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El dinosaurio todavía estaba allí

Carlos Marqués-Marcet: "Se van a seguir haciendo películas, el problema es cómo vamos a vivir"

El cineasta Carlos Marqués-Marcet.

El cine de Carlos Marqués-Marcet (Barcelona, 1983), siempre interesado en lo íntimo, lo espacial y sentimentalmente cohibido, se antoja muy propicio para reflejar la situación que hemos atravesado a lo largo de estos meses. No en vano, el ganador de un Goya por su notable ópera prima, 10.000 km (película en la que ya otorgaba un peso central a esas relaciones telemáticas que cobraron protagonismo durante el confinamiento), fue uno de los directores con los que HBO contó para aportar su visión del enclaustramiento en la serie En casa.

Hablamos con el cineasta catalán, en el marco de esta sección en la que diversos creadores explican su punto de vista sobre las consecuencias de la pandemia, sobre los duros momentos que dejamos atrás y los que están por venir. Precisamente en 2019 presentó Los días que vendrán, película en la que se propuso narrar el embarazo de una mujer y su vida en pareja bordeando los límites entre lo real y lo ficticio. Lo hizo con sosiego, pero sin miedo a mostrar los momentos de mayor crudeza y dificultad. Se enfrenta a las preguntas de esta entrevista de manera similar.

Cuenta que ha tenido un confinamiento muy activo: "Me cogió en el proceso de escritura de mi siguiente película, y además aproveché para leer y ver películas. Empecé incluso a leer el Quijote". Matiza, eso sí, que todavía no lo ha acabado. Según cuenta, al poco tiempo llegó el encargo de HBO: "Tuve dos semanas de confinamiento real y otras cuatro semanas de confinamiento haciendo una película". Cree que ha sido un ejercicio "muy estimulante" del que ha aprendido muchas cosas. Pese a que se considera una persona a la que le gusta "la calle", califica de "tranquilizador" ese periodo. Opina que en el encierro tuvimos tiempo para recalibrar nuestra relación con el presente y el pasado, "una doble nostalgia para delante y para atrás que no nos permite estar aquí y ahora".

Para Marqués-Marcet toda esta situación ha provocado transformaciones de calado: "Ha cambiado nuestra relación con el tiempo, como decía, pero también con el espacio, con aquello con lo que nos comunicamos". Sin embargo, no tiene tan claro que vayan a durar mucho: "Tengo mis dudas de que vaya a perdurar una vez volvamos a la rueda de la vida en los marcos socioeconómicos en los que está construida. Ojalá que en vez de una nueva normalidad pasemos a una anormalidad que abra nuestra perspectiva de cómo vivimos". El director de Tierra firme aboga, no obstante, por dejar de lado la "futurología" y "vivir el presente". "Hasta que no haya un cambio de sistema económico y un reparto de la riqueza más justo todo va a seguir siendo difícil". Más que una valoración general sobre qué será de nosotros tras todo esto, subraya el valor de "trabajar por lo que tenemos a nuestro alrededor".

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Tampoco tiene certezas (¿alguien puede tenerlas?) acerca del futuro que espera al cine, y en especial al que se realiza en ese difuso y amplio espacio referido como los márgenes de la industria. "Se van a seguir haciendo películas, el problema es cómo vamos a vivir en este sector. Pero bueno, es un problema que tienen todos los sectores que dependen bastante del apoyo público, algo que debemos asumir que el cine necesita si queremos que sea posible pensar las imágenes y sonidos de otra manera". Admite que será necesario "reinventarse" y apunta al "auge de las plataformas digitales", un terreno que desde su punto de vista "no es especialmente fértil para cierto tipo de películas con un ritmo determinado y que requieren una sala grande, un buen sonido y calidad de imagen". Tacha de "urgente" la necesidad de un rescate a las salas: "Ver como cierran los cines Méliès en Barcelona duele".

Sobre lo que el cine del futuro relatará acerca de este periodo, no tiene una postura firme: "Yo al cine no le pido que me cuente las historias que yo quiero, sino que me sorprenda con las que no conozco, con imágenes que me revelen cosas y sonidos que me emocionen de alguna manera". Defiende que "no miremos para otro lado", ya que es complicado salir a la calle y no percatarse de todos los cambios, de las mascarillas y la distancia aumentada entre las personas. A nivel particular, indica que le gustaría "seguir trabajando con el proyecto de En casa, aunque estoy con otros proyectos en los que, en cualquier caso, como digo, no podemos obviar lo que está sucediendo".

Para acabar, lanza un mensaje en el que apela a la unidad para superar estas circunstancias adversas: "La única manera de pasar una crisis es pasarla juntos. Dibujar otro tipo de economía, ser dueños de nuestro trabajo sin caer en la precariedad del autónomo, tratar en definitiva el trabajo como algo común que nos dignifique". Cita una obra de Pablo Messiez, Todo el tiempo del mundo (base de uno de sus nuevos proyectos, el segundo capítulo de la serie Escenario 0, también de HBO, un formato que apuesta por la fusión de las artes escénicas y el audiovisual). En ella, un hombre pregunta su hija si será un buen padre. Ella le responde que no se trata de hacerlo bien o mal, "se hace juntos o separados, se hace cerca o se hace lejos".

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