Para qué quiere Sevilla unos Grammys: la letra pequeña del contrato para la gran fiesta de Shakira y Bizarrap

Shakira y Karol G, favoritas de unos Latin Grammy con varias nominaciones de españoles como Quevedo, Rosalía y Alborán.

Patricia Godino

¿Para qué necesita Sevilla unos Grammys? La edición número 24 de los premios más internacionales de la música latina, cuya celebración acoge el próximo 16 de noviembre la capital hispalense, abre el debate acerca del retorno que este tipo de eventos –fastuosos, gigantescos, hiperbólicos- deja en las ciudades donde se celebra. 

Para calibrar con precisión la respuesta conviene saber primero quién paga, cuánto paga y por qué llegan a Sevilla estos Grammys Latinos que tienen a Shakira, Karol G y Bizarrap como los artistas más nominados de esta gala. 

Desde finales de 2022, la Academia Latina de Grabación, promotora de los premios Grammys que otorga la industria musical, ya vino deslizando que la organización estaría contemplando celebrar la edición de 2023 por primera vez en su historia fuera de Estados Unidos, una fiesta que tradicionalmente se ha desarrollado en la ciudad de Miami salvo en 2022, que se llevó a cabo en Las Vegas. 

Ya en diciembre del año pasado trascendió que estaba sopesando celebrar el evento incluso fuera del continente americano y esta posibilidad se hizo pública a la par que se estaba ultimando un acuerdo con Radio Televisión Española. Ya sólo hacía falta unir puntos para situar esta gala en España en su edición 2023.

¿Y por qué Sevilla fue la elegida? 

Al margen de Madrid o Barcelona, capitales habituadas de largo a este tipo de shows, hay mucho trabajo político aquí, claro. 

La habilidad del Ayuntamiento de Sevilla en tiempos del PSOE de atraer este tipo de grandes espectáculos y también el gusto de la actual Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, gobernada desde el 19J con mayoría absoluta por el PP, por los grandes fastos franquiciados están detrás de la decisión de que los Grammys Latinos 2023 aterricen en la capital hispalense; aunque sería la administración andaluza la que habría hecho el gran desembolso desde las arcas públicas. 

En la precampaña de las elecciones municipales, que a la postre se revelaron de cambio de ciclo en el poder territorial de nuestro país, ponerle cara a las buenas noticias era un imperativo para todas las formaciones políticas. En Sevilla, plaza en disputa con el PP hasta el último segundo, aún más. Luego las urnas, ya sabemos, dijeron lo que dijeron.

Un poco de contexto: en la decisión última de escoger Sevilla opera, sin duda, su amplio bagaje reciente como sede de eventos mastodónticos relacionados con la industria musical y de la cultura-espectáculo en los últimos años. 

En el tiempo en que Antonio Muñoz, primero delegado de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla y luego alcalde hasta las elecciones del pasado 28M, la ciudad de Sevilla ha acogido dos veces los premios Goya del cine (2019 y 2023), una gala de los Premios de la Academia Europea del cine (EFA Awards, 2018) y una gala de los MTV Awards (2019), por citar sólo algunos eventos de calibre mayor. 

Hasta donde se ha leído, todas estas celebraciones se han cerrado con éxito en dos vertientes: en la complicadísima logística necesaria para la movilización de sus equipos y del público asistente; y en el retorno inmediato en ese intangible tan importante de dimensionar como es la imagen internacional de la ciudad como venue capacitada y solvente para fajarse en este tipo de tareas. 

La elección, por tanto, de Sevilla entre el resto de capitales andaluzas era casi un imperativo, aunque el Gobierno del malagueño Juan Manuel Moreno haya tenido que disfrazar la elección, tomada por o junto a la Academia (según la fuente consultada varía la autoría última de la decisión), con un cuidado equilibrio del reparto del impacto económico y social con otras ciudades que albergarían una suerte de programación en paralelo. 

La Junta de Andalucía ha desembolsado 22,7 millones por "servicios de publicidad y marketing" del evento. La Agencia Andaluza de Instituciones Culturales tiene un presupuesto global de 35,1 millones anuales

Así cuando el presidente autonómico recibió el pasado 22 de febrero en el palacio de San Telmo, sede de la presidencia de la Junta de Andalucía, al CEO de la Academia Latina de Grabación, Manuel Abud, para rubricar el acuerdo entre ambas instituciones, se tuvo que hilar fino para que todos quedaran contentos. 

En virtud de ese contrato, ambas instituciones se comprometían a celebrar la Semana de los Latin Grammys, que incluye un programa de actuaciones y actividades vinculadas a la gala, así como dos grandes conciertos en diferentes ciudades cada año entre 2023 y 2025, según la nota de prensa posterior. “Algo histórico”, “sin precedentes” fueron algunas expresiones que se escribieron en ese comunicado oficial. 

Luego se supo la letra pequeña 

Según la información publicada en infoLibre, la Junta de Andalucía ha desembolsado 22.748.000 euros por "servicios de publicidad y marketing", según se recoge en el contrato al que ha accedido infoLibre. El pliego tiene una duración de tres años.

Este contrato público se ha financiado con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), una partida que según su base jurídica, tiene el objetivo de la "inversión en empleo" y la "cooperación territorial europea". Desde la Junta añaden que esos fondos ya han sido utilizados anteriormente para financiar otros patrocinios como la Copa del Rey o el campeonato de Moto GP aunque en ese caso se destinó una cantidad mucho menor, cerca del millón y medio de euros.

Casi 23 millones de euros por estar vinculados a los Latin Grammys hasta 2025 en una serie de actividades a los que ya se les ha dado semana atrás el pistoletazo de salida en Granada o Málaga a través de los Latin Grammy Acoustic Sessions.

¿Qué son 23 millones de euros? La Consejería de Hacienda de la Junta de Andalucía acaba de hacer público el diseño de las cuentas de la administración autonómica para 2024, con lo que se pueden establecer comparaciones. 

Sin salir del ámbito cultural, el Patronato de la Alhambra, que gestiona uno de los mayores iconos monumentales del mundo con unas tareas de conservación, promoción y divulgación de enorme calado, tiene fijado en el presupuesto del año que viene 39,6 millones de euros. Es decir, los Grammys costarían más de la mitad de lo que cuesta mantener en pie el legado de siglos y que sirve de reclamo para la visita cada año de 2,4millones de turistas de todo el mundo.

Otra cifra: la Agencia Andaluz de Instituciones Culturales, es decir, el brazo ejecutor de las políticas culturales en todo el territorio de la Junta tiene un presupuesto global de 35,1 millones de euros, con los que debe atender las necesidades de la industria cultural en materia de cine, música, artes escénicas y también actividades vinculadas con el fomento del libro en las ocho provincias.

Con el presupuesto 2024 en la mano, se podrían establecer comparaciones hasta el infinito pero sirvan tan sólo estos dos apuntes como espejo.

En este punto cabe hacerse una pregunta: ¿quién gana en esta operación?, ¿quién quizás no pierda pero, desde luego, no gane nada aquí?

Según los datos de la SGAE, Andalucía es la tercera comunidad autónoma en volumen de ingresos para el sector y la segunda en asistencia a conciertos de pago, solo por detrás de Madrid y con hasta un 18,5% del público nacional.

Son datos relevantes que ilustran el apego del público andaluz por los espectáculos en vivo a lo largo del año a través de eventos, de distinto alcance pero que ni mucho menos tienen la dimensión de los Latin Grammys, sino que tienen que ver con todas esas actividades musicales, conciertos en pequeñas y medianas salas de iniciativas artísticas que impulsan, tantas veces, promotores a los que con frecuencia les cuesta llegar a los titulares pero que atesoran la fidelidad de su público. 

Hablamos de los autónomos y las micropymes de la cultura regional que comprometen su patrimonio en pos de una cultura cuyo eco es más íntimo, más doméstico pero no menor. 

En este sentido, la lectura de la industria cultural y música a nivel local podría resumirse en la siguiente reflexión que realiza expone una fuente de la empresa musical que prefiere mantener el anonimato: “Esto es un gran evento que sucede en Sevilla pero desde el punto de vista del sector de la industria de la cultura y la música local va a pasar de largo completamente, no deja huella alguna”,. 

"El Monkey Week, que se celebra dos semanas después, tiene más retorno en las relaciones entre los grupos, los programadores y el público que a la larga crea riqueza, industria y trabaja por una ciudadanía que sepa valorar el hecho cultural que lo que se vaya a hacer aquí, donde al final siempre ganan los mismos”, continúa esta voz autorizada. 

Esos mismos que siempre ganan serían, desde la óptica de la industria de la música, los grandes majors —Universal, Warner y Sony Music— que están detrás de las discografías de Rosalía, Raw Alejandro, Bad Bunny, auténticos hacedores de dinero, o todos esos iconos actuales de la música latina que desfilarán el próximo 16 de noviembre por el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla y que podrán ver espectadores de todo el mundo a través de la señal de Televisión Española, que ha asumido la retransmisión y producción de este evento histórico en conjunción con Televisa Univision. 

La Academia de Música latina calcula que la Semana de los Latin Grammys atraerá a Andalucía a unas 12.000 personas gracias a la repercusión mediática que genera en todo el ámbito musical

Es innegable que la gala, presentada por Sebastián Yatra, la sevillana Paz Vega, Danna Paola y Roselyn Sánchez, está llamada a ser uno de los espectáculos con más audiencia de cuantos hay en el calendario global, como la Superbowl o como la entrega de los Oscar.

Y a esto es a lo que se aferra la Junta de Andalucía para defender una inversión en un contexto en el que, por ejemplo, los principales sindicatos y partidos de la oposición han salido a la calle a clamar contra los recortes y a favor de una sanidad pública de calidad colapsada en su atención primaria.

Según datos que maneja la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de Andalucía, la Academia de Música latina calcula que la Semana de los Latin Grammys, a partir del 12 de noviembre atraerá a Andalucía a unas 12.000 personas gracias a la repercusión mediática que genera en todo el ámbito musical. 

Hay más cifras que dimensionan, desde esta óptica, esta costosísima apuesta desde el erario público: los acontecimientos alrededor de la celebración de los Latin Grammys en Andalucía superarán los 5.500 millones de impactos a nivel mundial que permitirán que la marca turística del destino llegue a más de 100 millones de personas. 

En un comunicado lanzado este sábado, el consejero de Turismo, Cultura y Deporte andaluz, Arturo Bernal, ha subrayado que el objetivo es “obtener el máximo rendimiento” de este acontecimiento para “llevar el encanto de Andalucía a todos los rincones del planeta y posicionarnos como un destino global en ascenso”.

El consejero Bernal, experto en materia turística, sabe bien de lo que habla. El conjunto de acciones que entran bajo el paraguas de los Latin Grammys se enmarca en la estrategia de la Consejería por, y se lee literalmente en el comunicado, “ampliar la captación de viajeros de emisores de largo radio”. Algunos datos que maneja la Consejería son que los mercados no europeos generaron entre los meses de enero y agosto de este año cerca de 3,3 millones de pernoctaciones en hoteles andaluces; los viajeros de Canadá sumaron 259.346 pernoctaciones, los de Argentina 126.548, los de Brasil 125.118 y los de México 94.599.

Es decir, el mercado americano y más allá está en el objetivo de la estrategia de atracción turística de Andalucía y no sorprende, por tanto, que la recién estrenada campaña Andalusian Crush, con el icónico Peter Hayden Dinklage, Tyrion Lannister en Juego de Tronos, como protagonista.

Es el mismo argumento que se defiende desde el Ayuntamiento de Sevilla. En unas declaraciones realizadas a finales de septiembre, el alcalde de la capital andaluza, el popular José Luis Sanz, confirmó las previsiones que manejaba desde agosto la Asociación de Hoteleros de Sevilla. "No queda ni una plaza de hotel libre (…), estamos "desbordados". 

Con los hoteles, todo ese amplísimo sector hostelero de la ciudad que poco a poco muta desde los antiguas tascas y bares con sabor a historia a los actuales gastrobares y sus tendencias, cuya desaparición testimonia la prensa local.

No en vano, recordemos, la coincidencia en fechas fue el primer argumento dado este verano por el Consistorio hispalense para anunciar primero la cancelación del Festival de Cine Europeo, en su vigésimo aniversario. Una cita, marcada en rojo para la industria cinematográfica nacional y la cinefilia europea, salvada in extremis gracias a la presión del sector con un retraso en su celebración (a finales de este mes) y un redimensionamiento a la baja en sus días de desarrollo y en su ambición programática. 

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Hay literatura académica de sobra que sostiene el eje que vertebra la imagen internacional de la promoción turística con el impacto económico en los territorios. 

Pero también hay estudios de sobra que sostienen que, sin freno, este binomio contribuye al deterioro de nuestras ciudades por la gentrificación, turistificación y demás términos en boga sobre la que llevan años dando la voz de alerta todas esas plataformas que buscan no acabar de plano con el turismo, que en Andalucía representa más del 13% de su PIB, pero sí estudiar a fondo sus efectos y anteponer respuestas para que la singularidad por la que nos visitan viajeros de todo el mundo sea un bien permanente y no mero un mero escenario intercambiable con cualquier otra capital europea.

Mientras, con permiso de la multinominada Shakira, el estribillo que nos quedará cantar sería “las ciudades sí que lloran, la industria factura”.

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