La izquierda debate sus contradicciones
El debate en la izquierda es un clásico. Son muchas veces debates repetidos en el pasado, con protagonistas diferentes pero con parecidas argumentaciones. Cada personaje en algún momento sacará a colación antiguas traiciones de unos y otros, se acusarán de estar vendidos al oponente, etc. Nada es nuevo, todo se repite.
Los hay que se rasgan las vestiduras ante situaciones de acoso y derribo por parte de antiguos compañeros. Es un espectáculo que suele incrementarse según se acercan periodos electorales. El reparto de poder de unos y otros se refleja en la lucha por un buen posicionamiento en las listas. Los egos, los protagonismos, el mantenimiento de puestos en un Parlamento que soluciona una situación laboral durante cuatro años. Y ahí todo tipo de acusaciones vale.
Y ante todo esto, los auténticos oponentes, los que está muy claro que no luchan ni lucharán con sus políticas por los mismos ideales, se frotan las manos.
No quiero meterme en cuestiones como vetos, ninguneo, falta de valoración por lo realizado por aquellos que ahora se quejan de maltrato, que no lo discuto, lo que quiero es centrarme en la repetición de situaciones similares en el pasado, y me temo que también en el futuro,
Porque así es que los que ahora sufren esta situación, aplicaron la misma receta en el pasado a otros.
Digámoslo así, los actuales líderes de Podemos, encabezados por Pablo, en el pasado se encargaron de eliminar, con métodos no demasiado “elegantes”, a todo aquel que se apartara de la línea oficial, imponiéndose un centralismo descarado, mediante el cual fueron abandonando el barco, o expulsados, montones de militantes y votantes que mostraban su pesar por las líneas a las que se iba dirigiendo el partido. No quiero dar detalles ahora, pero creo que el debilitamiento de Podemos ha sido en parte debido a este proceso.
Ahora muchos miembros, militantes y líderes de Podemos se quejan de sufrir lo que llaman "proceso de absorción" por parte de lo que ahora parece que es la opción con más posibilidades electorales, que es Sumar. Pues yo recuerdo que hace no muchos años, la que había sido la opción electoral de muchos progresistas, como era IU, sufrió el mismo proceso, dirigido por muchos de los que ahora se quejan de lo mismo. Vaivenes de la vida, muy conocidos en la izquierda, hoy por ti y mañana por mí, así se mueve esta izquierda sumida en sus contradicciones y juegos de pureza.
Y ante estas situaciones muchos, con toda su buena fe y conciencia progresista, declaran que ante esas aberraciones por parte de los que ahora parecen "mover el cotarro", se quedarán en casa y tirarán su voto a la basura. Su conciencia limpia y pura, ante estas "aberraciones" de los que son socialdemócratas vendidos, ya no al oro de Moscú, pero a la banca y a intereses espúreos, parece que prefieren ver a los auténticos enemigos en el poder. "Si muero yo, morimos todos", parecen decir.
Yo todo eso lo entiendo, los intentos de las nuevas opciones, en contraposición con los antiguos tenedores de la pureza ideológica, y no me meto en la justeza o no de sus actos, lo que me preocupa es que ya no es temor al "que viene el lobo", es que ya lo tenemos dentro. Lo tenemos dentro en comunidades y ayuntamientos. Ayer escuché las declaraciones de la cabeza de lista de Vox que será concejal de Familia en el Ayuntamiento de Elche. Hablaba de la defensa de las mujeres embarazadas y de la Vida, y hablaba de que sus políticas se basarían y estarían dirigidas por las directrices de la religión católica. Pobres ilicitanos, la que les espera.
No creo que el tema sea utilizar el miedo por lo que va a venir, pero sí habría que dar a conocer qué tipo de políticas aplicarían en un gobierno estatal PP-Vox. Hay que transmitir lo que se está haciendo en Castilla y León, en Madrid, y en muchos lugares en que llegará el largo brazo del pasado, de los valores más retrógrados y contrarios al bienestar de los más desfavorecidos. No es meter miedo en el cuerpo, es hablar de realidades.
Y, entonces, el objetivo ¿Cuál ha de ser?
¿Quedaré satisfecho si salvo mi pureza ideológica, veo cómo caen los que nos apartaron y contemplo la victoria de la derecha pura y dura, con el consiguiente sufrimiento durante cuatro años de los más necesitados?
Pues para mí que la idea sería el buscar las opciones con más posibilidades de frenar esa debacle. Soy pragmático y mi pregunta es: ¿Quiero luchar hasta el último momento para que la "España que te hiela el corazón" no tome el poder?
Mi respuesta a esa pregunta es que, en estos momentos, habría que intentar que se repita el Gobierno de Coalición que con montones de tropiezos y dificultades ha traído un aire de cambio en la penosa situación en que se encuentran los trabajadores, pensionistas, mujeres, etc ¿Qué opciones tengo hoy y ahora para conseguirlo?
La opción pragmática está clara, y su cabeza de lista claramente atrae más voto que los ahora marginados. Una está en cabeza de las valoraciones y otra muy abajo, por las razones que sean, que me da igual, pero para mí está claro qué opción va a atraer más voto. También queda claro que Podemos debe rectificar muchas cosas, y en cumplimiento de los objetivos no cumplidos en lo que está siendo la caída de esta opción, deberían, como lo hace toda empresa, hacer un cambio urgente de los que han dirgido este partido en los últimos años, como claros responsables de esa pérdida de confianza en militantes (decrecientes) y votantes. Deberían ser los primeros en dar un paso atrás y dejar a otros el testigo. Su situación ahora no es la de exigir puestos de responsabilidad en el futuro. No pasa nada, tal vez en un futuro la cosa cambie, así es la política.
Entonces, pregunto: ¿Hay otra opción, al margen de PSOE y Sumar, con posibilidades reales de detener lo que se nos viene encima?
Llevado por mi purismo de izquierdas, ¿quedará mi conciencia más tranquila si no voto a estos "traidores", quedándome en casa y no votando?
Lo que sí creo es que, cuando menos, no debería poner palos en las ruedas a esta única posible opción durante este proceso electoral. Se lo debo a muchos con los que, no pensando como yo, comparto una idea de futuro para este país.
Pero es más: ¿No deberíamos todos los que nos consideramos progresistas apoyar esta opción y parar toda lucha interna que al votante le puede sacar de sus casillas y elegir otra opción o no votar, al menos durante este periodo tan crítico?
¿No sería más positivo votar a la única opción que pudiera evitar que el franquismo con sus sombras nos atrape de nuevo?
¿Quedaré satisfecho si salvo mi pureza ideológica, veo cómo caen los que nos apartaron y contemplo la victoria de la derecha pura y dura, con el consiguiente sufrimiento durante cuatro años de los más necesitados, marginados, los sucesores de los que están en las cunetas, los de diferentes opciones sexuales, los que piden su derecho a morir dignamente, los pensionistas...?
¿Quedaré a gusto?
Por mi parte, la respuesta está muy clara.
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Ángel Viviente Core es coordinador general de Convocatoria Cívica.