Los líderes europeos no saben cómo recordarle a Trump que existen

Después de una semana de ser maltratados por Estados Unidos, el encuentro debía ser el de la reacción europea. Fue organizado con urgencia por Emmanuel Macron, y su celebración no fue confirmada por el Elíseo hasta la tarde del día anterior. El 17 de febrero se reunieron en París ocho jefes de Estado y de Gobierno para tratar de mostrar una imagen de unidad tras los ataques sin precedentes de la administración Trump.
En declaraciones desde Múnich el viernes 14 de febrero, el vicepresidente americano, J. D. Vance, había dicho que la mayor “amenaza” para Europa no era “ni Rusia, ni China, ni ningún otro actor externo”, sino la “amenaza interior” , denunciando, en un totum revolutum, un “retroceso de la libertad de expresión”, supuestos atentados contra la “libertad de conciencia” o la presencia de “millones de inmigrantes no controlados” en el continente.
Este discurso, de una violencia sin precedentes hacia Estados teóricamente aliados de Estados Unidos, se produjo después de otras declaraciones de Washington que insinuaban que Donald Trump deseaba iniciar negociaciones para un alto el fuego en Ucrania sin los europeos, o incluso sin Ucrania. Tras una larga y cordial conversación telefónica, Putin y Trump anunciaron el miércoles 12 de febrero que iban a “iniciar inmediatamente las negociaciones”.
Además de mostrar un frente unido ante este torrente de declaraciones impactantes, las capitales europeas implicadas tenían que identificar qué podían ofrecer para ganarse un puesto en esa mesa de negociaciones, es decir, medios financieros, militares o humanos para garantizar un posible alto el fuego.
Por el momento, el resultado es bastante escaso. Los líderes de Francia, Alemania, Reino Unido, Polonia, Italia, Países Bajos, Dinamarca, España, así como del Consejo Europeo, la Comisión Europea y la OTAN, consiguieron ciertamente reorganizar sus respectivas agendas para reunirse durante cuatro horas en una mesa redonda en el Elíseo.
Pero eso es prácticamente todo lo que se puede decir sobre esta reunión. Todo un símbolo de las dificultades para formar un bloque, la reunión no dio lugar a ninguna foto de grupo, ninguna declaración final común ni a ninguna declaración oficial conjunta ante la prensa. Ni siquiera el Elíseo, que rara vez escatima en comunicados que recuerdan el activismo diplomático de Macron, ha dicho nada sobre el contenido de la reunión.
Algunos observadores esperaban una posible declaración sobre el envío de tropas europeas para mantener un posible alto el fuego en Ucrania, una vez negociado. El domingo 16 de febrero, el primer ministro británico, Keir Starmer, había intentado iniciar el movimiento al anunciar que su país estaba “listo” para enviar tropas en misión de mantenimiento de la paz en Ucrania. Macron estaría a favor y Suecia también. Lo ha dejado claro su ministra de Asuntos Exteriores, Maria Malmer Stenberg, que no “lo excluye”.
Pero ahí se acaba el ímpetu: Alemania y España indicaron claramente que es “demasiado pronto” para pensar en esta posibilidad. El canciller alemán Olaf Scholz, que además se encuentra en plena campaña electoral, se mostró bastante enfadado cuando se le planteó la cuestión el lunes 17 por la noche, al considerar el tema “inapropiado” porque eso sería “hablar a espaldas de Ucrania”.
La única nueva vía de trabajo mencionada públicamente se refiere a la financiación de los gastos militares europeos, un tema recurrente de tensión con Trump, quien considera que los europeos no gastan lo suficiente en defensa y prefieren apoyarse en su aliado americano. Olaf Scholz ha mencionado la posibilidad de hacer una excepción a la regla europea del 3 % de déficit para financiar los gastos de los Estados que dediquen más del 2 % de su presupuesto a sus ejércitos, una opción planteada hace unos días por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recibida inicialmente con frialdad por varios Estados miembros.
Disonancias en la administración Trump
En los últimos días, la administración americana envió un cuestionario a las capitales europeas pidiendo a cada una que especifique qué equipo militar, cuántos soldados y qué dispositivos de seguridad están dispuestas a proporcionar a Ucrania en el marco de un posible acuerdo de paz. Una forma de evaluar “el precio que Europa está dispuesta a pagar a cambio de su inclusión en las negociaciones con Moscú”, según el diario económico Financial Times, que reveló ese documento.
Pero la administración americana parece pedir a sus aliados europeos más precisión de la que se impone a sí misma. Por el momento, nadie ha visto el “plan de paz” que Washington tenía previsto revelar con motivo de la cumbre de Múnich, los días 13 y 14 de febrero. Es más, la comunicación de Trump y su gobierno ha virado a menudo, en los últimos días, hacia la disonancia.
El presidente de Estados Unidos omitió mencionar a su enviado especial para Ucrania, Keith Kellogg, entre las personas a las que ha encargado oficialmente las negociaciones para poner fin a la guerra. Su secretario de Defensa, Pete Hegseth, aseguró que nada de que Ucrania entre en la OTAN, pero un día después declaró que “todo estaba sobre la mesa”. Su enviado especial Keith Kellogg consideró que no era “razonable [ni] factible” que los europeos participaran en las negociaciones, mientras su secretario de Estado, Marco Rubio, aseguraba, por el contrario, que Ucrania y los Estados europeos “deberían estar involucrados”.
Negociaciones entre Washington y Moscú en Arabia Saudí
Último acto de este gran disparate: el presidente de Estados Unidos anunció que Ucrania participaría en conversaciones con Rusia en Arabia Saudí, aunque no ha invitado a ningún representante de este país.
Este martes 18 de febrero se celebró en Riad una reunión entre altos funcionarios estadounidenses y rusos para hablar del fin de la guerra en Ucrania, la primera desde la invasión a gran escala lanzada por Moscú en febrero de 2022. “Desde el comienzo de la guerra, Riad ha intentado mediar entre Moscú y Kiev, especialmente para la liberación recíproca de prisioneros”, recuerda Fatiha Dazi-Héni, especialista en el Golfo Arábigo y profesora de ciencias políticas en Lille. “Arabia Saudí tiene muy buenas relaciones con Putin y relaciones cordiales con Zelensky”.
La delegación americana incluía al secretario de Estado, Marco Rubio, y al asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Mike Waltz; la delegación rusa estaba encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, según anunció el Kremlin. Esta reunión debería allanar el camino para un encuentro directo entre Donald Trump y Vladimir Putin.
Pero se ha celebrado sin los ucranianos a pesar de que Trump había asegurado ante las cámaras de televisión el domingo 16 de febrero que el presidente Zelensky “participaría” en esas conversaciones. En realidad, este último no fue invitado ni siquiera avisado de la reunión.
Caja negra
Termina la reunión en Riad: EEUU y Rusia acuerdan normalizar relaciones y poner fin a la guerra en Ucrania
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Las declaraciones de Fatiha Dazi-Héni fueron recogidas por Gwenaëlle Lenoir.
Traducción de Miguel López