ARTE

Un robo, piedras y hasta ácido: todos los ataques que ha sufrido la Gioconda

Los visitantes del Louvre quedaron impactados ayer al ver a la Gioconda manchada de tarta. Pero su asombro fue aún mayor cuando vieron que el autor del tartazo había sido un hombre con peluca, disfrazado de anciana y en silla de ruedas. "Pensad en la Tierra. Hay gente que está destrozando el Planeta. Es por ello que he hecho esto", dijo el atacante. El propio museo ha explicado que el responsable logró acercarse a la obra "simulando una discapacidad" y aprovechando así el mayor margen de acercamiento que se permite a personas con movilidad reducida, según informa la prensa francesa. Este no es el primer ataque que ha sufrido el cuadro de Leonardo da Vinci.

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El accidente más reciente ocurrió en 2009 y, al igual que con el tartazo, no sufrió daño al estar protegida. Una turista rusa lanzó una taza de porcelana contra la obra. La había comprado en la tienda del museo y consiguió rayar ligeramente el cristal. Fue detenida al momento. Otro de los intentos de dañar la Gioconda tuvo lugar en 1974, poco después de que llegase al Museo Nacional de Tokio durante su gira mundial. En el primer día de exhibición del cuadro, una mujer japonesa intentó pintarla con un espray rojo. Las medidas de seguridad volvieron a salvar la integridad de la obra.

Pero la Mona Lisa, hoy en día protegida tras un cristal y a una distancia considerable de los turistas, no siempre estuvo así. Hace unos años los museos no tenían tantas medidas de seguridad, pero los numerosos accidentes han hecho que estas aumenten. En la década de los 50 tuvieron lugar dos ataques contra la Gioconda: uno con ácido y otro con piedras. Una mujer lanzó sobre el cuadro un compuesto químico que dañó las secciones inferiores. Más tarde, el 30 de diciembre de 1956, el joven boliviano, Hugo Unzaga Villegas, sobrino del entonces jefe de la oposición boliviano Óscar Unzaga, fue quien lanzó una piedra que causó daños leves en la Mona Lisa. Ambos incidentes provocaron que la Gioconda perdiese pigmento en la parte inferior.

El incidente más sonado es el robo que sufrió en 1911. Por aquel entonces, la Mona Lisa no tenía la fama que tiene hoy, hasta ese mismo momento, cuando se llevó a cabo su robo en plena luz del día. El suceso dio la vuelta al mundo, y la pared vacía del Louvre empezó a atraer a más turistas, pero el museo cerró sus puertas y no volvió a abrir hasta el 29 de agosto, ocho días después del robo. Vincenzo Perrugia fue el autor del crimen, un italiano de 32 años que trabajaba como vidriero en el Louvre. Aprovechando un descuido, arrancó el cuadro de su marco y lo ocultó debajo de su camisa. No se supo nada de la Gioconda hasta dos años después, cuando Perrugia se puso en contacto con un marchante de arte de Florencia para vendérselo. Alertó a las autoridades de que habían intentado venderle el original y el ladrón fue detenido. El suceso fue calificado como "el robo del siglo" y se llegó a sospechar de personajes como Picasso o el poeta Guillaume Apollinaire.

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