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Una vuelta al bipartidismo

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Felipe Domingo

Entre las muchas interpretaciones que se harán de la intervención de Pablo Casado en el debate sobre la moción de censura, me parece que hay que resaltar su intención de apostar por la vuelta al bipartidismo, palabra no nombrada ni falta que le hacía. A buen entendedor, pocas palabras.

Su discurso, como se recalcará aquí y allá, ha consistido en un ataque inesperado político y personal al candidato Abascal, término utilizado profusamente por Pedro Sánchez. Y como por parte de algún interviniente se ha usado un lenguaje semirreligioso con alusiones al Papa Francisco, que da consejos afuera pero dentro de la Iglesia católica mantiene la segregación de géneros, podíamos atribuir a Pablo Casado aquello de venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré.

Ha sido un discurso para ganarse a los votantes de Vox, un intento discursivo para reducir a Vox a la nada o a la insignificancia, que el tiempo lo dirá. A un partido como Ciudadanos.

Machacado Vox, ha tirado de historia -la historia que le interesa-  y ha presentado al PP como un partido de gobierno de centro y moderado y (sin nombrar a los expresidentes de su partido, si no me falla la memoria) erigiéndose como el líder indiscutible del nuevo, desde hoy, Partido Popular.

Resalto como confirmación de mi razonada percepción: “Esta moción es una disputa entre rupturistas y reformistas. Y Vox es parte del bloque de la ruptura con el PSOE Y UP. No a la ruptura, no a la polarización. A mí no me van a dar lecciones de principios y de valores. Somos la fuerza tranquila de los españoles”.

Se ha cuidado muy bien de nombrar la palabra bipartidismo, abogar por elecciones inmediatas o de mencionar un gobierno de coalición con el PSOE porque, en las actuales circunstancias, sabe que es imposible. Pero lo piensa. 

A la concesión que ya le ha hecho Pedro Sánchez de que retira la proposición de Ley para modificar la fórmula de elección  de los 12 vocales del Consejo General del Poder Judicial por el turno de jueces y magistrados, si se aviene a negociarlos, Pablo Casado ha insistido en el veto a la participación y elección de cualquier miembro de la carrera judicial que pueda acercarse  al ideario de UP. Es la misma idea, la misma estrategia.

En todo  caso, si  Casado tiene todavía su plan de gobernar un día con la ultraderecha se ha encontrado con la respuesta del Gobierno en la persona de Pablo Iglesias, criticándole que su no a la moción llega tardeno. Con los datos de  una encuesta en la que se reflejan los altos porcentajes de los votantes del PP y Cs, que son partidarios del o de la abstención a la moción, le ha echado  en cara que “si esos  datos son ciertos , tanto el PP como C,s están metidos en un atolladero del que no podrán salir”. Y les ha vuelto a recordar el veto que ha impuesto Europa en general,  Merkel y Macron en particular, a  las alianzas con las ultraderechas, así como EE. UU, si los demócratas ganan las elecciones.

Felipe Domingo es socio de infoLibre

   

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