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investigación infoLibre

El Gobierno Ayuso permitió entrar y salir de residencias a miles de mayores hasta una semana después del 8M

Acta de la Policía Municipal de Madrid donde se indica que el centro de día que funciona en la residencia DomusVi Mirasierra cerró el 16 de marzo.

El 13 de marzo, a primera hora de la mañana, miles de mayores de la Comunidad de Madrid fueron recogidos en pequeñas furgonetas para ser trasladados al centro de día donde recibían atención asistencial y pasaban la jornada hasta regresar por la noche a sus casas. Así ocurría a diario de lunes a viernes. Esos mayores son trasladados habitualmente en vehículos de nueve plazas, donde comparten asiento con varios compañeros del centro de día, además del chófer y una gerocultora. En la mayoría de los casos, el destino es un edificio que cumple una doble función: residencia y centro de día. Aquel 13 de marzo, el coronavirus ya había empezado a causar estragos en la Comunidad de Madrid: se tenía conocimiento de 1.990 contagiados por covid-19, 272 personas estaban en la UCI y 81 habían fallecido.

¿Cómo es posible que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso mantuviera abiertos los centros de día, con lo que implica de traslados de miles de mayores en transporte colectivo y su presencia en geriátricos donde comparten determinados servicios con los residentes que viven allí?

Gestores de residencias consultados por este periódico entienden que mantener abiertos los centros de día aquella semana fue “una barbaridad”, aunque también indican que no se deben juzgar las decisiones que se tomaron en marzo a partir de los conocimientos que tenemos en junio sobre la pandemia. Pero lo que no depende del momento en que se analicen los hechos es otra cuestión clave: que el 9 de marzo se cerraron los centros de mayores –lo que antes se conocía como “hogar del jubilado” y que nada tienen que ver con los centros de día– y que el 11 se suspendieron las clases en colegios, institutos y universidades, mientras toda esa semana se mantuvieron abiertos los centros de día [la orden de cierre entró en vigor el sábado 14, pero los fines de semana no están abiertos los centros de día, de forma que el primer día efectivo de cierre fue el lunes 16].

Y ello a pesar de afectar a una población especialmente vulnerable, los mayores con algún grado de dependencia, que en muchos casos acuden a un edificio que también alberga una residencia, donde viven personas igual de vulnerables o más.

En Madrid han fallecido casi 6.000 personas que vivían en residencias con covid-19 o con síntomas compatibles. Esa cifra representa el 30,6% del total de residentes muertos en toda España.

La decisión del Gobierno Ayuso de no cerrar los centros de día hasta el 16 de marzo llama aún más la atención si se tiene en cuenta que un eje central de su discurso durante estos últimos meses es que las manifestaciones feministas del 8M tendrían que haberse prohibido porque existían ya datos suficientes que desaconsejaban su celebración. El Gobierno Ayuso llegó a comunicar a la jueza que investigó el 8M que había enviado el 7 de marzo a la Delegación del Gobierno dos correos notificando resoluciones en las que constaba "el riesgo de carácter inminente para la salud pública" por la expansión del covid-19. Una de esas resoluciones hacía referencia precisamente a la suspensión de las actividades en los centros de mayores, cerrados una semana antes que los centros de día.

En alguna de las actas de inspecciones en residencias realizadas por la Policía Municipal de Madrid, desveladas por infoLibre, la directora del geriátrico reseña que el 6 de marzo se “prohibieron visitas de familiares”, mientras que el centro de día que funciona en el mismo edificio se cerró “el 16 de marzo”. Así ocurrió por ejemplo en la residencia de DomusVi Mirasierra, como se recoge en el documento que ilustra esta información.

QUÉ SON Y CÓMO FUNCIONAN LOS CENTROS DE DÍA

En primer lugar, es importante distinguir entre los “centros de mayores” y los “centros de día”. Los primeros son centros de ocio y socialización, donde los usuarios juegan a las cartas o participan en actividades como baile o manualidades, pero no se trata de personas en situación de vulnerabilidad. En los segundos se produce un apoyo asistencial y terapéutico a mayores dependientes.

Además del tipo de personas a las que atienden y las actividades que se realizan en ellos, hay una tercera diferencia importante: el lugar donde están las instalaciones. La mayoría de los centros de día están en el mismo edificio que una residencia que pertenece a la misma empresa o entidad.

¿Hasta qué punto comparten servicios o espacios las personas que van al centro de día y los residentes que viven en el geriátrico? infoLibre ha consultado a diferentes grupos de residencias, que gestionan en conjunto decenas de centros en la Comunidad, y la respuesta es la siguiente:

– En todos los geriátricos, los residentes y los usuarios del centro de día comparten la misma entrada al edificio y tienen también los mismos médicos y enfermeras.

– En un número importante de residencias, ambos grupos comparten además zonas comunes, como baños, gimnasio o peluquería. En otras, sin embargo, están separados los espacios para cada grupo.

En torno al 90% de los usuarios de centros de día utilizan un servicio de transporte, que los recoge alrededor de las 8.00 horas. En el centro les dan el desayuno, la comida y la merienda. A las 18.00 horas, la furgoneta les devuelve a sus hogares. En el tiempo que pasan en el centro, realizan rehabilitación física –gimnasia grupal, por ejemplo– o terapia ocupacional.

En definitiva, quienes critican que no se cerraran los centros de día al mismo tiempo que los centros de mayores, entienden que durante esa semana se incrementó el riesgo de contagio al menos en tres situaciones:

1. Durante el transporte de ida al centro y vuelta a sus hogares, donde los mayores compartieron un espacio reducido con otros compañeros, el chófer y la gerocultora.

2. Al ser atendidos los usuarios de un centro de día y los residentes del geriátrico anejo por el mismo médico y las mismas enfermeras.

3. Al compartir espacios comunes ambos grupos, especialmente en aquellas instalaciones donde no existe una separación total entre residencia y centro de día.

De acuerdo con los últimos datos del IMSERSO (Instituto de Mayores y Servicios Sociales), a 1 de enero de 2019 existían en Madrid 291 centros de día, que disponían de 14.235 plazas. La Consejería de Políticas Sociales indica que hay 18 centros con 614 plazas que gestiona la AMAS (Agencia Madrileña de Atención Social), es decir, que son de titularidad y gestión pública. Y otros 134 centros con 4.128 plazas que están concertadas, es decir, que la Comunidad paga una cantidad a la empresa propietaria para enviar allí a personas con derecho a recibir la prestación. El resto son centros de día privados y sin financiación pública.

El esquema de propiedad, gestión y financiación de los centros de día es el mismo que el de las residencias. Como explicó infoLibre, doce grandes grupos se embolsan en Madrid el 64% del dinero público con el que se financian geriátricos privados. Buena parte de los centros de día están en manos de esos mismos grupos.

LA REUNIÓN DEL 9 DE MARZO

Todas las fuentes consultadas por este periódico coinciden en que el asunto de qué hacer con los centros de día se trató en una reunión que se celebró el lunes 9 de marzo, en la Consejería de Políticas Sociales.

Por parte del Gobierno madrileño estuvieron el consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero; el viceconsejero, Javier Luengo, y el entonces director de Coordinación Socio-Sanitaria, Carlos Mur, dependiente de la Consejería de Sanidad. Mur es el alto cargo que firmó el Protocolo que fijaba “criterios de exclusión” que impedían el traslado de determinados mayores enfermos desde la residencias a los hospitales, tal y como desveló infoLibre.

Por parte de las empresas estuvieron representantes de tres de las cuatro patronales: Aeste, que reúne a los principales grupos del sector; Amade, que es la asociación madrileña de la estatal CEAPs, y Lares, que agrupa a las entidades de carácter religioso.

Fuentes de diversas empresas indicaron a este periódico que en aquella reunión del día 9 pidieron al Gobierno madrileño "que se cerraran los centros de día" de forma inmediata. Por su parte, en la Consejería de Políticas Sociales indican que las patronales "es cierto que abordaron el tema, pero no fue una petición taxativa. Mostraron su preocupación por la situación de esos centros, pero al mismo tiempo señalaron que cerrarlos podría dejar desprotegidos a muchos mayores".

Las fuentes empresariales añaden que la misma petición de cierre la reiteraron el día 11, llamando especialmente la atención sobre el hecho de que el Gobierno madrileño ya había anunciado hasta el cierre de los centros para discapacitados, pero mantenía abiertos los centros de día. En Políticas Sociales señalan que "desde el día 10 ya se empieza a elaborar la orden que se publica el día 13 [y entra en vigor el sábado 14]".

EL “RIESGO INMINENTE” PARA LA SALUD DEL DÍA 6

Lo cierto es que el sábado 7 de marzo se cerraron “los centros de mayores, en las tipologías de hogares y clubes y servicios de convivencia familiar y social”. Es decir, lo que antiguamente se llamaba el “hogar del jubilado” y donde acuden personas que no son dependientes y que funcionan realmente como espacios de socialización.

La resolución de la Dirección General de Salud Pública lleva fecha del 6 de marzo, aunque se publicó en el Boletín Oficial al día siguiente, que fue cuando entró en vigor. En el fundamento quinto se indica lo siguiente: “Existen razones objetivas para la suspensión de la actividad de los citados centros como medida preventiva y de contención de la transmisión del covid-19, debido a que la actividad de los centros de mayores en la situación de alerta sanitaria actual supone un grave riesgo de carácter inminente para la salud pública”.

En este caso la orden de cierre fue efectiva el mismo sábado 7 de marzo, porque los centros de mayores permanecen abiertos todos los días del año – salvo 24, 25, 31 de diciembre y 1 de enero–, al contrario que los centros de día que cierran los fines de semana.

infoLibre le preguntó a las Consejerías de Políticas Sociales y de Sanidad cuál fue el criterio para cerrar los centros de mayores el 7 de marzo y mantener abiertos los centros de día durante una semana más. La portavoz de la consejería que dirige Alberto Reyero indicó lo siguiente: “Cerrar los centros de día suponía una situación de desprotección para los mayores dependientes que reciben allí apoyo asistencial y terapéutico. Por ello, en los primeros momentos se fue más conservador. No obstante, el criterio de cierre de centros lo determina Salud Pública”.

El departamento de Sanidad, por su parte, ofreció la siguiente respuesta: la decisión de cerrar los centros de mayores y mantener abiertos los centros de día se adoptó “por un criterio asistencial dado el perfil de los usuarios que utilizan estos recursos y siempre en coordinación y por consenso con la Consejería de Políticas Sociales”.

Aquel 6 de marzo, Políticas Sociales envió a los centros que dependen de la Consejería unas instrucciones de actuación frente al coronavirus, donde se indicaba que en caso de existir la sospecha de que una persona podía estar contagiada, “deberá separarse” de las demás y se le “pondrá una mascarilla quirúrgica siempre que sea posible”.

El lunes 9 de marzo, la Consejería de Sanidad dicta otra orden con medidas preventivas, que incluyen la suspensión de las actividades educativas. Esas medidas se adoptan “con motivo de la situación y evolución del coronavirus y ante el riesgo inminente y extraordinario para la salud de la población causada por este patógeno”. La orden se publicó en el Diario Oficial el día 10 y entró en vigor el miércoles 11.

El día 12 de marzo, Políticas Sociales envió un documento titulado "Información general para los conductores y trabajadores de transporte y rutas en los centros residenciales, centros de día y pisos tutelados financiados con fondos públicos". Son dos páginas donde se enumeran una serie de "medidas higiénico sanitarias generales", como el lavado de manos, no tocarse con las manos los ojos, nariz, boca y oídos, o cubrirse la boca o la nariz con el codo flexionado al estornudar. También se pide realizar "una limpieza y desinfección general del habitáculo de los vehículos" tras finalizar cada ruta y al final de cada día. 

Este periódico preguntó a las Consejerías de Reyero y Escudero si habían valorado el riesgo que para las personas mayores supuso "utilizar hasta el viernes 13 de marzo, incluido, ese servicio de transporte colectivo" que les llevaba al centro de día y les devolvía a su hogar. Políticas Sociales no aclaró si habían valorado ese riesgo, pero explicó que se habían dictado esas recomendaciones e instrucciones a los conductores. Sanidad no respondió a la pregunta.

La situación en las comunidades aquel 13 de marzo

El coronavirus terminó afectando con fuerza a los residentes de diversas comunidades, especialmente Madrid, pero también Cataluña, Castilla y León y Castilla-La Mancha. Pero, en aquel momento, Madrid era el único territorio con una situación crítica desde el punto de vista de la transmisión comunitaria y que empezaba a ser preocupante en cuanto a ingresos en la UCI y fallecidos.

Los datos oficiales del Ministerio de Sanidad indican que, el 13 de marzo, se localizaban en Madrid 81 de 120 fallecidos de toda España (67,5% del total), 180 de los 272 ingresados en la UCI (66,1%) y 1.990 de los 4.209 casos de covid-19 detectados (47,3%)

Quiero pedirte perdón

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En seis comunidades no se había producido ni un solo fallecimiento por covid-19: Andalucía, Canarias, Cantabria, Galicia, Murcia y Navarra. Otras cinco comunidades sólo contaban con una muerte por el virus: Asturias, Baleares, Castilla y León, Comunidad Valenciana y Extremadura. En La Rioja se habían producido dos decesos, en Cataluña cuatro, en Castilla-La Mancha cinco y en Aragón siete.

Pese al levísimo impacto que entonces tenía el virus en sus territorios, Andalucía, Asturias, Castilla-La Mancha, Castilla y León y La Rioja ya no abrieron los centros de día el 13 de marzo. Ese mismo viernes, a mediodía, Pedro Sánchez realizó una declaración institucional en la que explicó que al día siguiente se declararía el estado de alarma en toda España.

En las horas siguientes, las doce comunidades que no habían cerrado sus centros de día fueron aprobando resoluciones para adoptar esa decisión, que fue efectiva el 16 de marzo. Entre ellas estaba Madrid, que aquel lunes ya no abrió los centros de día. Pero el virus ya se transmitía desbocado en las residencias de la comunidad que gobierna Isabel Díaz Ayuso: el 19 de marzo habían fallecido 138 residentes, el 25 eran 1.101 los muertos y el 30 de marzo ascendían a 2,465. El 80% ni siquiera fue trasladado al hospital para recibir atención allí, siguiendo las instrucciones del Protocolo aprobado por la Consejería de Sanidad del PP.

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