Genocidio en Gaza: El sistema sanitario no es un objetivo
Desde hace algo más de 460 días hemos contemplado a través de diferentes redes sociales y medios de comunicación un genocidio en directo. Quienes hemos crecido durante años acompañados de la filmografía de la segunda guerra mundial y del horror del exterminio en los campos de concentración siempre nos habíamos hecho una pregunta: ¿Cómo sería vivir con Auschwitz al lado?¿Hacia dónde se miraba mientras pasaba aquello?¿Por qué? Ahora lo sabemos.
Al contrario de lo que ocurrió al inicio de la guerra en Ucrania, esta vez no hubo foto. Nadie de la Unión Europea con poder real salió al día siguiente a posicionarse claramente contra Israel. Los grandes poderes de Europa y Estados Unidos rehusaron la foto y la toma de medidas. Hubo un enzarzamiento en algunos lugares sobre significados y significantes (algo que le encanta a un sector de nuestra política). El bloqueo y la ruptura de acuerdos, de ser todos realmente valientes y expresivos en las medidas, deberían haberse planteado —además de contra Israel— contra unos Estados Unidos pusilánimes y cobardes que apoyaron desde el primer momento los movimientos de un Estado genocida contra el pueblo de Darwish. Las causas de las causas. Analizar los puntos de poder real.
Desde hace algo más de 460 días han sido asesinadas 46.000 personas. De ellas un 72% son mujeres y niños. Un 90% de la población ha sido desplazada. Israel bloquea impunemente los intentos de ayuda internacional y la evacuación de pacientes con necesidades específicas. Los datos podrían estar infraestimados. La prestigiosa revista médica The Lancet publicó a principios de este año un estudio donde calculaba que el número real de personas asesinadas sería de un 70% superior al comunicado de forma oficial por las autoridades palestinas.
Posiblemente nunca en la historia se ha despreciado y vulnerado de una forma tan evidente el trabajo de asociaciones e instituciones civiles, sanitarias y de derechos civiles. Son 108 las personas trabajadoras de la UNRWA (la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina) asesinadas y cada día fallece o se hiere a siete profesionales sanitarios.
Netanyahu, el gobierno y el ejército israelí podrán vanagloriarse de pasar a la historia por dos hechos infames: ser la principal causa de muertes violentas entre los trabajadores sanitarios del mundo y ser la principal causa evitable de mortalidad infantil
Diferentes asociaciones y profesionales sanitarios se han organizado bajo el lema “El Sistema Sanitario no es un objetivo” para realizar una protesta colectiva el 25 de enero en las sedes de Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud en Ginebra. Entre sus recomendaciones están las siguientes (cito textualmente):
- La liberación incondicional de los trabajadores de la salud tomados como rehenes, garantizando su seguridad y su capacidad de seguir brindando atención vital.
- El restablecimiento del acceso de la Cruz Roja a todos los prisioneros (suspendido por Israel desde el 13 de octubre de 2023), en pleno cumplimiento del derecho internacional.
- La aplicación estricta de las protecciones internacionales para los trabajadores y las instalaciones sanitarias.
- El establecimiento de un corredor de ayuda humanitaria y médica coordinado internacionalmente para entregar suministros esenciales, tratar y evacuar a los heridos y garantizar servicios de atención sanitaria ininterrumpidos para los civiles.
- La rendición de cuentas de Israel por las violaciones del derecho internacional y de los derechos humanos relacionadas con los trabajadores y las instalaciones sanitarias.
- La implementación de un alto el fuego permanente para poner fin a la violencia.
Netanyahu, el gobierno y el ejército israelí podrán vanagloriarse de pasar a la historia por dos hechos infames: ser la principal causa de muertes violentas entre los trabajadores sanitarios del mundo y ser la principal causa evitable de mortalidad infantil. Todo el apoyo a la movilización del personal sanitario el 25 de enero en la defensa de los derechos humanos y la atención sanitaria en Palestina.
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Rafael Cofiño es portavoz de Sanidad de Sumar en el Congreso.