Cine español

¿De verdad es 2018 el año de las mujeres en los Goya?

La actriz Cuca Escribano con el chal reivindicativo que llevó a la gala de los Goya de 2017.

"No es el año de las mujeres, solo estamos dos nominadas". Lo decía Carla Simón en una entrevista en El Español. No le faltaba razón a la cineasta, una de las favoritas de la gala de los Goya del próximo sábado por su película Verano 1993. Quizás en esta 32ª edición de los premios de la Academia tenga más presencia el discurso feminista, tras el estallido del caso Weinstein y la respuesta de movimientos feministas como Time's Up. Y es cierto que la presencia de la propia Simón y de Isabel Coixet en las principales categorías mixtas son destacables es una industria que está lejos de la igualdad. Pero esta edición no es, ni mucho menos, la más paritaria de la última década. Atendiendo solo a las categorías mixtas, la de 2008 la superó en el número de mujeres nominadas; la de 2009 en el número de categorías paritarias y la de 2012 en el número de categorías en las que competían creadoras. 

Para la comparación, excluimos las categorías no mixtas (mejor interpretación femenina y similares) y aquellas que no son concedidas a una persona física (como mejor película, que recogen las empresas productoras). Si la Asociación de Mujeres Cineastas y Medios Audiovisuales (CIMA) advertía de que las profesionales del cine solo habían obtenido 30 candidaturas este año frente a 83 masculinas, ahora la cifra se nos queda en 18. En ocho categorías no compite una sola mujer: música original, canción original, fotografía, dirección artística, sonido, efectos especiales, cortometraje de ficción y de animación. En otras cinco, solo compite una. Solo tres son paritarias (al menos un 40% de representación femenina): guion adaptado, vestuario y corto documental. Y en una, maquillaje y peluquería, cinco mujeres están presentes en las cuatro candidaturas (aunque acompañadas por otros compañeros hombres). Es la única en la que sí o sí ganará una trabajadora. 

Son cifras que ya han sido superadas en años anteriores. El mensaje, por tanto, no es muy luminoso: no está nada claro que los premios de la Academia se acerquen a la igualdad, o al menos no lo hacen de forma lineal. En 2008, hace una década —y una crisis económica, y un 15M, y una nueva política...—, hubo 22 mujeres nominadas en 19 candidaturas para las categorías mixtas. Fue el año en que Iciar Bollain (Mataharis) y Gracia Querejeta (Siete mesas de billar francés) se encontraron compitiendo a mejor dirección... aunque no ganó ninguna de las dos, sino Jaime Rosales (La soledad). Tres mujeres (ellas dos y Tatiana Rodríguez, que firmaba junto a Bollain) se colaron en la categoría de mejor guion original, copando el 40% de las candidaturas, algo que no ha vuelto a suceder. Y aquel año hubo dos plenos, dos disciplinas en las participaban creadoras en el 100% de las candidaturas: maquillaje y peluquería y vestuario. En esta última ni siquiera competían hombres, toda una rareza que se dio de nuevo en 2010 y no volvió a ocurrir. Fue también la única edición de la última década en la que una mujer, Montse Ribé, optaba a la estatuilla a mejores efectos especiales

Podemos fijarnos también en el número de categorías paritarias, aquellas en las que las mujeres tienen al menos un 40% de posibilidades de llevarse un premio. Tampoco sobresaldría la edición que se celebra el sábado. La cifra más alta de la última década se alcanzó en 2009, cuando ocurrió en 7 de 17 disciplinas mixtas: dirección novel, producción, vestuario, sonido, cortometraje de ficción y documental y maquillaje y peluquería. Entonces fueron 20 mujeres las que compitieron en 18 candidaturas. Curiosamente, ese año no había ninguna película dirigida o escrita por mujeres entre las favoritas, aunque dos (Camino y Los girasoles ciegosCamino Los girasoles ciegos) tenían a mujeres en el centro de su trama. La paridad funcionó: cinco de las 7 estatuillas se las llevaron mujeres. 

Otro indicador podría ser el número de categorías en las que compiten mujeres. Puede parecer lo mínimo, pero en el contexto actual no es poca cosa. En los últimos diez años, los hombres solo han estado excluidos de una candidatura mixta en 3 ocasiones; las mujeres, por su parte, han estado ausentes de las nominaciones a 82 estatuillas. En las ediciones de 2012 y 2014 solo fueron 6, y en ambas coincidió la ausencia en corto documental, música y efectos especiales. Tampoco en esta ocasión había filmes dirigidos por creadoras entre los favoritos, aunque La piel que habito y La voz dormida giraran en torno a personajes femeninos. Al menos fue el año en que Paula Ortiz se dio a conocer como directora novel con De tu ventana a la mía... aunque no se llevara el cabezón, que fue para Kike Maíllo por Eva. En el resto de categorías tampoco triunfaron las creadoras, que se llevaron 4 de las 12 a las que optaban.   

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Solo hay dos categorías que han tenido a mujeres como nominadas durante todas y cada una de las ediciones de la última década: vestuario y maquillaje y peluquería. Y hay, desde luego, estatuillas malditas. Ninguna compositora ha optado al Goya a mejor música original en una década. Solo una, Cristina Trenas, optó al de mejor fotografía (2014, por New York Shadows), y firmaba junto a sus compañeros Juan Pinzás y Tote Trenas. Lo mismo ocurre con Montse Ribé, única mujer nominada en efectos especiales, dentro de un equipo mixto. La categoría de mejor sonido ha tenido exclusivamente contendientes masculinos en siete ediciones. En la categoría de guion original ocurre un extraño fenómeno: desde 2008 y hasta este año (con Carla Simón como favorita), las nominadas nunca han firmado su trabajo en solitario, sino que lo han hecho siempre con un compañero. 

La edición de 2018 solo se puede apuntar un tanto: es la primera vez, en una década, que hay mujeres nominadas a las principales categorías mixtas, las de dirección, guion adaptado (Isabel Coixet en ambas, y compitiendo en esta última contra Coral Cruz, que firma Incierta gloria junto a Villaronga), dirección novel y guion original (Carla Simón). Habrá que conformarse con eso... y con algún combativo discurso de agradecimiento.  

 

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