MERCADO LABORAL

Trabajo se desentiende de la propuesta de 'mochila austriaca' enviada por el Gobierno a Bruselas

La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, con los líderes de CCOO, Unai Sordo, y UGT, Pepe Álvarez.

Una medida que el Gobierno incluyó el pasado 30 de abril en el Programa Nacional de Reformas se ha convertido ahora en un elemento más de confrontación entre el PSOE y Unidas Podemos. Con una particularidad en este caso: que dentro del Gobierno, Trabajo y Economía mantienen posturas diferentes. Mientras el primero intenta desmarcarse de la iniciativa, el segundo la defiende como iniciativa del Ejecutivo. En Unidas Podemos no se creen esas discrepancias y creen que todo obedece a la intención del PSOE de pactar con la derecha tras las elecciones del 10N.

En aquel documento, se incluye un apartado referido al mercado de trabajo donde el Ejecutivo se compromete a elaborar un nuevo Estatuto de Trabajadores, reducir a tres los tipos de contratos e implantar un sistema conocido como mochila austriaca, que sustituirá al actual de indemnizaciones por despido. Se trata de un sistema implantado en Austria en 2003, que se basa en cuentas individuales alimentadas con un porcentaje de la cotización que empresas y trabajadores pagan cada mes de sus nóminas. Las cantidades acumuladas las puede cobrar el trabajador cuando lo despiden, dedicarlas a su formación o recuperarlas una vez jubilados. Mientras, esas cantidades se invierten en los mercados de capitales y la rentabilidad obtenida también la cobra el trabajador cuando hace uso de su cuenta. Si cambia de trabajo, sigue acumulando cotizaciones en su cuenta, no pierde la mochila, como si ocurre con la antigüedad al ser contratado por una nueva empresa.

La mochila austriaca ya estaba en la Agenda del Cambio, presentada en febrero de este año por el Gobierno y que constituye su “hoja de ruta” económica. En el Programa Nacional de Reformas se reiteraba la propuesta de la mochila, que debería abordarse en el marco del Diálogo Social, es decir, en las negociaciones con la patronal y los sindicatos, “para que su diseño y aprobación cuente con los mayores consensos posibles”, dice el texto. Además, el Ejecutivo pide ayuda a un programa de la Unión Europea –Structural Reform Support Programme– para elaborar un estudio sobre este modelo. Según ha explicado un portavoz del Ministerio de Economía a infoLibre, la Comisión Europea ha encargado ese informe a la OCDE.

Economía sí, Trabajo no

El caso es que, preguntado por este periódico, el Ministerio de Trabajo responde que la mochila austriaca “sólo fue en su momento un documento del Ministerio de Economía, pero no está en el programa ni se ha planteado en el Diálogo Social”. “Ni se ha abordado ni se trabaja en ello en estos momentos”, reiteran fuentes del departamento que dirige Magdalena Valerio.

UGT y CCOO coinciden en que, en efecto, el “sistema de cuentas individuales de capitalización para la movilidad”, tal y como lo denomina el Gobierno, no ha sido propuesto en las cinco mesas de negociación que se abrieron con el Ministerio de Trabajo en julio de 2018 y que apenas se han reunido desde entonces. El pasado enero, aseguran ambos sindicatos, fueron las últimas citas.

Es más, en la reunión que los secretarios generales de UGT, Pepe Álvarez, y CCOO, Unai Sordo, mantuvieron el pasado miércoles con la ministra Valerio, ésta reiteró su compromiso de derogar los aspectos más lesivos de la reforma laboral, así como la reforma de las pensiones de 2013, según indica el responsable de Política Sindical ugetista Gonzalo Pino.

Sin embargo, el Ministerio de Economía precisa que “el compendio de reformas” incluidas en el programa enviado a Bruselas fue “consensuado con todos los ministerios implicados”. Aunque el documento lo coordina el ministerio de Nadia Calviño, añade su portavoz, las iniciativas las debaten de forma conjunta todos los ministerios del área económica. También precisa que la propuesta sobre la mochila austriaca se encuentra aún en una fase “absolutamente preliminar”.

Unidas Podemos: quieren pactar con PP y Cs

“Es un documento del Gobierno de España”, contrapone por su parte el diputado de Unidas Podemos Rafael Mayoral, que denunció en Twitter el doble discurso –“una cosa es lo que dice y otra lo que pone el documento”– del PSOE . El Ejecutivo “no está compuesto de compartimentos estancos", argumenta, “esto no lo hace Economía a espaldas de Trabajo”. Por el contrario, cree que la supuesta discrepancia entre ministerios no revela más que “la ocultación de las verdaderas intenciones del PSOE”: según sostiene, hacer “un guiño al poder económico”, a la CEOE, ahora que parece dispuesto a pactar todo con el PP y con Ciudadanos”.

Unidas Podemos rechaza la mochila austriaca porque supone una “quiebra del concepto de Derecho Laboral” tal y como se entiende en España. “Primero han rebajado la cuantía de las indemnizaciones por despido y ahora es el trabajador el que se las paga”, resume Mayoral en declaraciones a este periódico. El diputado de la formación morada también critica el sistema de cuentas de capitalización porque pone ese dinero en manos de las entidades financieras que las gestionarán. Lo que a su vez, denuncia, abre una puerta a la capitalización de las pensiones, al modo del sistema sueco, por ejemplo, también muy denostado por los sindicatos y por los partidos de izquierda.

No convence ni a los sindicatos ni a la patronal

“Mal empezamos si lo han enviado a Bruselas antes que ponerlo encima de la mesa del Diálogo Social”, lamenta por su parte la secretaria de Empleo de CCOO, Lola Santillana, quien también se opone al nuevo modelo de indemnizaciones por despido. A su juicio, se trata más bien de una iniciativa de Nadia Calviño.

“No aporta nada”, mantiene además Gonzalo Pino. El problema en España no son las indemnizaciones, argumenta, sino la precariedad y la temporalidad, por lo que considera un “error” afrontar ambas desde esa perspectiva. Según un informe sobre la mochila austriaca elaborado por UGT, el nuevo sistema aumentará los costes laborales porque exige subir las cotizaciones sociales y castiga a las empresas que no despiden, premiando a las que despiden mucho –las cotizaciones deben pagarlas todas las empresas, por lo que diluye los gastos de despido–. Además, tampoco garantiza una mejoría de las pensiones: por lo general, el trabajador tiende a utilizar el dinero acumulado en su mochila cuando se queda en el paro, por lo que la cantidad con la que llega a la jubilación suele ser muy pequeña.

Finalmente, tampoco la CEOE cree en el cambio propuesto por el Gobierno. “Haría falta una etapa de transición muy dilatada para implantar el nuevo sistema y prescindir de las actuales indemnizaciones”, critican fuentes de la patronal a infoLibre, que recelan de su “alto coste”. “No sólo es difícil de poner en marcha, sino que además no se explica de dónde va a salir el dinero”, abundan. Los empresarios no quieren ser los que llenen las mochilas de los trabajadores. Cuando Fátima Báñez resucitó la idea, la CEOE respondió que debía ser el Estado el que las nutriera.

Un país con un paro del 4,5%

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La iniciativa no es nueva, fue propuesta por primera vez en 2009. Un grupo de expertos estudió su adaptación en España, pero la desechó en un informe de 2011 por su elevado coste. Según sus cálculos, exigiría unos recursos de casi tres puntos de cotización a la Seguridad Social, equivalentes al 1,5% de la remuneración total de los asalariados y a cerca del 1% del PIB nominal. Resurgió después durante la etapa en el Ministerio de Empleo de Fátima Báñez. Pero no llegó ni a la mesa de negociación. Ni la patronal ni los sindicatos la recibieron con un mínimo de entusiasmo. Más tarde, Ciudadanos la adoptó como parte de su programa laboral en forma de anexo a su contrato único y el PP la incluyó en el programa para las últimas elecciones.

En Austria el cambio del sistema se tradujo en una rebaja de las indemnizaciones por despido de los trabajadores con contrato indefinido –que hasta entonces percibían entre 15 y 20 días por año–, mientras que empezaron a cobrar una compensación todos los que hasta ese momento no tenían derecho a ella, que eran el 88% de los asalariados: sólo eran indemnizados al ser despedidos los trabajadores que tuvieran más de tres años de antigüedad o estuvieran contratados en empresas de más de cinco empleados. El paro en Austria es del 4,5%, una tasa que llegó a su máximo en 2016, con un 6%, y a su mínimo del siglo en 2000 con sólo un 3,9%, según Eurostat. Su tasa de temporalidad es del 9,1%. Muy lejos, por tanto, de las cifras españolas: una tasa de paro del 13,9%, de acuerdo con la última Encuesta de Población Activa (EPA), y un 26,6% de trabajadores temporales.

La cuenta de cada trabajador se nutre en Austria de una cotización del 1,53% del salario bruto que hace la empresa. Las cantidades acumuladas en cada cuenta son gestionadas por las entidades financieras autorizadas por el Gobierno, que están obligadas a garantizar el capital aportado e incluso una rentabilidad mínima.

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