Plaza Pública

Señalar y desenmascarar: 'tramabús' y moción

Víctor Rey García

El tramabús recorre los pueblos y barrios de la Comunidad de Madrid. A pesar de las críticas e intentos de burla por parte de los partidos del Régimen y buena parte de los medios, son muchos los que reconocen ahora su eficacia como dispositivo comunicativo. La intensa agenda judicial en torno a la trama, con epicentro en Madrid, encontró un narrador excepcional sobre las seis ruedas.

Más allá del argumentario al uso, a saber, “conjunto de relaciones entre las élites económicas y el poder político para condicionar la política de Estado a favor de los intereses propios y en perjuicio de los intereses de las mayorías sociales”, el tramabús permite incorporar un lenguaje visual que remite a lo simbólico y hace del relato una realidad a los ojos de cualquiera, con independencia de su filiación política.tramabús

La Operación Lezo y sus entresijos se entienden mejor a través de la ruta que parte desde el chalet de lujo en Aravaca de Ignacio González, continúa al paso de las sedes del Canal de Isabel II, OHL e Indra, y finaliza en el cuartel de la Guardia Civil de Tres Cantos, donde el expresidente de la Comunidad de Madrid y hombre de confianza de Esperanza Aguirre hace noche, en el calabozo. Esa es la finalidad del tramabús, señalar y desenmascarar a la trama.tramabús Señalar que lo que está ocurriendo en nuestro país y particularmente en la Comunidad de Madrid no es normal. Desenmascarar a quienes forman parte de esta trama, ya sean Mariano Rajoy y su “Luis sé fuerte”, o Cristina Cifuentes, dirigente del PP madrileño desde 1991 y miembro del Consejo de Administración del Canal de Isabel II en los años en que se acometía el saqueo por el que la Audiencia Nacional ha imputado a Ignacio González.

Tanto en España como en la Comunidad de Madrid corremos el riesgo de normalizar esta situación, el golferío como forma de gobierno. No es normal. En cualquier otra democracia europea análoga a la nuestra un partido político imputado como organización criminal no podría estar al frente del país, ni tan siquiera de una Comunidad Autónoma.                                                                                            

Madrid ha sido y es la base de operaciones de la organización criminal que se encubre bajo las siglas PP. Por mucho que “se haga la rubia” Cristina Cifuentes no pasaba por allí, lleva 26 años representando en los órganos internos y en las instituciones a su organización criminal.

El pasado miércoles Podemos-Comunidad de Madrid instó a la reflexión, primero interna, y después al resto de partidos: la posibilidad de promover una moción de censura al gobierno de Cristina Cifuentes.

Podemos llegó a la política para cambiar las cosas. No se trata de ser una alternativa más de gobierno, sino de gobernar distinto. En ese sentido, la moción de censura cumple una función análoga al tramabús: señalar y desenmascarar.tramabús

Señala horizontes de cambio posibles ante el intento normalizador de la corrupción y la trama por parte de Cifuentes. Desenmascara a quienes no recogen el guante, a los que dijeron venir a la política a terminar con los desmanes de la corrupción pero sostienen con su apoyo al PP en el gobierno regional. Desenmascara también a quienes hacen oídos sordos y miran hacia otro lado, más preocupados por el devenir interno de su partido que por las madrileñas. O puede que desenmascare sólo al PP, dejándole en la desnudez de su corrupción y apartado del gobierno de nuestra región.

¿Qué sucederá el día siguiente a la elección de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE?

Para que esto último suceda se precisa un mínimo de altura política: Ignacio Aguado debe recoger el guante y reflexionar para qué cree que le votaron sus electores; Ángel Gabilondo, agudizar el oído ante tanto ruido de sables en Ferraz y escuchar y mirar a las madrileñas.

Cuestión de ética. ___________________

Víctor Rey García, Secretario de Análisis y Programa de Podemos-Comunidad de Madrid

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