El líder del Ejecutivo, que fue llamado a comparecer a petición de la Asociación de Abogados Demócratas por Europa (Adade), la principal acusación popular, accedió a la sede que la Audiencia Nacional tiene en San Fernando de Henares (Madrid) en coche y por el garaje, evitando así el temido
paseillo. Una vez dentro, fue recibido por el presidente del órgano judicial, José Ramón Navarro. Y ya en la sala de vistas, el líder del Ejecutivo fue ubicado en un asiento distinto al reservado al resto de testigos, a la derecha del tribunal. Un "privilegio" por el que protestó el abogado de Adade, José Mariano Benítez de Lugo.
El presidente del
Gobierno ha pasado así a ser uno más de los
casi 300 testigos que han sido llamados a declarar en el juicio de
Gürtel Época I. Su nombre aparecerá junto al de la actual secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y sus antecesores en el cargo Ángel Acebes, Javier Arenas y Francisco Álvarez Cascos. Una lista en la que también figuran otros dirigentes de renombre de la formación conservadora como el ex vicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato, el ex ministro del Interior Jaime Mayor Oreja o la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre.
El nombre de
Mariano Rajoy ha aparecido en repetidas ocasiones durante la fase de instrucción del caso. Se le ha señalado como uno de los
destinatarios de los famosos sobresueldos en metálico, ha sido acusado de conocer las millonarias donaciones que el partido recibía de empresarios e, incluso, se ha llegado a señalar que fue avisado de las corruptelas de la trama en el año 2003, algo que no denunció ante la justicia. Sin embargo, él siempre ha negado cualquier irregularidad en su partido y en la percepción de los sueldos y sobresueldos.
Un cabecilla de un partido ladrón de derechas no va a sentarse a la izquierda y menos con la chusma, que el es ya persona de bien. De bien robar, claro.
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