Dos años después, Twitter sigue vivo… aunque Elon Musk insista en llamarlo X. Esta semana se celebra el segundo aniversario del momento en el que el hombre más rico del mundo decidió cambiar de un plumazo el nombre que había hecho famosa a la red social, generando incluso su propio lenguaje. De la noche a la mañana y sin prácticamente consultar con nadie, como la mayoría de las cosas que hace este multimillonario, el logo del pájaro azul que llevaba acompañando a la plataforma desde su nacimiento en 2006 fue sustituido por el negro de una sola letra, X, que lo obsesiona desde el inicio de su carrera e incluso figura en el nombre de algunos de sus hijos.
Así, en pleno verano de 2023, el 23 de julio, Musk anunció en su propio perfil que la plataforma pasaría a llamarse X y que, si encontraba un nuevo logo, el cambio se produciría al día siguiente. Pocas horas más tarde, tuiteó un vídeo del pájaro azul convirtiéndose en X.
La improvisación fue tan evidente que no fue hasta el día 24 cuando el dominio x.com comenzó a redirigir a Twitter, el logotipo se transformó en la versión de ordenador y las cuentas principales de la compañía comenzaron a cambiar a la nueva nomenclatura, teniendo incluso que comprar a un usuario la cuenta @x. El 27 de julio, Google Play actualizó la aplicación para los dispositivos Android. Y el 31 de julio se efectuó el cambio en la App Store después de que Apple le concediera un permiso y fuera la excepción a su norma que prohíbe nombres de un solo carácter.
Posteriormente, se fueron suprimiendo más elementos de la marca: los tuits se renombraron como post o publicaciones y en mayo de 2024, casi un año después, el sitio web finalmente cambió el dominio de twitter.com a x.com. A pesar de todo, hoy seguimos hablando de Twitter y continuamos tuiteando, no "posteando en X".
El cambio no solo no consolidó una nueva identidad, sino que diluyó una de las marcas más potentes de la era digital que ahora estaría a punto de cumplir veinte años en una aplicación que desde que el magnate se autonombró como tuitero en jefe se ha intentado transformar en banco, app de mensajería, plataforma de vídeo o en chatbot de inteligencia artificial. "Musk mató a Twitter, tanto figuradamente al cambiar su dirección, como literalmente al cambiar el nombre de la compañía", aseguró en una entrevista con infoLibre el periodista Kurt Wagner, autor del libro Twitter. El pájaro de la discordia.
"La nueva denominación es el menor de los cambios que ha sufrido la red social", explica Laura Pérez Altable, doctora en comunicación e investigadora de la Universitat Pompeu Fabra, que señala que fue "algo simbólico". "El nombre no acaba de despegar en el lenguaje habitual y podría considerarse un cambio fallido como el que hemos visto en el caso de HBO Max", sostiene Francisco Pérez Latre, director académico de posgrados de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra.
Lo que Musk podría aprender de HBO
Este experto se refiere así a los seis cambios de nombre de HBO desde 2010. El último, este mismo de julio cuando la plataforma de Warner Bros. Discovery decidió dar un paso atrás y, tras renombrarse como Max en la primavera de 2024, volvió a ser HBO Max.
La explicación oficial de la compañía es que la marca HBO es sinónimo de la máxima calidad en el streaming y este regreso a su nombre hasta hace poco más de catorce meses servirá para impulsar el crecimiento. Razón no les falta ya que bajo su paraguas se encuentran series como Los Soprano, Juego de Tronos y su precuela La Casa del Dragón, Succession, The White Lotus o The Last of Us. Reconocen así que el rebranding fue un error tras prescindir de décadas de legado y prestigio buscando atraer a un público más amplio para pelear con Netflix. Por ello, han tirado de humor e ironía para anunciar a sus usuarios el cambio de denominación.
Aunque muchos, durante este tiempo, se han seguido refiriendo a Max como HBO y con la vuelta de HBO Max seguirán usando HBO a secas. Una situación similar a la que atraviesa X con Twitter, cuestión con la que también han bromeado en la plataforma de streaming durante las últimas semanas: "Te toca, @X".
¿Podría hacer lo mismo X? "No preveo nuevos cambios en una marca que, en el fondo, sirve a la estrategia actual de Musk. Aunque ya sabemos que cambia mucho de ideas", reconoce Pérez Latre. Aunque, quizás esta modificación llegaría demasiado tarde para X. "La plataforma ya funciona como funciona. Es muy difícil que pueda cambiar", asegura Pérez Altable
Así ha hecho Musk bueno al recuerdo de Twitter
Porque, en realidad, lo que esconde el cambio de nombre y logo es la evidencia más clara de que Twitter ya no existe ni es la misma red social que era antes de que Musk la comprara. Para Pérez Altable, X es ahora "una plataforma totalmente diferente": "Se ha roto con lo anterior".
¿Cómo? Durante los dos años y medio que lleva el magnate al frente de X, el hombre más rico del mundo le ha hecho un lavado de cara en profundidad que va más allá del nombre y el logo. "No vamos a mitificar a Twitter", aclara Pérez Altable que recuerda que la red social tenía graves problemas antes de octubre de 2022 aunque ahora nos empeñemos en recordar a la plataforma del pájaro azul como un lugar idílico. "Nunca se pareció mucho a la opinión pública, porque allí siempre abundan perfiles más ideologizados y activistas que no pueden ser plenamente representativos de la sociedad, pero esos rasgos quizá se acentuaron tras la llegada de Musk", indica Pérez Latre.
En sus primeros días como su dueño, Musk despidió a gran parte de la plantilla, incluido a gran parte del equipo de moderación, cargándose así de un plumazo las políticas existentes en esta materia e implementado unas prácticamente inútiles notas de comunidad que dan vía libre a la desinformación, el discurso de odio o la pornografía. "La impresión es que se han acentuado algunos rasgos de extremismo que ya se intuían en una plataforma donde la lógica de la interacción y la "viralidad" son más importantes que la lógica de la verdad", apunta Pérez Latre.
Creó el sistema de pago Twitter Blue, posteriormente X Blue, que terminó con las insignias de verificación tal y como se conocían y se entendían, y desarrolló la pestaña para ti que cambió el sistema de recomendación de la plataforma modificando un algoritmo que ahora juega a favor de las posturas más radicales. Una investigación de profesores de las universidades de California y del Sur de California publicado en febrero de 2025 concluyó que el discurso de odio aumentó un 50%, que la transfobia experimentó un crecimiento semanal del 260% mientras que los mensajes racistas lo hicieron un 42% y los homófobos, un 30%.
"El odio se expande sin ningún tipo de control, como se ha visto en Torre Pacheco. El contenido que hay es de extrema derecha", reconoce Pérez Altable. Esta experta señala que lo único que podría solucionar la situación sería "volver a la moderación de contenido": "Y con Musk esto no va a pasar, no es un escenario a futuro. Ni aunque venda la red social, porque no lo haría a alguien que le diera un giro a la plataforma".
Grok expande su toxicidad en X
Y, en medio de la ola de inteligencia artificial, ha implementado en la plataforma a Grok, que va de polémica en polémica por sus respuestas convertido ya en el chatbot más tóxico del mercado. En solo un par de meses, negó el Holocausto, difundió teorías conspirativas sobre un supuesto "genocidio blanco" en Sudáfrica, empezó a alucinar hasta el punto de creerse que era el propio Musk y llegó a responder que la mejor persona para lidiar con el "odio anti-blanco" sería "Adolf Hitler, sin duda".
Además, desde mediados de julio, los usuarios que paguen por el acceso a SuperGrok ( a versión premium que cuesta 30 dólares al mes) pueden interactuar con avatares conversacionales, conocidos como "Companions", entre ellos Ani, un personaje femenino de anime con opción a desnudarse. La cosa podría empeorar porque al multimillonario no se le ha ocurrido otra cosa en medio de toda la polémica que anunciar la creación de una versión para niños: "Baby Grok".
El éxodo de anunciantes y usuarios
Todos estos cambios han generado una plataforma mucho más hostil que ha provocado una huida de anunciantes. "Se destruyó el valor de la marca y se convirtió en un lugar poco seguro para los anunciantes", sostiene Pérez Latre.
Y también comenzó un éxodo de usuarios. En España, según datos de Gfk Media publicados por la Cadena Ser, el desplome de la plataforma ha sido notable en el último año: una caída del 36% desde 2024, es decir, más de un tercio ha abandonado X. "Su audiencia sigue siendo valiosa, con cierta concentración de políticos, periodistas, perfiles institucionales o influencers que la utilizan para tener presencia pública o informarse", apunta Pérez Latre.
Ante esta situación, muchos en la industria tecnológica quisieron sacar rédito publicando sus propias versiones de Twitter o potenciando plataformas similares que ya existían y que vivían bajo la larga sombra del pájaro azul. "Los competidores de X no han conseguido nunca despegar", reconoce Pérez Latre. Mastodon, que se describe a sí misma como un Twitter sin nazis y como una red que "no está a la venta", incrementó sus usuarios en un 215% tras la irrupción de Musk con su versión de un "Twitter sin nazis".
El imperio de Mark Zuckerberg lanzó Threads, con un gran éxito inicial gracias a su conexión con Instagram. Aunque, posteriormente el crecimiento se estabilizó e incluso se ralentizó, según datos de Similarweb publicados por TechCrunch del pasado mes de junio, la aplicación de Meta se acerca a los usuarios diarios de la app móvil de X. Y Bluesky, que nació en 2019 como un experimento dentro de la propia tecnológica, y que ahora es refugio para los exiliados de X gracias a unas fuertes y claras políticas de moderación y un diseño que recuerda, y mucho, al Twitter original.
El vínculo con su antiguo aliado Trump y la salida de Linda Yaccarino
El éxodo de usuarios no puede explicarse sólo por el estado en el que ha dejado a la plataforma. La estrecha conexión entre Musk y sus empresas, tras su breve incursión en la Administración Trump al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, también le ha costado caro, sobre todo a Tesla.
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Hoy, con el hombre más rico del mundo lejos de Washington y tras su ruptura en directo con su antiguo aliado Trump, X sigue siendo un altavoz clave para el movimiento MAGA y para los planes de un posible tercer partido. "Detrás de la adquisición de Twitter hubo algo más: quería intentar influir en la opinión pública. No compró solo la plataforma, compró un generador de opinión y, sobre todo, compró poder", asegura Pérez Altable.
Una de las primeras consecuencias más visibles del regreso de Musk a su faceta de empresario ha sido la salida de Linda Yaccarino de X. La ejecutiva ha dejado su puesto al frente de la red social menos de dos años después de ser fichada por el magnate. De momento no hay sustituto.
Con Yaccarino, el ecosistema publicitario se recuperó e implementó el proyecto de billetera digital y pagos. Aunque, según publicó Financial Times, Musk no estaba dispuesto a ponerla al frente de xAI, tras la venta de X a esta startup de inteligencia artificial, en una operación sin precedentes y cargada de opacidad.
Dos años después, Twitter sigue vivo… aunque Elon Musk insista en llamarlo X. Esta semana se celebra el segundo aniversario del momento en el que el hombre más rico del mundo decidió cambiar de un plumazo el nombre que había hecho famosa a la red social, generando incluso su propio lenguaje. De la noche a la mañana y sin prácticamente consultar con nadie, como la mayoría de las cosas que hace este multimillonario, el logo del pájaro azul que llevaba acompañando a la plataforma desde su nacimiento en 2006 fue sustituido por el negro de una sola letra, X, que lo obsesiona desde el inicio de su carrera e incluso figura en el nombre de algunos de sus hijos.