El bonsái metropolitano de Madrid
Madrid no va a construir la mayor infraestructura verde de Europa. Ojalá, porque falta nos haría en una ciudad cuyos responsables han destacado por su desapego al medio ambiente, por sus trampas en la medición de emisiones, por su adoración al vehículo privado y últimamente por su afán arboricida.
Definir como puro marketing lo que nuestro gobierno municipal está haciendo con el mal llamado bosque metropolitano es incluso generoso. No es marketing, es simplemente un engaño; una de esas “realidades alternativas” que nada tienen que ver con la verdad pero que se nos pretenden hacer tragar. La realidad no alternativa, la de verdad, es que el bosque metropolitano que se nos ha vendido a los madrileños con tanto alarde tiene más anuncios, más exageraciones y más falsedades que árboles.
Aunque se prometieron 35.000 hectáreas, basta con mirar la documentación oficial para comprobar que, en realidad, la superficie del total de los 5 lotes que integran el bosque es de 12.375 hectáreas. Mal empezamos bajando a menos de la mitad. Pero es que hay más: en el Pliego de Prescripciones Técnicas del concurso se esfuman otras 2.361. Simplemente desaparecen las hectáreas, igual que desaparecen los propios árboles, que pasan de más de un millón y medio prometidos a 163.680. Ojo: una rebaja del 89%. Como ven, el cinturón verde que se nos vende y que salvaría a Madrid del cambio climático es mucho más que una exageración, es una mentira.
El bosque metropolitano que se nos ha vendido a los madrileños con tanto alarde tiene más anuncios, más exageraciones y más falsedades que árboles
Árboles no va a haber, pero exposiciones, foros, congresos, jornadas, charlas inspiradoras, páginas web, comics, libros, folletos… de eso sí, de eso mucho. Tanto que se llevan gastados hasta ahora 35,4 millones de euros entre concurso de ideas, redacción de planes, publicidad y contratos de obras. De momento lo ejecutado es… ¡sorpresa! un 0,74% del pretendido bosque Metropolitano, diseminado —además— en 13 ámbitos dispersos. La ardilla que, según la propaganda de Almeida y Villacís, podría cruzar Madrid sin bajarse de un árbol, será mejor que coja un Uber, que en eso sí que la derecha está completamente entregada.
Madrid necesita creer en sí misma y en sus gentes; ser un lugar de oportunidades no solamente económicas y financieras, sino de oportunidades de vida buena, de la que traen los verdaderos bosques y también las áreas verdes de los barrios, ahora abandonadas por un Ayuntamiento que no cree en una ciudad sana sino en el negocio.
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Pedro Barrero es concejal PSOE Ayuntamiento de Madrid.