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Entrevista

Arantxa Tirado: "El absurdo caso judicial de Irene Montero recuerda a una causa contra Lula por un apartamento que nunca tuvo"

La politóloga Arantxa Tirado, doctora en Relaciones Internacionales y autora de 'El lawfare. Golpes de Estado en nombre de la ley' (Akal, 2021).

Se propone al lector un ejercicio ilustrativo, para extraer del mismo conclusiones políticas: saque en una conversación el nombre de Lula, o de Dilma Rousseff, o de Correa, o de Cristina Fernández... ¿Hacia dónde derivará la charla? ¿Política, economía? Mmm, quizás lo haga hacia la corrupción, los tribunales, tal o cual causa abierta escuchada en un informativo o cazada al vuelo en un titular... Si la hipótesis se cumple, se cargará de un punto de razón Arantxa Tirado (Barcelona, 1978), que acaba de publicar El lawfare. Golpes de Estado en nombre de la ley (Akal), un trabajo en el que desgrana los casos de guerra judicial y mediática contra líderes de la izquierda latinoamericana hasta observar una pauta de uso torticero y con doble vara de medir de la ley para destruir sus reputaciones, hundirlos y corregir desviaciones del dogma proestadounidense, especialmente en países con rico subsuelo.

Con un ensayo así en las manos, es inevitable preguntar a Tirado por España, Podemos, los casos judiciales, las cloacas... Hay una "persecución judicial contra Podemos" para "dañar su imagen y neutralizarlo", señala por una parte. ¿Lawfare? No tanto. Tiene "paralelismos", responde, pero para que tenga la gravedad de América Latina, falta la mano de Estados Unidos, que no necesita el lawfare en Europa porque el "disciplinamiento" está garantizado "por la camisa de fuerza que implica pertenecer a la UE". La autora lamenta que en la sociedad española, también en la izquierda, se haya interiorizado el relato de la derecha sobre los conflictos políticos y sociales en América Latina, con una visión llena de "prejuicios". "Lo podemos pagar, se nos puede volver en contra. No estamos lejos de allí", afirma.

El caso de la supuesta niñera de Irene Montero le da para dos reflexiones más: "Obviamente esto es parte de la persecución judicial a Unidas Podemos, que es de largo aliento. Mi impresión es que el caso es completamente absurdo. Me recuerda mucho a cómo arman una de las causas contra Lula, con un apartamento que nunca tuvo, que ni siquiera visitó". Eso sí, Tirado matiza, no obstante, que lo que le parece "completamente absurdo es que el caso se use para llevar a los tribunales y hacer todo ese ruido, no es que esté infravalorando el hecho de que alguien pueda cometer este tipo de prácticas, suponiendo que fueran ciertas, de utilizar al partido para cosas personales. Pero el montaje alrededor me parece absurdo".

En su libro, Tirado concluye sobre el lawfare que "deberíamos empezar a preocuparnos", porque "cuando permitimos" que prácticas así se den en otras sociedades, "corremos el riesgo de que en algún momento se vuelvan hacia nosotros como en un efecto bumerán". Y advierte, en conversación con este periódico: España no se está venezuelizando, como afirman Vox y sectores del PP, pero su derecha sí. "Todo este enconamiento que vemos estos días, con amenazas de muerte, todo este clima de tensión viene de la negación de la legitimidad del Gobierno por parte de la derecha". Algo que, recalca, "ya hemos visto y pasa cada día" en América Latina, y que tiene el coste añadido de que reduce el margen para la crítica legítima y democrática a los gobiernos, porque crea "falsos debates" polarizados que apenas dejan espacio para la razón. "En Europa nos creemos a salvo de lo que pasa en América Latina, pero no está tan lejos la historia. Y las élites europeas de hoy son descendientes de las de ayer", afirma.

Una "táctica de guerra"

Vaya por delante: no es un libro jurídico, sino político. Tirado se detiene en algunos de los episodios a su juicio más cuestionables de los procesos –el cuaderno contable que incriminó a Rafael Correa, redactado según la autora después de los pagos; el apartamento utilizado contra Lula que nunca estuvo a su nombre–, pero lo que escribe es un ensayo centrado en correlaciones de fuerzas, orientación de clase de la ley, dobles raseros en su aplicación e intereses cruzados. "Más allá de que en alguna causa pueda haber elementos con sustento, es evidente que hay un uso mediático, político y geopolítico del lawfare. Al principio se decía 'oh, pobre Dilma', 'oh, pobre Lula'... Pero luego ha ido habiendo cada vez más casos. Hay una lógica operativa detrás", señala Tirado, doctora en Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma, que recalca que la anulación por parte del Supremo de Brasil de las condenas contra Lula se coloca en sintonía con su tesis.

El lawfare no es un término popular en España, más allá de círculos de la izquierda atentos a América Latina, pero sí empieza a serlo al otro lado del Atlántico. Su origen se atribuye al militar estadounidense Charles Dunlap, que en 2011 lo definió como el uso de la ley con fines políticos y militares. Tirado se lanza a una definición propia: "Táctica de guerra, inserta en una estrategia bélica multifactorial y de amplio espectro, como es la guerra híbrida, que utiliza la ley para neutralizar o eliminar al enemigo político en aras de una reconfiguración política". A lo largo de su ensayo, irá añadiendo elementos a la definición: "asesinato moral, de imagen pública", "doble rasero"...

La politóloga sitúa a Estados Unidos tras el cortinaje. La autora de El lawfare repasa estrategias y acontecimientos: el papel decisivo de su Departamento de Justicia en el caso Odebrecht, que dinamitó la política brasileña y se extendió por el grueso del continente; la aplicación selectiva de la Ley contra las Prácticas Corruptas en el Extranjero; los acuerdos judiciales bilaterales; la formación como becarios de la agencia USAID de figuras capitales en la persecución judicial de líderes; el uso de la "ayuda externa" para el reforzamiento de los intereses USA en la esfera judicial... Del golpismo puro –no del todo enterrado–, se ha ido pasando a la promoción de un activismo más judicial y mediático, según se desprende del relato de El lawfare.

La corrupción como arma

Para "generar artificialmente desacuerdo contra un Gobierno" y marcar el tema estrella en una sociedad es imprescindible, señala Tirado, contar con una baza tan irreprochable como la lucha contra la desigualdad social que abanderan –con mejores o peores resultados– los líderes de la izquierda. ¿Cuál puede ser? La respuesta de Tirado: la "lucha contra la corrupción". Aquí Tirado –que no es una ensayista neutral, ni lo pretende– carga contra la doble vara de medir de numerosos medios, así como de la Organización de Estados Americanos. "Transparencia Internacional fue fundada por un exfuncionario del Banco Mundial y un exmiembro de la inteligencia estadounidense, entre otros, lo que quizás nos dé pistas de la naturaleza de este organismo autodenominado independiente", escribe.

Esta "lucha contra la corrupción" se produce, añade Tirado, con el acento en lo político más que en lo empresarial, en base a menudo a denuncias interesadas –instituciones sesgadas, adversarios, testigos premiados– y con inusitada repercusión mediática desde el minuto uno... Todo ello en contraste con un "silencio atronador" sobre los casos en países amigos, como Colombia.

De México a Brasil

Tirado, en conversación con infoLibre, sitúa los casos de Brasil, Ecuador y Argentina como los "más claros" de lawfare. En Honduras y Paraguay ve casos "precursores del golpismo legal", y en Bolivia un "golpe de Estado con elementos de persecución judicial". El caso de Venezuela, que ha tratado en su ensayo Venezuela. Más allá de mentiras y mitos (2019), supone a su juicio "un uso de la ley internacional para tratar de llevar a los tribunales a Maduro", entre otras prácticas de desestabilización.

No obstante, el origen del lawfare como tal estaría, según la autora, en el famoso "desafuero" en 2004 a López Obrador, entonces alcalde de México DF, ahora presidente. Tirado recuerda que el proceso, que amenazó la carrera política del líder, partió de la decisión de AMLO de abrir una calle para dar acceso a un hospital, lo que habría violentado un auto de suspensión provisional derivado de un amparo interpuesto. Fue una auténtica tormenta mediática y política, por un tema que a juicio de Tirado es "insustancial, por no decir ridículo". López Obrador se presentó como víctima de una cacería liderada por el entonces presidente Vicente Fox. Finalmente, logró su supervivencia política, después de lanzar una estrategia de "resistencia civil" contra su inhabilitación, que le podría haber impedido ser candidato a la presidencia.

El lawfare cristaliza en su forma más nítida en Brasil, según Tirado, con la "destitución de Rousseff y la persecución y encarcelamiento de Lula". "Bajo el pretexto de combatir la corrupción, se instauró en Brasil un estado de excepción judicial", señala. La autora no niega la posible comisión de delitos por parte de responsables del Partido de los Trabajadores, sino que denuncia cómo unas lógicas corruptas instaladas hasta el tuétano de repente fueron elevadas, con la llegada al poder del PT, a categoría de primer problema nacional, buscando la responsabilidad en la cúspide de todo el Estado. De repente, los sobornos de Petrobras, "parte de su funcionamiento tradicional", explotan en escándalo justo para evitar un hipotético regreso de Lula a la política. Se suceden las denuncias al más alto nivel: Policía Federal, Ministerio Público, un juez de Brasilia...

La autora pone énfasis en el papel decisivo del juez Sergio Moro, "encumbrado por los medios", que fue becario de la USAID y alumno del Proyecto Puentes del Departamento de Estado de Estados Unidos para la lucha contra la corrupción. Las cosas no han acabado bien para el prestigio judicial de Moro. En febrero de este año la Fiscalía General disolvió la unidad de investigadores del famoso caso Lava Jato. ¿Dónde está hoy Lula? Herido, pero no caído, amaga con un regreso para medirse a Bolsonaro en 2022. ¿Qué fue de Moro? Fue ministro de Bolsonaro y hoy es empleado de Álvarez & Marsal, una firma global de servicios "plagada de exfuncionarios" de EEUU, explica Tirado. El Supremo ha confirmado que Moro fue parcial contra Lula. ¿Cuántos de los que saben algo hay contra Lula saben de esta sentencia?

La sombra de la duda

Un momento: ¿acaso no es presidente AMLO? ¿No sigue en pie Lula? ¿No es hoy vicepresidenta Cristina Fernández, que ha llegado a sumar seis causas judiciales? ¿Es que el lawfare no funciona? "Esto es importante recalcarlo: aunque a veces Estados Unidos parece omnipotente, no lo es. Falla y se equivoca. Lo mismo en Vietnam, Irak y Afganistán que en América Latina. Que quiera someter la voluntad de los pueblos no significa que lo consiga siempre. No es matemático", señala. No obstante, recalca que los líderes víctimas de lawfare quedan siempre "cuestionados". Y no sólo en sus países, sino fuera. "Cualquier liderazgo de izquierdas levanta rechazo en los sectores conservadores. Pero a eso se suma una sombra de duda sobre su probidad, que no se va tampoco regresando a la presidencia. El lawfare deja siempre la sombra de sospecha, sea cual sea resultado. Eso queda ahí. '¿No serán unos corruptos? ¿No querrán postularse de nuevo por ínfulas despóticas?'.

Tirado denuncia la desproporción entre la repercusión de los casos y su sostén probatorio. También la discreción con que se cierran las causas, llegado el caso. En cambio, es ya imborrable del imaginario popular el Power Point de la Fiscalía con Lula como cabecilla de una banda, o la catarata de filtraciones de parte, o la portada de la revista Veja, en octubre de 2014, donde decía: "Ellos sabían todo". Aquella portada, basada en la palabra de un "arrepentido", fue usada como propaganda contra Rousseff, que calificó la maniobra como "terrorismo electoral", explica Tirado. ¿Qué fue de Dilma Rousseff, la sucesora de Lula? Fue destituida en un impeachment, en 2016, tras un quinario político. Así explicaba el El País el motivo en su crónica del día final: "El origen remoto del proceso hay que buscarlo en un informe de tres abogados que denunciaron a la presidenta [por] hacer trampas con el presupuesto mediante un abstruso mecanismo de préstamos públicos. Los senadores brasileños se han pasado horas y días y meses discutiendo en un perpetuo Día de la Marmota sobre si el retraso por parte del Gobierno en reembolsar un pago efectuado por un banco público a un programa estatal se podía considerar delito o no. [...] Han surgido en el país centenares de especialistas en esta minucia contable, en una trinchera y en otra". Así cayó Rousseff.

La luna, no el dedo

Un mensaje que deja el ensayo de Tirado: para entender hay que mirar a la luna, no al dedo. Y la luna son los "intereses geopolíticos", reitera. En el caso de Ecuador, la luna no son las 25 causas abiertas que ha contabilizado la autora contra Correa, sino que estas se inscriben en un proyecto de "descorreizar" el país y poner fin a una nueva política de alianzas. La luna, según Tirado, está en el litio de Argentina, el niobio y la biodiversidad de Brasil, los hidrocarburos de Bolivia... Y, por supuesto, en el petróleo de Venezuela.

El abecé del lawfare sería este: "intereses geopolíticos, disputa por los recursos y acabar con el mal ejemplo", según Tirado, que señala que en España no hay una conciencia social sobre el fenómeno. "Europa mira a América Latina con prejuicios. También ocurre en España. Miramos a estas sociedades como si fueran más corruptas, más brutas, con líderes más despóticos. Lo que llega a través de los medios es una visión muy mediada, que muestra las preocupaciones de las élites. Apenas conocemos la visión del campesino, del indígena. Hay gente de izquierdas en España que luego tiene una lectura de América Latina totalmente de derechas", expone la autora de El lawfare.

¿Y España?

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¿Ha habido o hay lawfare en España? Tirado ve atisbos de "juristocracia", así como un sesgo conservador en la judicatura. Apunta el dedo a las "cloacas del Estado" y sus conexiones mediáticas. También se opone a que pese una especie de tabú sobre la crítica política a las decisiones judiciales, como si fuera una "intromisión inaceptable". "Me parece evidente que existe una persecución judicial a Podemos. Hay voluntad de dañar su imagen y neutralizarlopersecución judicial a Podemos. No puedo decir si está coordinado, seguramente sí, porque hay participación de sectores de la inteligencia y la parainteligencia de las cloacas del Estado...", señala.

Ahora bien, falta un elemento clave del lawfare, al menos en su formato latinoamericano-caribeño: la necesidad de reconfiguración geopolítica para blindar los intereses USA. "Aquí no es necesario. El disciplinamiento está ya garantizado por la camisa de fuerza que implica pertenecer a la UE", explica la autora, que además señala que, pese al "miedo" de las capas conservadoras, Unidas Podemos no es un partido radical. Es más, Tirado lamenta que, pese a gobernar en España PSOE y Unidas Podemos, España haya dado apoyo y protección a Leopoldo López, a quien considera un golpista"Aquí mucha gente de izquierda compra el discurso de derecha y ultraderecha sobre América Latina y Venezuela. En los años 70 y 80, era un espejo en el que mirarse. Ahora la izquierda descafeinada ha perdido la perspectiva histórica sobre América Latina. Eso puede volverse fácilmente en contra", señala la autora de El lawfare, que lamenta que la política exterior de PSOE-UP, salvo algún "enfoque superficial", sea similar a la del PP.

La actualidad obliga a una pregunta más. Al leer la información sobre el caso del supuesto uso de Irene Montero de una asesora como niñera de sus hijos, ¿le trae en la memoria algo de lo visto en América Latina? Se toma su tiempo para leer en detalle las informaciones publicadas. "Obviamente esto es parte de la persecución judicial a Unidas Podemos, que es de largo aliento", responde. El caso le parece de "completamente absurdo", pero de consecuencias que pueden ir más allá de lo anecdótico. "Me recuerda mucho a cómo le arman una de las causas a Lula, con un apartamento que nunca tuvo, que nunca ni siquiera visitó", explica, deteniéndose en el detalle de que la información llegue "a unos días de las elecciones". "Si hay realmente una voluntad de luchar contra la corrupción, hay muchos frentes", añade. Y algo más: "Hay un paralelismo muy curioso. Las acusaciones de enriquecimiento que se han dado en paralelo tanto contra Irene Montero como contra Pablo Iglesias, desde hace tiempo con lo del chalet, pero también sobre cómo había aumentado su patrimonio, obviando si había herencias o no, resuenan al caso del matrimonio Kirchner". En resumen, concluye, "me parece una clara persecución política usando instrumentos judiciales que tiene paralelismos con el lawfare de América Latina y el Caribe".

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