Crisis en la eurozona

Tsipras multiplica las concesiones a Bruselas

Tsipras multiplica las concesiones en Bruselas

Alexis Tsipras ha hecho llegar sus compromisos económicos y reformas a los acreedores para obtener, de aquí al domingo, un nuevo plan de ayuda. El jefe del Ejecutivo griego multiplica las concesiones, bajo la amenaza del grexit, pero también con la esperanza de conseguir a cambio nuevos adelantos en el frente de la deuda. El Parlamento griego se pronunció el viernes sobre este “memorándum”, horas antes de una reunión decisiva del Eurogrupo.

Es el documento sobre el que van a jugarse en las próximas 48 horas en Bruselas buena parte del futuro de Grecia, dentro o fuera de la zona euro. Atenas hizo llegar el jueves por la tarde, en la fecha prevista en la que Tsipras se comprometió al principio de la semana, la lista de “acciones prioritarias”. A cambio, Grecia espera obtener un megapréstamo para tres años (hasta 2018), cifrado en 53.500 millones de euros, para evitar la salida de la zona euro. Pero también compromisos de los acreedores para alargar, de una u otra forma, el pago de su deuda.

Las concesiones realizadas por Alexis Tsipras, bien acogidas por algunos dirigentes como François Hollande, después de las presiones de Estados Unidos al comienzo de la semana, hicieron pensar el viernes a mediodía que un acuerdo era todavía posible antes del domingo. Se trata de un tercer plan de ayuda a Grecia desde el comienzo de la crisis en 2010. Pero todavía no se ha decidido nada y las ratificaciones de los parlamentos nacionales, en caso de un acuerdo, se prevén muy complicadas. 

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El documento contiene un conjunto de medidas de austeridad todavía más duras que las que se discutían hasta hoy. Conllevan 13.000 millones de euros de ahorro presupuestario. Recordemos que el programa que fue discutido estas últimas semanas cifraba este ahorro en 8.500 millones, mientras que las últimas medidas demandadas, a finales de 2014, al Gobierno de Samaras antes de que cayera, no sobrepasaban los 1.000 millones.

Pero el documento está acompañado, al mismo tiempo, de nuevos préstamos que deberían cubrir las necesidades financieras del país durante tres años. Lleva igualmente un presupuesto de desarrollo de 35.000 millonesdesarrollo de euros. Pero este importe corresponde en realidad a los fondos estructurales europeos previstos para Grecia entre 2014 y 2020 (el falso plan de recuperación para Grecia presentado hace algunas semanas por Jean Claude Juncker, que consistía en desbloquear rápidamente los fondos ya concedidos).

En el nuevo plan –que todavía no es definitivo ya que aún tiene que ser validado a nivel del Eurogrupo y de varios parlamentos nacionales–, la mayor parte de líneas rojas establecidas inicialmente por el Gobierno de Syriza han sido traspasadas. Pero obtiene algunas pequeñas concesiones que deberían permitirle venderlo al partido y a sus votantes.

Sobre el IVA, el documento aporta estas propuestas: el tipo de IVA que se aplicaba en la hostelería pasa del 6,5% al 13%, y el de restauración pasa del 13% al 23%. Para compensar, los medicamentos, los libros y el teatro, a los que se imponía un 6,5%, pasan a un índice súper reducido del 6%súper reducido . La reducción del impuesto que se aplicaba sobre las islas griegas se mantendrá para las más alejadas del continente, pero será suprimida para las más turísticas a finales de 2016. Atenas obtiene el aplazamiento de la aplicación de esta medida, que las instituciones europeas querían ejecutar ya al comienzo de este verano.

Sobre el asunto de las pensiones, es igualmente la política de austeridad la que fija un calendario que, sin embargo, es más flojo que el que se exigía en principio: el subsidio denominado EKAS atribuido a las pequeñas pensiones, inferiores al umbral de pobreza, se mantiene hasta enero de 2020. Después se deberá realizar una reforma del sistema de pensiones.

Aplicación progresiva

Sobre la fiscalidad, más allá del IVA, muchos de los cambios van orientados hacia una mejor justicia fiscal. Atenas propone un aumento voluntario del impuesto de sociedades, del 26% al 28%. El sistema de privilegios fiscales del que se benefician los agricultores deberá ser, también, progresivamente suprimido. La lucha contra el fraude fiscal tendrá que reforzarse. Incluye, también, la supresión de exenciones fiscales como las que disfrutan los navieros, pero es una reforma que necesita un cambio en la Constitución.

El Gobierno griego se compromete igualmente a reformar la Administración pública y la Justicia, y a mejorar la lucha contra la corrupción –objetivos que ya figuraban en el memorándum de febrero de 2012, de los cuales muchos ya se han puesto en marcha–. Pero en un contexto de bajada generalizada de los salarios desde hace cinco años, resulta delicado ejecutar tales reformas estructurales.

En lo que concierne al mercado de trabajo, Atenas ha tenido que abandonar su objetivo de volver al salario mínimo original de 740 euros brutos al mes (contra los 580 desde 2012). Sin embargo, obtiene la reintroducción, desde el primer trimestre de 2015 y en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de los convenios colectivos (también suprimidos en el acuerdo de 2012).

En cuanto a las privatizaciones de las empresas públicas y los bienes de Estado que Syriza se comprometió a interrumpir en su campaña electoral, deben reanudarse inmediatamente. En particular, las ventas en curso de las infraestructuras ferroviarias (TRAINOSE), las últimas terminales del puerto del Pireo y de Tesalónica, los aeropuertos regionales y el terreno de Elleniko (el antiguo aeropuerto de Atenas y otras antiguas instalaciones).

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Por parte del Gobierno se incide en que todas estas medidas se aplicarán progresivamente y que se ha evitado la aplicación inmediata. Y que todo esto constituye “un mejor paquete para la deuda”. Pero nada garantiza, de momento, que el Ejecutivo de Tsipras haya ganado la partida sobre la cuestión de la deuda. La versión griega transmitida a los medios de comunicación es, en este sentido, diferente al documento oficial en inglés enviado a Bruselas: la copia griega reivindica que el acuerdo conllevará la regulación de la deuda (pero no habla de una quita, la palabra invocada en griego significa reestructuración), mientras que el documento en inglés no incluye más que las “acciones prioritarias” o, dicho de otra forma, las medidas presupuestarias.

Después de cinco meses, se observa un doble lenguaje entre Atenas y Bruselas. ¿Abarcará el acuerdo, en última instancia, la perspectiva de una restructuración de la deuda griega? Esto es lo que está en juego en las negociaciones. Es por lo que Tsipras lucha desde que es primer ministro. Si lo obtiene, entonces, será una pequeña victoria política.

Traducido por: Marta Semitiel

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