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Arguiñano: "La cocina es una de las mejores terapias de la cuarentena"

El consumo televisivo ha sufrido una auténtica convulsión debido al confinamiento general. Las audiencias han crecido batiendo récords nunca antes alcanzados. Con el cambio de escenario, algunos programas han crecido de forma significativa su audiencia habitual. Quienes más se han beneficiado han sido los formatos relacionados con la información del coronavirus. Sin embargo, también algunos espacios de entretenimiento han conseguido alcanzar un número de espectadores muy superior a lo habitual. Al frente de todos ellos ha estado el cocinero Karlos Arguiñano.

¿Cuántas veces durante este confinamiento has arrasado con la nevera? ¿Cuántas veces has dado vueltas al menú diario de la cuarentena? ¿Cuántas veces has buscado en la repostería el apoyo frente a unos niños que ansiaban entretenimiento y no paraban de implorarte atención a toda costa? El hambre emocional ha estado muy presente en la vida de la población estos dos meses y, por ende, los programas de cocina han sido un buen remedio contra la enfermedad.

"Es normal que la gente se haya preocupado", afirma a infoLibre Karlos Arguiñano, el cocinero más famoso de la televisión que durante esta cuarentena no ha dejado de servir ideas gastronómicas a los telespectadores más indecisos. Y esta no es una afirmación menor. Su programa Cocina Abierta, emitido en Antena 3, ha sido el formato de entretenimiento diario que más ha incrementado su porcentaje de espectadores este 2020 entre el pre y el post confinamiento.

Según un informe de Geca para infoLibre, desde que se decretase el estado de alarma el pasado 14 de marzo este espacio de la cadena líder de Atresmedia ha visto aumentar su audiencia en un 64.2% este 2020, pasando de los 772.000 televidentes promediados hasta la primera quincena de marzo a los 1.268.000 datados a partir de entonces, tal y como se aprecia la siguiente tabla. En azul aparecen los programas relacionados con la información cuya audiencia es la que más ha crecido con el confinamiento. En rojo, figuran los espacios de entretenimiento entre los que destaca La cocina abierta de Karlos Arguiñano.

El incremento general del consumo televisivo alcanzó este abril los 302 minutos por persona y día, la mayor cifra desde que se realizan registros en 1992. Y, claro, entre tanta oferta y tanto tiempo libre, "qué mejor que preocuparse por la alimentación", se pregunta Arguiñano, quien ve en la cocina "una de las mejores terapias que hemos podido tener esta cuarentena".

Además, señala el de Zarautz, con el confinamiento las manos no han faltado: "Tenéis la oportunidad de tener ayudantes y ayudantas en casa" y "qué mejor que cocinar para tus seres más queridos en armonía, en familia, por fin en familia". Un apoyo que Arguiñano califica como "muy importante", pese a que él no ha podido contar con los suyos en su plenitud.

Si bien se siente con "suerte" de "poder venir a trabajar casi todos los días durante esta cuarentena", ha habido algo, alguien, a quien sí ha echado en falta –y no ha sido su famoso perejil–. Ha sido a sus nietos. "Los fines de semana mis once nietos suelen venir a mi casa a comer los sábados o los domingos y llevo dos meses sin poder abrazarlos y sin poder verlos de cerca".

Esto para el cocinero y presentador es "lo que más duro" se le ha hecho desde que el pasado 14 de marzo una alarma cambió la vida de la sociedad de forma irremediable. Sin embargo, añade Arguiñano, podía haber sido mucho peor: "Vivo en el campo y personalmente entre el trabajo y el campo lo he pasado bastante bien".

Quienes quizás no hayan corrido la misma suerte han sido los miles de personas que han sintonizado su programa para buscar soluciones a sus menús diarios de cuarentena. De hecho, el teléfono del cocinero no ha parado de sonar en busca de recetas óptimas para alimentarse. "He tenido cantidad de consultas", reconoce Arguiñano, desde gente que quería hacer "una sopa de pescado" a una "ensalada completa".

"He tenido que dar un montón de consejos", confiesa a infoLibre quien se siente "encantado" de haber podido servir de ayuda a "mucha gente que me conoce" y a otra tanta que no, pero que le ha seguido en Cocina Abierta. Aunque la fidelidad en la pequeña pantalla es difícil de certificar.

La propia evolución del programa de Antena 3 es un claro ejemplo. Tal y como muestra el gráfico, la última quincena de marzo otorga una media de 1.331.000 espectadores y un 11.94% de cuota de pantalla al espacio gastronómico que presenta Karlos Arguiñano; un interés que se ve mínimamente mermado en abril y mayo en el número de personas pendientes de sus recetas, con 1.258.000 y 1.225.000 respectivamente, pero no así en share, donde crece del 12.48% del cuarto mes del año al 13.43% del actual.

Esto se justifica en la variación del consumo televisivo: Cuantas más personas hay viendo la pequeña pantalla, que es lo que ocurrió la segunda quincena de marzo, más complejo es alcanzar una mayor cuota (share) porque el público se fragmenta entre tanta oferta. Sin embargo, conforme han ido avanzando los días y se ha ido produciendo ese agotamiento por la sobreinformación, esa falta de interés por conocer más sobre la última hora del coronavirus, y por ende más se ha ido dejando a un lado a la televisión, esa audiencia que sigue observando la pequeña pantalla supone un mayor porcentaje en las cifras. Y eso es lo que le ha ocurrido a Arguiñano.

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No obstante, más allá de los datos técnicos, es una certeza que el interés por la comida ha sido habitual en las conversaciones cotidianas de la población. Y no solo en las charlas. Según un informe de Kantar, en la semana posterior a la declaración del estado de alarma, la compra de bienes de primera necesidad se incrementó en un 21% y el gasto en la cesta de la compra creció hasta un 25%.

Unos datos que en un primer momento se debieron a productos como el arroz, la pasta o las conservas. Luego evolucionó hacia la harina que, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, disparó su demanda en un 196% durante la segunda semana de confinamiento. Al boom por hacer pan y repostería se sumó la Semana Santa y la nostalgia por los aperitivos. En consecuencia, creció la venta de cervezas y frutos secos. No obstante, los hábitos de consumo parecen haber girado hacia lo saludable. Al menos, en parte. Según los últimos datos del organismo gubernamental, los productos frescos han vuelto a tener un hueco en los carritos de la compra, aunque no por ello se ha restado el consumo de bebidas alcohólicas.

Ante esta realidad, Arguiñano es directo en su recomendación: "No dejéis ninguna semana y os diría que ningún día de utilizar verduras en vuestros menús, ni os olvidéis de que hay que comer variedad y piezas de fruta todos los días". Al fin y al cabo, esta máxima la lleva rezando años: que todo sea "rico, rico, y con fundamento".

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