Oficios bajo el sol en plena ola de calor: "Trabajamos pendientes de los avisos de la Aemet"
Hace tres veranos que falleció José Antonio González, un barrendero de Madrid que se desplomó una tarde de julio tras horas de trabajo bajo el sol. Ese año se reconocieron seis víctimas por calor, al año siguiente cuatro, pero ninguna en 2024. Este verano, sin embargo, los sindicatos ya cuentan al menos tres muertes de trabajadores antes de empezar siquiera el mes de julio. Un hombre de 58 años en Huelva que colgaba un luminoso, un temporero sin papeles en Fraga (Huesca) y una barrendera de Barcelona que sucumbió este sábado al calor.
Mariano Martínez es sindicalista en Urbaser, la misma compañía de recogida de basuras para la que trabajaba José Antonio González en verano de 2022. Explica que perder a un compañero fue un mazazo para todos los barrenderos y también un ejemplo del peligro que supone pasar un turno a pleno a sol.
"Desde entonces estamos muy pendientes y organizados. Los veteranos ya sabemos cómo va lo del calor, es un sofoco que se acumula en tu cuerpo, como una batería, hasta que no puedes más", afirma Martínez. "Este fin de semana ha sido un aviso de lo que está por llegar en julio y estamos muy pendientes de los avisos de Aemet, que son los que condicionan los protocolos de trabajo", añade el trabajador y portavoz de CCOO.
Otro de los trabajos urbanos más expuestos al sol es el reparto de comida, donde no hay oficinas para resguardarse y, en muchos casos, los ciclistas utilizan además el nombre de otra persona con permiso de trabajo por falta de papeles, por lo que están desprotegidos en caso de accidente laboral. Daniel Gutiérrez, portavoz de Riders X Derechos, reconoce que ni siquiera saben cómo de grave es la situación que sufre el colectivo. "Al estar tan dispersos no sabemos si hay problemas por la ola de calor. Es probable que hayan ocurrido, pero la falta de información es consecuencia de la desprotección del sector", indica.
Un año después del accidente de José Antonio González, en mayo de 2023, las empresas contratistas de basuras en Madrid firmaron un protocolo con los sindicatos para trabajar bajo avisos amarillos, naranjas y rojos de la Agencia de Meteorología, que obliga a interrumpir el trabajo de mantenimiento en horas críticas y a trabajar con vehículos con aire acondicionado.
Este tipo de acuerdos sectoriales son muy comunes en ámbitos vulnerables. Por ejemplo, el de la construcción incluye del 15 de julio al 14 de agosto trabajar de 07.00 a 14.00 horas, y el de Correos no repartir más allá de las 13.00 por la mañana, o antes de las 17.00 por la tarde. "Hay cosas que mejorar, pero nosotros trabajamos con las administraciones públicas y la cosa ha mejorado bastante", opina Encarna Abascal, encargada de Riesgos Laborales en el sindicato CSIF.
María José López es encargada de Salud Laboral en CCOO Andalucía, la región más expuesta a los accidentes laborales por calor. Este sábado se registró en El Granado (Huelva) un nuevo récord histórico para un mes de junio: 46 ºC, y a esa hora miles de andaluces trabajaban en la región, muchos de ellos en el campo.
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"El sector agrario es uno de los más precarios en cuanto al calor. Hay protocolos que fijan pausas, reducción de jornada, garantizar sombra y agua… pero es un sector muy difícil de controlar, especialmente en zonas donde trabajan muchos inmigrantes irregulares sin representación sindical", señala López.
Los puntos de más riesgo en Andalucía están en los cultivos donde trabajan temporeros que vienen del norte de África, con y sin permiso de trabajo, dispuestos a dejarse la piel en las condiciones que les impongan en las huertas de Huelva y Almería. Un informe de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) estima que unas 7.000 personas viven en los asentamientos de Almería y alrededor de 5.000 en Huelva, donde además no tienen acceso a agua potable ni electricidad. Tras largas jornadas de calor tienen que dormir a la intemperie, según las organizaciones que les dan asistencia, porque es imposible soportar las noches en las chozas o las tiendas de campaña.
"Cuando están dentro de los cultivos de plásticos soportan más de 50 °C y ahora que en Huelva ya han terminado con la fresa están recogiendo los invernaderos a pleno sol. Son habituales los mareos, vómitos y muchas mujeres que trabajan allí acaban en el centro de salud", añade Pepa Suárez, de la Asociación Multicultural de Mazagón, una organización que ayuda a los habitantes de estos poblados.