La diplomacia fuerte y sólida es feminista y sostenible

Víctor Khodayar Pardo

Una España que desarrolla políticas que fomentan la igualdad de género, la lucha contra el cambio climático y mayores niveles de sostenibilidad, en línea con la Agenda 2030, es una España más cohesionada a nivel social, medioambiental y económico. Esto es cierto no sólo a nivel interno, sino asimismo en su proyección exterior como referente y garante de una visión progresista de la sociedad que prima no dejar a nadie atrás, convirtiendo a la diplomacia española en una diplomacia más fuerte, sólida y que crea mayores oportunidades geopolíticas, estratégicas y económicas para nuestro país.

Sin duda alguna, la pandemia del covid-19 ha alterado de manera permanente el punto de partida para construir mediante políticas públicas un futuro más sostenible con prioridad de las energías renovables, que promueve medidas eficaces para mitigar y adaptarse al cambio climático y que defiende los derechos de las mujeres y niñas, de las generaciones presentes y de las futuras. Estas prioridades deben formar los cimientos de nuestra sociedad y diplomacia para proyectar una España inclusiva y feminista, sostenible y que lidere la revolución económica de las sociedades en la etapa post-covid.

La implementación del Fondo de Recuperación Next Generation EU, mediante el Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia, fija como objetivos claros la transición ecológica, la transformación digital, la cohesión territorial y social y la igualdad de género. En esta dirección, la diplomacia española puede y debe mostrar un claro progreso y liderazgo en estas áreas a nivel global para consolidar niveles de influencia más ambiciosos si cabe dentro de este contexto cambiante. España tiene la responsabilidad de promover la igualdad de género y la lucha constante contra el cambio climático. Somos un país global dentro de la Unión Europea, y perteneciente a la comunidad iberoamericana, lo cual añadido a nuestra condición mediterránea y atlántica nos ofrece múltiples sinergias que deben ser fortalecidas constantemente.

España lidera la escena mundial en términos de desarrollo de políticas que aseguran la igualdad de género con su apuesta decidida por gobiernos paritarios, las medidas sociales como los derechos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles, la lucha contra la violencia de género y el empleo de criterios de género en todos los sectores de la cooperación al desarrollo.

ONU Mujeres estima que los niveles de empleo volverán en 2021 a los niveles de 2019 para los hombres, pero no para las mujeres, con una pérdida mayor a nivel laboral y financiero. Asimismo, según datos de 16 países, las mujeres han realizado un 29% más de tareas domésticas por semana que los hombres durante la pandemia. Las mujeres son la parte de la sociedad más damnificada a nivel socioeconómico por la pandemia del covid-19, y ello debe ser atendido por las iniciativas de cooperación internacional.

Así pues, el continuo refuerzo de las políticas feministas en España, al igual que su aplicación en todas las iniciativas de cooperación donde resulta necesario asegurar la protección de las mujeres y niñas y defender sus derechos, amplía de manera constante el soft power de España como garante de los derechos humanos en la línea que toman los modelos de cooperación de los países nórdicos. Un liderazgo claro en este ámbito refuerza la posición de España en la Unión Europea, consolida lazos históricos con Latinoamérica e impulsa el ámbito del Mediterráneo como marco de cooperación entre países vecinos desarrollando alianzas sociales, económicas y culturales.

La adaptación y mitigación contra el cambio climático es otro de los retos clave que debemos solucionar como sociedad sin dejar a nadie atrás. A nivel político e institucional, es esencial el liderazgo dentro del proceso de negociación internacional a través de las reuniones anuales de las Partes de la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, y del Protocolo de Kioto para afianzar el papel de España dentro del sistema de las Naciones Unidas y consolidar lazos bilaterales. Esta área de acción diplomática se evidenció mediante la organización de las negociaciones que tuvieron lugar en Madrid en el marco de la COP25 y el liderazgo en las negociaciones de la COP26 en Glasgow, para aumentar el alcance de los compromisos adquiridos en materia de financiación, cooperación e impulso decidido y definitivo de las fuentes de energía renovable.

Asimismo, el impulso al desarrollo y aprobación de las Directivas, Decisiones y Reglamentos en el marco de la Unión Europea aumenta el posicionamiento estratégico en múltiples temas esenciales para los intereses nacionales y europeos, al igual que el liderazgo a nivel europeo para acordar los Marcos de Políticas de Energía y Cambio Climático, como el Marco 2030. Una España que lucha de manera decidida contra el cambio climático en Europa es una España más fuerte en Europa.

Sin duda alguna, la participación en los fondos internacionales de financiación para el calentamiento global, como el Fondo Verde para el Clima y el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, es clave para establecer alianzas estratégicas en el marco de la lucha contra el cambio climático con países donantes y países beneficiarios del desarrollo de los proyectos nacionales y regionales, que impulsan la adaptación y mitigación al cambio climático.

A nivel nacional e internacional, una oportunidad clara donde España debe continuar posicionándose estratégicamente es el de la producción, comercialización e incorporación de las energías renovables a la vida diaria del país. De esta manera, España podrá fortalecer su diplomacia verde incorporando sus mejores prácticas y sus modelos de gestión local a contextos de países donde la eficiencia energética no es únicamente una ventaja competitiva, sino también una necesidad para mejorar la vida de sociedades que lo necesitan para desarrollar sus actividades personales y profesionales.

En definitiva, la diplomacia y las relaciones internacionales, en esta etapa histórica tan cambiante, deben ser la expresión de los valores de tolerancia, protección del medio ambiente y desarrollo de una economía justa, inclusiva y sostenible que promueva alianzas duraderas entre países que den lugar a iniciativas y soluciones efectivas que ayuden a no dejar a nadie atrás. Una diplomacia que defiende a la gente, al planeta y a una prosperidad justa e inclusiva es una diplomacia sólida, efectiva y fuerte. Y una diplomacia española inclusiva y sostenible es una España líder a nivel internacional.

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Víctor Khodayar Pardo es Asesor Regional para Europa y Asia Central en la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, y colaborador de la Fundación Alternativas

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