Elecciones

Los efectos del voto rogado: a quién apoyan los españoles que residen en el extranjero

Imagen de una urna electoral.

El adelanto electoral frustró la reforma y, finalmente, los españoles residentes en el extranjero tendrán que "rogar" el voto para las citas con las urnas del próximo 28 de abril y 26 de mayo. El Gobierno socialista de Pedro Sánchez, con el apoyo de Unidos Podemos, pretendía reformar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) y eliminar, concretamente, la modificación del artículo 75 que hizo el Partido Popular en el año 2011 y que introdujo la figura del voto rogado. Los motivos para eliminar el método estaban claros: desde la reforma, la participación electoral de los españoles inscritos en el CERA (Censo Electoral de los Residentes Ausentes) ha caído en picado

El Ejecutivo quería que esto no ocurriera durante el súperdomingo electoral del próximo mes de mayo. Para ello, PSOE y Unidos Podemos presentaron el pasado 8 de febrero en el Congreso de los Diputados una proposición de ley de reforma de la Ley Electoral que la Mesa aceptó tramitar por el procedimiento de urgencia y de lectura única.Pero el fracaso de los Presupuestos Generales del Estado y el adelanto de la cita electoral precipitó todo. Y ya es oficial: el voto rogado sobrevivirá hasta, por lo menos, el comienzo de la siguiente legislatura.

"Estamos muy disgustados con que la reforma no se haya podido realizar a tiempo", lamenta María Almena, portavoz de la Marea Granate, que teme que, ante el complicado ciclo electoral que se acerca, la participación sea aun menor. "El proceso ahora es mucho más complicado y auguramos que la participación sea mucho más baja de lo que ya es", dice. De este modo, explica el sociólogo Fernando Vallespín, en estas citas electorales continuará favoreciéndose a los partidos tradicionales. La explicación es sencilla: ahora es más complicado votar desde fuera de España y la mayoría de emigrantes españoles actualmente son jóvenes con un perfil de votante de nuevos partidos, en su mayoría Podemos.

Y es que los datos hablan por sí solos. En 2008, el último año en el que se celebraron elecciones generales sin que existiera el voto rogado, la participación de los españoles emigrados fue del 31,7%, según los datos del Ministerio del Interior. En los siguientes comicios, los de noviembre de 2011, la abstención llegó al 95% (participó un 4,9% del CERA). La tónica desde la barrera al voto exterior impuesto en 2011 fue esa: en 2015 la participación alcanzó el 4,7% y en 2016, el 6,3%. 

Ahora, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), a fecha 1 de enero de 2019 hay 2.084.479 residentes en el extranjero censados. Pero la continuidad del sistema del voto rogado podrá provocar que, al igual que en las fechas electorales previas, la participación no supere el 6%. 

Y con el desplome de la participación, ¿ha cambiado la tendencia del voto exterior? ¿Beneficia más a un partido o a otro? Los expertos consultados por infoLibre advierten de que, aunque no hay una norma que explique que el voto rogado beneficia más a unas fuerzas políticas que a otras, sí hay cierta tendencia. Y esta se explica por el contexto político y el perfil del emigrante, que ha variado desde los años de la crisis hasta ahora.

Emigración más joven: más voto de izquierdas

El número de españoles inscritos en el CERA ha aumentado de forma imparable desde el año 2000. En cada cita electoral ha habido un incremento del número de emigrantes llamados a las urnas. Pero fue especialmente abrupto en el año 2015. En las elecciones celebradas el 20 de noviembre de 2011 estaban llamadas a las urnas 1.482.786 personas. Cuatro años después, 1.880.064. Es decir, 397.278 más, lo que supuso un incremento del 27% en el censo de españoles residentes en el extranjero. 

Tiene fácil explicación: la crisis económica. Sus efectos en el empleo y en los recortes comenzaron a notarse especialmente a partir del año 2012. Y quienes más lo sufrieron fueron los jóvenes que iniciaban entonces su trayectoria laboral. "No nos vamos, nos echan", fue el lema de decenas de miles de españoles que, año tras año, hacían las maletas y se iban, en su mayoría, a otros países europeos. Ellos, los emigrados por obligación, fueron los que, a juicio de Vallespín, hicieron que el voto exterior se dirigiera, en su mayoría, a los partidos de izquierdas en las elecciones generales del año 2015 y 2016.

Estos años, a su vez, fueron los primeros en los que se celebraron elecciones generales con el voto rogado en vigor. ¿Y cómo ha influido esto? Pues según Vallespín, perjudicando a los partidos nuevos, sobre todo a Podemos, la opción más escogida entre los jóvenes emigrados. "El voto rogado implica que hay que solicitar votar, y eso lleva una serie de trámites para todos estos nuevos emigrantes españoles". Por eso, opina, el voto rogado "favorece al statu quo". "Eliminar el voto rogado favorecería claramente a este nuevo sector de la población que está más politizado y prefiere a los partidos nuevos, sobre todo Podemos", argumenta. 

"Quienes estuvieron obligados a emigrar por la crisis fueron jóvenes preparados", explica. Y estos "tienen perfil de votantes de partidos de izquierdas", añade. De hecho, Vallespín opina que un gran porcentaje de estos emigrantes podrían haber sido votantes de Podemos, un partido que en 2015 se presentaba por primera vez a las elecciones generales y que, además, insistió mucho en los efectos devastadores que la crisis estaba teniendo en la población joven que tenía que abandonar el país. "Os han echado y estamos trabajando para que podáis volver", llegó a decir el secretario general de la formación morada, Pablo Iglesias. 

Con Vallespín coincide el sociólogo Manuel Jiménez. "Es un voto [el exterior] que depende de la influencia del perfil. Con la crisis era gente joven, y normalmente el voto más joven sigue la tendencia de cambio que en ese momento se está dando. Mayoritariamente se fue a Podemos", explica a infoLibre. La formación morada, añade, "ganó bastante en el voto exterior en términos relativos. Si hubiera sido una circunscripción única [en las elecciones de 2015 y 2016] habría ganado la izquierda" que estaba, además, mucho más movilizada. Y una de las razones de esa movilización era, precisamente, el aumento de la emigración. 

No obstante, el PP siguió a la cabeza. De este modo, en el año 2015 Podemos obtuvo el 18,5% de los votos procedentes del exterior —lo que supuso un sorpasso al PSOE, con el 17%—; los conservadores, por su parte, el 23,7%. 

Emigración tradicional en América Latina: voto conservador

Tal y como se observa en los datos recogidos por el Ministerio del Interior, no ha habido elección, desde el año 2000, que el PP no haya ganado en el exterior. Con voto rogado y sin voto rogado, los conservadores han sido la fuerza política más votada entre los españoles residentes en el extranjero. ¿Por qué? Según Vallespín, hay un voto tradicional que escoge partidos conservadores. Procede, en su mayoría, de la emigración española que reside en países de América Latina. "Son los que emigraron a países como Argentina y Uruguay", explica. 

"Hay más de un millón de personas residiendo en Latinoamérica cuyo voto era favorable al PP", indica. Hay por tanto, dice, "dos sensibilidades muy distintas": "Los que abandonaron España por la crisis y que votan más a partidos de izquierdas y los que emigraron antes, cuyo voto es más conservador", afirma.

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No obstante, puntualiza, el voto de estos últimos es también conservador en el sentido de que se orienta hacia los partidos del gobierno. "En la época gloriosa del PSOE votaban al PSOE, y cuando gobernaba el PP, votaron al PP", argumenta. "Se trata de una pauta muy sistémica. Votan por el partido del gobierno, de la corriente", añade. 

Hay, por tanto, una "diferencia sociológica estructural", según Vallespín. El voto rogado beneficia a uno u otro partido dependiendo del perfil del votante. En este sentido, ¿qué puede ocurrir en las próximas elecciones?

"Ahora la incógnita es mayor porque el PP tiene salidas de voto y no sabemos si esto se va a trasladar a los votantes que residen fuera de España", dice Jiménez. "El hecho de que pierda fuerza en los resultados generales hace que haya más competencia en muchos distritos y que unos pocos votos sean más importantes. Habría más votos en juego y podría ser más relevante el voto exterior", añade. 

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