“Lo que sea” contra la amnistía (y más allá)

Me había prometido no escribir una sola línea más sobre la amnistía hasta tener delante un texto de la proposición de ley. Algún día habrá que analizar nuestra responsabilidad, la de los medios, por hablar, debatir y escribir durante semanas sobre la nada y sus derivadas. Pero es imposible no lanzarse al teclado cuando asistimos a toda una avalancha de evidencias de algo que ya sabíamos: hay una derecha política, mediática y judicial que está dispuesta a lo que sea con tal de evitar no ya una amnistía a los imputados por el procés sino cualquier posibilidad de un gobierno de progreso y, sobre todo, de que se abra en España una nueva época en la que convivamos en un mismo Estado democrático diferentes realidades y sentimientos nacionales.

Cuando escribo “lo que sea” me refiero a que el principal partido político alternativa de gobierno, el PP, convoque manifestaciones en todas las plazas de España contra un texto legal desconocido. Por supuesto que tiene derecho a manifestarse en la calle, a movilizarse, como cualquier hijo de vecino en democracia. ¿Pero bajo afirmaciones como la de que “se rompe España”, se “destroza el Estado de derecho” o la “separación de poderes”? La estrategia de oposición “preventiva” ya la sufrimos cuando se abordó el proceso de paz que condujo a la derrota de ETA. Ahora está alcanzando cotas inverosímiles, quizás porque entonces no existía Vox ni tampoco el efecto multiplicador de odios que navegan por las redes sociales. 

Cuando escribo “lo que sea” pienso en esos nueve vocales del Consejo del Poder Judicial nombrados a propuesta del PP, con su mandato caducado desde hace casi cinco años, que se atreven a imponer una declaración “institucional” contra la amnistía. Es decir, desde el más absoluto desprecio a las instituciones constitucionales utilizan su desacreditado poder para sumarse a una estrategia política de acoso y derribo. ¿Tanto cuesta entender y asumir que la separación de poderes debe respetarse en las dos direcciones? ¿Que el Judicial ha de aplicar lo que decida el Legislativo y no obstruir su función?

Están decididos a “lo que sea” quienes convocan y acuden ante la sede del PSOE en Madrid para protestar cada noche contra algo que no ha sucedido. Desde Esperanza Aguirre o Santiago Abascal hasta 'influencers' de la extrema derecha

Escribo que están dispuestos a “lo que sea” determinados jueces que no han encontrado en los últimos cuatro años mejor ocasión que las circunstancias actuales, en mitad de una negociación política con el independentismo, para imputar por terrorismo a posibles afectados por una futura amnistía, sin escuchar siquiera a la fiscalía y sosteniendo sin prueba alguna que las protestas violentas en el aeropuerto de Barcelona  pudieron provocar la muerte de un ciudadano francés. Alguno de esos jueces, como Manuel García Castellón, han proclamado previamente su oposición a la amnistía (ver aquí). Sin pudor.

Están decididos a “lo que sea” quienes convocan y acuden ante la sede del PSOE en Madrid para protestar cada noche contra algo que no ha sucedido. Desde Esperanza Aguirre o Santiago Abascal hasta influencers de la extrema derecha que se hacen pasar por periodistas. No defiendo que se les prohíba manifestarse (pese a que Vox no respeta la libertad de expresión cuando veta a medios de información que no coinciden con sus postulados, y no pasa nada). Lo que sí advierto es que sólo pretenden acosar al partido que negocia la investidura y, por encima de todo, atizar un clima de crispación, de agresividad, de tensión máxima que en un momento determinado puedan utilizar para proclamarse, como siempre han hecho los ultras, salvadores del orden y la seguridad. No les importa en absoluto lanzar proclamas falsas o directamente calumniosas: les basta crear confusión, sembrar la duda sobre lo que pueda ocurrir tras la negociación política (y absolutamente legítima) de investidura.

Utilizar “lo que sea” es la explicación que cabe cuando se escuchan las reacciones políticas y mediáticas ante el acuerdo (este sí, ya escrito y firmado) entre el PSOE y ERC (ver aquí). Lo he repasado de la A a la Z, he contrastado su contenido con juristas de trayectoria intachable y no aparece el menor asomo de inconstitucionalidad. Y a quienes sostienen que la quita de la deuda autonómica es un “ataque letal” contra la igualdad entre comunidades, les rogaría que repasaran la hemeroteca y discutieran, si acaso, con Mariano Rajoy o Cristóbal Montoro (ver aquí el documentado análisis de Manel Pérez). Cuesta imaginar a algún presidente autonómico que hoy se manifiesta en las calles rechazando la quita de deuda que en su momento se le proponga.

No quiero estirar este “lo que sea” más allá de una realidad ya alarmante. Al fin y al cabo, tampoco debe sorprender a quienes conocen perfectamente la forma de actuar de esas poderosas burbujas que no aceptan otra idea de convivencia en España que no sea la del “a por ellos” o la del “que te vote Txapote”. Debería servir esta escalada de obstáculos al acuerdo de investidura para reforzar (aún más) la exigencia de un texto de la propuesta de amnistía que no puede contener la menor laguna jurídica. A quienes sin verlo sostienen que será inconstitucional no habrá forma de convencerlos, pero el proyecto debe ser “inmaculado” para quienes ya han argumentado con solidez que será constitucional si su motivación y su alcance son técnicamente impecables. Lo cual sirve también para quienes desde Junts pretenden a última hora colar en la amnistía casos y causas que poco o nada tienen que ver con el procés. Como apunta Edwy Plenel, entrevistado por Daniel Basteiro en estas mismas páginas, "si el nacionalismo catalán se convierte en cerrazón, irá él mismo a un callejón sin salida" (ver aquí).

No nos valdrá “lo que sea”.

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