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Bromas vigiladas: cuando la Alemania capitalista 'espiaba' los chistes que hacía la Alemania comunista

Una parte del Muro de Berlín en la exposición ‘El Muro de Berlín. Un mundo dividido’, a 11 de noviembre de 2023.

Mientras siga habiendo ciudadanos alemanes con recuerdos sobre lo que fue la RDA, autores como el periodista Hans-Wilhelm Saure y el historiador Hans-Hermann Hertle van a estar de enhorabuena. 

Hace ya tiempo, a ellos se les ocurrió, con motivo de los 25 años de la caída del muro de Berlín, publicar un libro recopilatorio de los chistes que se contaban en el régimen comunista alemán. Desde entonces, su volumen no ha parado de venderse. Es más, este año ha vuelto a ser publicado por una gran editorial —y ya van tres que han publicado el libro en casi una década— con el objetivo de hacer reír, y algo más.

Porque en el libro de estos dos autores, que estas fechas navideñas luce en las librerías gracias a Penguin Random House, son “chistes de la RDA sacados de los archivos secretos del Servicio Federal de Inteligencia Extranjera del Gobierno alemán” (BND, por sus siglas alemanas. Ausgelacht: DDR-Witze aus den Geheimakten des BND. Kein Witz! Gab's wirklich!, es el título del libro de Saure y Hermann. Es decir, “Risas: Chistes de la RDA sacados de los archivos secretos del BND. ¡Sin bromas! Existían de verdad”.

“Nunca habría pensado que este libro tendría tanto éxito durante tantos años y que ahora sería publicado por una tercera editorial en una versión actualizada”, dice Saure a InfoLibre. De entrada, “el hecho de que el servicio alemán de inteligencia exterior recopilara chistes de forma conspirativa suena a chiste en sí mismo”, comenta el coautor del exitoso volumen de chistes.

También hay que saber que, en Alemania, cada cierto tiempo aparece un libro de estas características. En Alemania, el humor parece no tener límites temporales. Bien lo sabe, por ejemplo, el historiador Ilko-Sascha Kowalczuk, probablemente uno de los más prolíficos autores y estudiosos de la dictadura que controló el este alemán durante cuatro décadas.

“Ya en la RDA se publicaron, por ejemplo, libros sobre los chistes del fascismo”, señala Kowalczuk a InfoLibre. Él alude, entre otros, a libros como el que firmara Ralph Wiener bajo el título Al das Lachen tödlich war, (Greifenverlag zu Rudolstadt, 1988) o “Cuando reír era mortal”. “Los chistes de la RDA tienen una estructura como la de los chistes de tiempos del Imperio alemán, y también como los de del tiempo de los nazis”, señala este historiador. 

¿Qué tiene ocho dientes y 52 piernas? El buró político del Partido Socialista Unificado

Ciertamente, hay bromas con una estructura universal. Por ejemplo, esa según la cual Eric Honecker, el presiente de la RDA, se acerca a un gran grupo de personas que forman una larga cola frente a un edificio. Él se pone también a la cola, sin saber qué pasa en el otro extremo. Entonces, la cola se deshace rápidamente. Y Honecker pregunta a la persona que tenía delante:

—¿Puedes decirme, camarada, por qué la gente hacía cola aquí?

—Claro. La gente estaba aquí para entregar sus papeles para los permisos de salida del país.

—¿Y por qué se han ido todos de golpe?

—Porque si tú entregas tus papeles para irte, entonces nosotros nos podemos quedar aquí.

Esta broma, recogida también en el libro de Saure y Hertle, puede funcionar con cualquier político, incluidos mandatarios actuales que están encontrando resistencia de la población, como ocurre, por ejemplo, con Alí Jamenei, segundo Líder Supremo de la República Islámica de Irán. 

Otra broma que alude a la avanzada edad de los líderes políticos de la RDA también podría aplicarse de modo a cualquier avejentado liderazgo. A saber: 

—¿Qué tiene ochenta dientes y cuatro piernas? Un cocodrilo.

—¿Qué tiene ocho dientes y 52 piernas? El buró político del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED).

Un chiste más centrado en la biografía personal de Honecker a su relación con Mijaíl Gorbachov, líder de la Unión Soviética. A ambos se les vio besándose en más de una ocasión. Era la forma en la que saludaban. Aquello se le llamaba “fraternal beso socialista”. Según el chiste: “Erich Honecker se ha divorciado... ¿El motivo? Gorbachov besa mejor que Margot, su mujer.

¿Un termómetro de lo que pensaba la sociedad comunista alemana?

Lo realmente particular del volumen que firman Saure y Hertle es que entre sus bromas las hay que figuraban en los archivos del BND. Saure y Hertle sostienen que el espionaje de la Alemania Occidental a los chistes que se contaban al otro lado del muro tenía que ver con la posibilidad de hacerse con una idea de cómo estaba el pueblo alemán del este.

“El BND recopila los chistes para hacerse una idea del estado de ánimo de la población”, explica Saure. “Aunque los habitantes de la RDA siempre se burlaban de la situación de la RDA, los chistes sobre la pérdida de poder de los peces gordos de la RDA y sobre un derrocamiento no aparecieron hasta 1989, por lo que el BND también pudo deducir de los chistes hablaban de un empeoramiento de la situación en la RDA”, abunda Saure.

El poder liberador de los chistes contra los poderosos es algo que ponen fuera de toda duda los autores del libro. Con él coincide Kowalczuk. En dictaduras, “las bromas sirven como válvula de escape”, recuerda este historiador. 

Por eso, todavía hoy, “los libros sobre bromas funcionan bien porque mucha gente puede verse identificada en ellos, dado que contienen la oposición de cualquier ciudadano medio al régimen pese a que son personas que no saben realmente cómo desafiar al régimen”, según Kowalczuk. “Hay, de hecho, en dictaduras, mucha gente que participa de lo que implica la dictadura, pero sabiendo que el régimen se fundamenta en una farsa. Para este tipo de personas es para la que los chistes sirven de válvula de escape”, abunda.

Kohl, informado dos veces al año sobre los chistes de la RDA

Sobre la existencia de esos chistes –o válvulas de escape– que caricaturizaba a los líderes de la RDA era informado el mismísimo Helmut Kohl, canciller de la Alemania Occidental, país que según Saure y Hertle se había puesto a espiar las ingeniosas bromas de los ciudadanos de la dictadura comunista germana. Según Saure, “dos veces al año se entregaban la colección de chistes a la Cancillería Federal” para su inspección.

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Según ha planteado el historiador y prestigiosa firma del diario Die Welt, Sven-Felix Kellerhoff, el BND sabía que “esas bromas tenían poder desestabilizador”. “Esos chistes se consideraban una añadido a lo que ya se había concluido sobre el socialismo realmente existente” sobre el suelo alemán, según Kellerhoff. 

Kowalczuk, tiene, por su parte, una visión más matizada. En realidad, aunque existiera un dosier con chistes contados en la RDA en manos de la BND, “los servicios de inteligencia no se interesan por los chistes, que es algo de conocimiento público, algo que conoce todo el mundo y que, por eso mismo, no tienen valor operativo”. “A la BND le interesan otro tipo de procesos”, apunta este historiador. 

Él se plantea la posibilidad de que esos chistes recogidos por la BND fueran resultado de la “iniciativa coleccionista de un trabajador de los servicios de inteligencia que actuaba por su cuenta”. También se ha planteado que era la BND la que creaba los chistes, algo que las autoridades han desmentido. O que funcionarios del SED habían inventado esos chistes. En todo esto, lo único cierto al cien por cien es que las bromas de la RDA se siguen vendiendo bien en las librerías alemanas.

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