Migración

“La improvisación es la regla”: la mala gestión en la frontera sur complica la atención a migrantes en Andalucía

Migrantes rescatados hoy en el Estrecho de Gibraltar aguardando en el puerto de Tarifa (Cádiz) para ser desembarcados.

Una treintena de pateras llegaron este miércoles a Tarifa (Cádiz). A bordo de todas ellas viajaban 392 migrantes. Un día antes, fueron 484 las personas rescatadas de otras tantas embarcaciones. Día tras día, estos son los titulares que llegan desde las costas españolas de la frontera sur de la península. Así, en lo que llevamos de año, ya se cuentan por decenas de miles las personas que han desembarcado en puertos andaluces. Concretamente, y según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), son casi 20.000, cifra que triplica la de 2017 cuando, en las mismas fechas, no llegaban a 7.000. España se ha convertido, de este modo, en el principal país receptor de migrantes, superando incluso a Grecia e Italia. 

La ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, avanzó este mismo miércoles que el Gobierno socialista está trabajando en un plan de refuerzo inmediato para atender este incremento de llegadas. "Llevamos unas semanas con una situación complicada en la frontera sur y se están teniendo que reforzar dispositivos. Acabamos de sacar una subvención para ONG, pero es para el año que viene. Tenemos que trabajar en un plan de refuerzo inmediato", dijo. Fuentes de la institución que dirige, además, confirmaron a infoLibre que, desde el martes, viajaron a Andalucía la directora general de Integración y el director general de Migraciones, que se reunieron con autoridades locales. 

Porque la primera consecuencia de este incremento ya es palpable: no hay sitio ni personas suficientes para atender a todos los llegados. "Desde hace algunos días, la situación está completamente colapsada", lamenta Elena Tajuelo, presidenta de la organización Andalucía Acoge. La situación, llega a afirmar, es "límite". Y se ve de forma clara en varias ciudades andaluzas. Es el caso de Tarifa o Barbate, ambas en la provincia de Cádiz, que, ante el aumento de los desembarcos, han tenido que habilitar pabellones polideportivos municipales para albergar a estas personas durante las 72 horas que permanecen detenidos esperando su orden de expulsión. Es el caso, también, de Málaga, donde varias personas se ven obligadas a permanecer en las comisarías, donde el espacio es cada vez más pequeño. O el caso de Algeciras (también en Cádiz), en cuyo puerto aguarda el buque María Zambrano con algunos migrantes a bordo, pues no tienen dónde ser instalados. "En Barbate también hay personas que permanecen en la cubierta de los buques, durmiendo en el suelo y sin ni siquiera mantas", se queja Ana Rosado, miembro de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) en Cádiz.

 

"Se están repartiendo a cientos de personas por toda Andalucía en las instalaciones más variadas y pintorescas que se puedan imaginar", critica Carlos Arce, coordinador de Migraciones de la APDHA. Y pone ejemplos. "En mi ciudad, en Córdoba, hay un par de grupos de migrantes más pequeños que están instalados en un centro de educación ambiental", explica. Los que tienen menos suerte, en cambio, acaban en la calle, como asegura Francisco José Guerrero, miembro de la APDHA en Málaga.

Los alcaldes de las ciudades, por su parte, empiezan a ponerse nerviosos. El de Algeciras, el conservador José Ignacio Landaluce, aseguró, en una entrevista a El Mundo, que la situación es "alarmante". "Tenemos que hablar de actuaciones con las personas que llegan a nuestras costas para que nuestra zona no se convierta en la nueva Lampedusa del Mediterráneo Occidental", llegó a advertir. 

Un problema de gestión, no de cifras

Sin embargo, según todas las fuentes consultadas, las palabras pronunciadas por Landaluce no responden a la realidad. "Han llegado 20.000 personas. En España somos 47 millones", señala Rosado. Las afirmaciones de este tipo, por tanto, no hacen sino crear un "alarmismo" que no es tal. En su lugar, denuncian, lo que hay es una falta de previsión y de gestión. "La improvisación es la regla", critica Arce. 

"Todas las instalaciones ya estaban ocupadas antes de que comenzara el verano. Aunque sólo hubiera llegado una persona, no habríamos tenido espacio para ella", critica Guerrero. Además, critica, la obligación de abrir pabellones deportivos para poder atender a todos los migrantes no es algo novedoso. "Suele hacerse. Y se abren seis o siete instalaciones", añade. Y eso, según entiende, convierte ese hecho en una cotidianeidad. "Abrir polideportivos no es una solución porque siempre se acaba haciendo. Lo mínimo, entonces, es cambiar el protocolo de gestión", denuncia. 

Como denuncian los expertos consultados, esta situación ya estaba en el horizonte. De hecho, el pasado mes de enero, el director de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), Fabrice Leggeri, aseguró que "lo más probable" era que el flujo de llegadas de migrantes a España en 2018 siguiera aumentando. "No estamos sufriendo ninguna emergencia imprevista e imprevisible como para que se hayan desbordado todas las capacidades técnicas", denuncia Arce. 

El asunto, además, viene de lejos. Como explica la APDH y Andalucía Acoge, las cifras de llegadas no son nuevas, lo que ocurre es que la gestión nunca ha sido la adecuada, ni con el anterior Gobierno de Mariano Rajoy ni ahora. Y así lo manifestó la propia ministra Valerio este jueves. "El anterior Gobierno de España ya veía cómo estaba la cuestión migratoria, sobre todo las entradas que estaba habiendo en el sur", dijo. "Cuando las cosas se prevén pero no se adoptan medidas, el problema se presenta y hay que agilizar" la reacción, añadió.

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A estas cifras se suman, además, las entradas por el paso fronterizo de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. La última fue este mismo jueves, cuando, a primera hora de la mañana, alrededor de 800 personas trataron de entrar en Ceuta. Lo consiguieron 602, que fueron dirigidos directamente al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). A pesar de que el hecho es habitual, hacía meses que no se producía una entrada similar. 

Precisamente, la ciudad protagonizó la semana pasada una marcha de alrededor de 200 migrantes que reclamaban su traslado a la Península. Denunciaban que desde hacía un mes tan sólo habían conseguido cruzar 13 personas y se les impedía continuar su tránsito hacia Europa. Las explicaciones las recibieron el mismo día de su protesta. Y fueron por parte de la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos, que les expuso la situación de "bloqueo" en la que se encuentran los centros de acogida de la Península. 

Por tanto, además de afectar directamente a las ciudades andaluzas a las que llegan los migrantes, la situación de "colapso" –según la define el propio Ministerio dirigido por Valerio– va más allá. "Estamos hablando de una crisis humanitaria cuando, en realidad, se trata de un problema de gestión a nivel de España y de Europa", indica Tajuelo. Añade que sólo la coordinación de las instituciones podrá acabar con la situación, puesto que ya comienza a verse a "algunas personas deambulando por las calles" de Andalucía. 

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