Europa, ¿has oído? 9 de mayo, día de la ciudadanía europea Cristina Monge

La maquinaria está en marcha. Por fin. No ha sido un despiste, conste en acta. Tranquilos, la tardanza está plenamente justificada. El barro obstruía una de las piezas del engranaje y, tal y como están las cosas por Valencia y alrededores desde el pasado mes de octubre respecto a la demanda de personal cualificado, les ha costado dios y ayuda encontrar mano de obra que atienda la recuperación.
Pero más vale tarde que nunca.
El 5 de mayo ya nos desayunábamos con un artículo titulado “El marido de la juez Nuria Ruiz: la sombra que planea sobre la investigación de la DANA”, en el que se nos relataba el escándalo judicial que se le viene encima a la magistrada del juzgado de instrucción número 3 de Catarroja. Uno ya venía preguntándose cómo podían estar dejando que transcurrieran tres meses sin remover el tarquín para que ascendiera el hedor del descrédito. Ese no es mi Partido Popular, me decía, que me lo han cambiado, que no, fíjate bien, que está irreconocible.
Pero sí.
Si existe alguna queja sobre la actuación de la Magistrada que instruye la causa penal por la dana, debería cursarse por los cauces legales de que se disponga y ante el organismo pertinente
En el artículo al que me refiero se nos habla de simbiosis entre los dos cónyuges. Es un rumor muy contrastado, la simbiosis en cuestión, un rumor, simbiosis, no se vale reírse, entre personas que comparten mesa, mantel, almohada y vida. Serán simbiontes, más que simbiontes. Nos dicen que mantienen una relación particular en todos los ámbitos, todos, conste en acta también. O sea, que la relación marital no se limita a compartir mantita de terciopelo sentados en el sofá delante del televisor; es una relación, no en uno ni en dos ni en tres, mucho cuidado, es una relación en todos los ámbitos. Se trata, pues, queda claro y meridiano, de un matrimonio bien avenido. Lo que se conoce como matrimonio con relación particular de toda la vida. “Fuentes a las que ha tenido acceso este periódico —y ahí sí he de darle la razón al autor del artículo, ya que al medio en el que se publica le falta un trecho largo para considerarse entero— aseguran que el marido, que es juez, pero no tiene nada que ver con el caso, muchos días se sienta en la puerta de la Sala”.
A ver, por partes, si yo fuera el marido de la señora Nuria Ruiz Tobarra y entre mis propósitos más inmediatos figurara organizar una conspiración judeo masónico izquierdista en contubernio con el terrorismo rojo —que es lo que en el fondo y en la superficie desean las asociaciones de “interesados” de víctimas de la dana—, me esperaría a llegar a casa por la tarde o reservaría el fin de semana; no me sentaría en la puerta de la Sala del juzgado que dirige mi esposa como burro amarrado a la puerta del baile y sintiéndome como aquel ladrón que busca su fortuna en un callejón por donde nunca pasa nadie. Pero, claro, yo soy yo y el marido Magistrado de la esposa Magistrada es el marido; o sea, él, otro, uno distinto a mí pero por lo visto una sola entidad con su esposa. Allá cada cual.
El artículo insiste en que fuentes cercanas al caso califican a la magistrada como “una persona abiertamente de izquierdas”. Bolivariana de armas tomar, vamos. Y uno, siguiendo la misma lógica filosófica e incuestionable, va tirando y tirando de ese hilo de razonamiento, considerando su solidez a través de diferentes tipos de estructuras argumentativas, y no puede dejar de preguntarse si a jueces como Juan Carlos Peinado o Ángel Hurtado habría que calificarlos como “cerradamente de derechas”, o incluso como “mucho cerradamente y muy de derechas”. Quién sabe.
Digo yo: si existe alguna queja sobre la actuación de la magistrada que instruye la causa penal por la dana, debería cursarse por los cauces legales de que se disponga y ante el organismo pertinente. Aunque, a la vista del estado de la nación, el Poder Judicial ya viene a ser como la noche y es comprensible que a los quejantes les confunda y que la hayan presentado a través del registro de entrada del OKdiario, al que seguramente debe de accederse por aquella puerta de atrás que el senador Ignacio Cosidó dibujó en la pared para que el Partido Popular, al cruzarla, pudiera liberarse como se despliega la vela de un barco y despertar en un prado verde muy lejos de aquí y correr y gritar y reír.
A principios de febrero de 2025, en cuanto se practicó la primera diligencia de investigación por el juzgado de instrucción número 3 de Catarroja sobre la gestión de la dana, anoté en una cuartilla el resultado del procedimiento, la introduje en un sobre y lo deposité cerrado con lacre en la caja de seguridad número 507 de la sucursal bancaria que dirige Modesto Pardo. El sobre de marras únicamente debe abrirse cuando finalice el juicio, pero ya les adelanto el contenido de mi presagio: la magistrada Nuria Ruiz Tobarra acabará expulsada de la carrera judicial.
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Pepe Cervera, vecino de Alfafar (Valencia) es escritor. Su último libro publicado se titula ‘Azufre’ (Editorial Tres Hermanas).
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