La edad sube de 62 a 64 años y no se tocará el período de cotización: así es la reforma de las pensiones que ultima Francia

La primera ministra de Francia, Elisabeth Borne.

Dan Israel (Mediapart)

Últimos preliminares, primeros anuncios. El espinoso asunto de la reforma de las pensiones podría estar en el punto de mira del Gobierno francés durante al menos el primer trimestre de 2023. Por ello, la primera ministra, Élisabeth Borne, se está asegurando de hacerlo todo bien antes de lanzarse a la piscina con el anuncio oficial de las líneas de la reforma, que se hará el 10 de enero, con cuatro semanas de retraso sobre la fecha inicialmente prevista.

Entre el martes y el miércoles, la jefa del Gobierno recibió a todos los dirigentes de las organizaciones sindicales y patronales, empezando por Laurent Berger, secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT). Fueron las reuniones finales para aclarar ciertos detalles de la próxima reforma y mostrar su preocupación por el diálogo social, pero desde luego no para cambiar de rumbo: la reforma retrasará la edad legal de jubilación, antes de la cual no es posible cobrar una pensión. 

Emmanuel Macron volvió a decirlo durante su felicitación de Año Nuevo: "Este año será el de la reforma de las pensiones". Y por fin se sabe algo más del calendario oficial. Este martes por la mañana en France Info, Borne indicó que tras su presentación oficial el próximo día 10, el texto será examinado por el Consejo de Ministros el día 23, y después debatido en la Asamblea Nacional a principios de febrero. El objetivo sigue siendo "la entrada en vigor a finales de este verano".

La primera ministra también empezó a revelar las decisiones del Ejecutivo. "No pasaremos de los 43 años de cotización previstos en la reforma Touraine para tener una pensión completa", anunció, insistiendo en que "nadie tendrá que trabajar 47 o 48 años". También repitió, como lleva haciendo varias semanas, que el aplazamiento de la edad legal a los 65 años, defendido por Emmanuel Macron durante la campaña presidencial, "no es un tótem": "Hay otras soluciones que también pueden permitirnos alcanzar nuestro objetivo de equilibrar el sistema de pensiones de aquí a 2030."

Con estos detalles, es posible entender el plan que probablemente tiene en mente: retrasar la edad legal de jubilación a los 64 años, aumentando al mismo tiempo el tiempo de cotización necesario para alcanzar el "tipo máximo" antes de lo previsto. Ya existe un mecanismo similar: el tiempo de cotización se incrementa en una cuarta parte cada tres años, como estipulaba la reforma de 2014 Marisol Touraine, ministra de François Hollande.

Hasta ahora estaba previsto que quienes se jubilaran en 2035 tuvieran que haber cotizado 43 años. Por tanto, este hito debería alcanzarse antes y afectar a más personas.

En octubre, el presidente Macron había dicho que la edad legal de jubilación se reduciría "cuatro meses al año". "En 2025 será de 63, en 2028 de 64 y en 2031 de 65".

Por consiguiente, parece que el Ejecutivo eliminará ese último límite de los 65 años, pero no cambia mucho la situación: como señaló el economista Michaël Zemmour en nuestro programa a finales de diciembre, este plazo se habría alcanzado de todos modos tras el final del segundo mandato de cinco años de Emmanuel Macron, y el próximo presidente podría haber detenido el proceso. Para entonces, de todas formas, ya se habrán conseguido ahorros presupuestarios muy importantes entre 2025 y 2027.

Ese cambio en el objetivo final de la reforma, de 65 a 64 años, no parece que vaya a mitigar la oposición unánime de los sindicatos, al menos de momento. Los representantes de los trabajadores muestran un frente unido, por primera vez desde 2010, cuando la reforma de las pensiones de Nicolas Sarkozy elevó la edad legal de 60 a 62 años.

La CFDT en pie de guerra

Toda Francia está a la espera de conocer los detalles exactos de los anuncios del día 10, pero no hay suspense alguno: a renglón seguido se organizará una reunión intersindical y se anunciará una primera manifestación, probablemente en la semana del 16 de enero. Los sindicatos CGT, FO y CFE-CGC no ocultan su deseo de plantarle cara y, como viene repitiéndose desde finales de otoño, la CFDT también estará ahí.

"Si el 10 de enero se anuncia un aplazamiento de la edad legal a 65 o 64 años, la CFDT, al igual que los demás sindicatos, llamará a los trabajadores a movilizarse contra esta medida", confirmó Laurent Berger este martes en La Dépêche. "Valentía no es seguir al Gobierno cuando se equivoca, valentía es ser fiel a las propias convicciones y, por tanto, en este caso concreto, llamar a los trabajadores a la movilización", insistió.

Los dirigentes del sindicato han aparecido en los medios de comunicación en las últimas horas para insistir en este mensaje. "Si hay un problema con las finanzas públicas, no corresponde al sistema de pensiones resolverlo. La situación del sistema no justifica las brutales medidas previstas", declaró a Les Échos el responsable de las negociaciones en la CFDT, Yvan Ricordeau.

Si el Ejecutivo esperaba contar, si no con la aprobación, al menos con la neutralidad del único sindicato que podría apoyarlo, está perdiendo el tiempo. Es cierto que Laurent Berger está en manos de sus afiliados, que en junio, en el congreso confederal, impusieron una línea dura en materia de pensiones. ¿Podría cambiar su postura? Este es el temor de algunos miembros de la intersindical, que adelantan que, si se presentan suficientes compensaciones, la CFDT puede mostrarse repentinamente menos combativa.

Élisabeth Borne es consciente del delicado equilibrio que debe buscar. En France Info, adoptó una posición similar a la de la CFDT sobre el empleo de los trabajadores de más edad: "No puedo estar de acuerdo con las empresas, a menudo grandes empresas, que hacen que los trabajadores de más edad se vayan [...] con la idea de que puedan estar tres años cobrando el paro antes de jubilarse", dijo.

Pero por el momento, contrariamente a las expectativas de la organización de Laurent Berger, no está prevista ninguna medida vinculante que obligue a las empresas a contratar a más trabajadores mayores de 50 años.

El resto de la partida se jugará en torno a las medidas para compensar la penosidad en el puesto de trabajo, así como a los detalles precisos del sistema que permita a quienes empezaron a trabajar antes de los 20 años dejarlo también antes, y en torno a los mecanismos para garantizar una pensión mínima a un nivel superior al actual. Todos estos temas estarán sobre la mesa entre los interlocutores sociales y la primera ministra en las próximas horas.

 

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Traducción de Miguel López

 

 

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