecio social al medio ambiente-. Al fondo el crucero de lujo, que para más escarnio se titula Amundsen, que se dice pertenece a fondos de inversión y puede llevar a 500 turistas hasta allí, al módico precio de unos 20.000 euros. En otra fotografía los turistas en bañador disfrutan de un paseo entre las aguas termales.

Ya viajaban hasta las playitas de la Antártida unas 20.000 personas cada año, pero ahora podrían ser unas 125.000

Parece que la cosa turística, imaginamos que para satisfacer el ego y mostrar el privilegio a los amigos, no es nueva. Ya viajaban hasta las playitas de la Antártida unas 20.000 personas cada año, pero ahora podrían ser unas 125.000. Se dice que el efecto TikTok ha provocado que este recóndito lugar sirva para correr un maratón, participar en regatas en piragua, sentirse alpinista subiendo al pico más alto (monte Vinson con sus 4.892 metros) por unos 50.000 euros, y lo que nos resulta difícil de imaginar: participar en fiestas eróticas.

Algunos integrantes del Tratado Antártico han puesto el grito en el hielo. Cuentan también que por los cielos de allí algún satélite del señor Musk –el amigo de señor Trump- retransmite en tiempo real una parte de tamaña aventura, pronto llegará a los programas de reality show -queda mejor la telerrealidad del absurdo vivencial-. Si alguno de nuestros amigos hiciese semejante barbaridad no sé cómo reaccionaríamos.

Valdría aquí aquello de que: si quieres viajar muy lejos usa la imaginación y el pensamiento razonado, te sale más barato y tu autoestima ambiental mejorará. El consejo se puede aplicar a los miles de millones de personas que pueblan la Tierra; una parte de los cuales turistean sin valorar por qué, dónde y cómo. Bueno sí, que sea barato.

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Carmelo Marcén Albero es socio de infoLibre.

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