Soldaditos de Pavía

Ha vuelto a pasar: un batallón del ejército de tierra se ha arrodillado ante la tumba de Karl Marx y ha jurado, ante el comisario político del regimiento, colectivizar los medios de producción y acabar con la explotación del hombre por el hombre.

Los partidos moderados no han tardado en mostrar su desconcierto y su indignación. "Los ciudadanos no pueden confiar en unas fuerzas armadas con querencias revolucionarias", ha declarado el líder de la liga conservadora. "El gobierno está comprometido con la democracia liberal y representativa", se ha escuchado decir (entre abucheos de los propios) al vocero del partido radical. Con semejante revuelo, la ministra del ramo se ha visto obligada a cesar al comandante del contingente y a expulsar con deshonor a la tropa. Una recua de analistas se ha apresurado a repetir su cantinela de costumbre: ¡que vienen los soviets! Los más integristas apoyan la disolución del brazo armado del Estado. Otros, que la culpa de todo la tiene la pertinaz corrección política que asola nuestro siglo.

Una recua de analistas se ha apresurado a repetir su cantinela de costumbre: ¡que vienen los soviets! Los más integristas apoyan la disolución del brazo armado del Estado

¡El asunto es preocupante! Todavía se recuerdan las furibundas cargas de caballería con que los antidisturbios intentaron disolver las manifestaciones convocadas por la conferencia episcopal. Para colmo, hace apenas una semana los periódicos publicaban aquellas fotos bochornosas de agentes del orden desayunando en el famoso bar del "chino estalinista" de Usera. Las imágenes de funcionarios uniformados y armados levantando el puño ante un retrato del calvorota de Mao llenó de espanto los corazones de las gentes sencillas y prudentes.

A primera hora de esta mañana se ha comunicado la constitución de una comisión de investigación para aclarar el asunto. ¡Aleluya! Estará compuesta por psiquiatras, fiscales y teólogos. Su presidente, el doctor Vallejo Nájera, se ha mostrado muy esperanzado en que los recientes avances de la ciencia frenológica le permitan averiguar si hay algún fenotipo comunistoide replicándose a costa de la hacienda pública.

Expertos venidos de las provincias más orientales del imperio han comenzado la redacción de exhaustivos papers llenos de esdrújulas. En ellos se esfuerzan en demostrar o desmentir la divulgada opinión de que todo abusón de colegio con menos luces que un carrillo de mano ha acabado reclutado en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. "Son tontísimos, por eso cogen una porra o se hacen comunistas", ha adelantado un respetado profesor.

El gabinete del presidente ha anunciado un mensaje institucional para mediados de la semana próxima. En él, se detallará el memorándum de abusos policiales cometidos por las facciones marxistas que se sirven de la violencia institucional para instaurar la pérfida dictadura del proletariado. "Nunca más los burgueses tendrán que temer detenciones contrarias al derecho; ningún ciudadano volverá a quedarse tuerto por defender la monarquía o los privilegios de la aristocracia. El clero, los terratenientes y los banqueros pueden estar tranquilos: ningún fantasma recorrerá España".

Un suspiro de alivio ha resonado de Cádiz hasta Finisterre. Termina, para regocijo de la Historia, el terror rojo y se instaura la justicia y la caridad entre los hombres. Atrás quedarán, de una vez por todas, los abusos, el latrocinio y la incautación de estupefacientes con fines recreativos. Desde este momento, los mejores de nosotros llevarán con orgullo la placa y la bandera: filósofos, gentileshombres, marquesas y expertos en matemáticas celestes vestirán el uniforme y protegerán nuestras fronteras físicas y morales de los enemigos de Occidente. Al fin, los súbditos de su majestad podrán entonar el grito de sus mayores: viva España, viva el rey, viva el orden y la ley.

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