Matías Díaz Padrón, una vida dedicada al arte

Herennia Trillo

Este martes nos dejaba el profesor Matías Díaz Padrón, la máxima autoridad mundial en pintura flamenca, doctor cum laude en Historia, historiador y crítico de arte, conservador jefe de pintura flamenca del Museo Del Prado, miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de incontables academias y organismos de prestigio también catedrático, profesor y mentor de innumerables generaciones de críticos e historiadores de arte.

Desde la Casa Blanca a las Casas Reales Inglesa o Belga, desde el anticuario más humilde de Madrid al académico mundial más reputado, todos en el mundo del arte conocíamos al ya fallecido Profesor Matías Díaz Padrón y a todos nos resolvía las dudas con pasión, desinteresadamente y un conocimiento exquisito propio de las grandes mentes con las que la naturaleza sólo nos obsequia de vez en cuando.

Una vida consagrada al arte en su expresión más sublime, una vida dedicada a la pedagogía más altruista y a la investigación académica más exhaustiva y de mayor altura.

Gracias a él conocemos innumerables obras de Rubens perdidas en la confusión del pasar de los tiempos como la Inmaculada de Rubens del Museo del Prado

Casi cuatrocientos descubrimientos adornan su inmensa trayectoria que nos revela y enseña —en artículos y estudios científicos desgranados con una prosa excelente— los misterios del arte que para Matías eran simples acertijos.

Gracias a él conocemos innumerables obras de Rubens perdidas en la confusión del pasar de los tiempos como la Inmaculada de Rubens del Museo del Prado, el Lienzo de la Joven Reina Tomiris o la colección de dibujos mitológicos que se pudrían en una buhardilla del nuestra pinacoteca más conocida, abandonados a la atribución de Erasmus Quelinus.

También de él y de su sabia valentía investigadora aprendimos que hay un Modeletto de Las Meninas del que ya hablaban Goya o Jovellanos.

Fue el primero en poner nombre a la grandísima Sofonisba de Anguisola devolviéndole autoría de sus obras realizadas bajo comisión de Felipe II y el primero en publicar un catálogo razonado del Museo del Prado.

La deuda que el arte, el Museo del Prado, las pinacotecas mundiales, museos, coleccionistas, historiadores de arte, críticos de arte, alumnos y ciudadanos de este país tenemos con él es impagable; impagable porque con una gracia afable siempre llevó el nombre de este país a lo más alto en su profesión y siempre del modo más desinteresado existente.

Sólo resta agradecerle su magnifica devoción a aquello que más nos une, que más nos sublima como especie y que más puede llegar a conmovernos, aquello a lo que dedicó su vida: el arte.

Me honra haberlo tenido como amigo; haber disfrutado incontables exposiciones, tertulias o conferencias con él; comidas que se hacían cenas con tantos asistentes que parecían fiestas; tardes de Ateneo que se pasaban volando entre tertulias de arte y bromas. Porque Matías no era sólo el académico serio y sabio que uno puede imaginar; era divertido, alegre, vivaz, cariñoso y tremendamente bromista. Una vez más Matías era una de esas personas tan especiales a las que es fácil querer y que por ello y su concepto maravilloso de la amistad, conseguía tener amigos donde quiera que estuviera: gente de 30 a 90, críticos de arte o reinas. Daba igual siempre daba una amistad sana, leal y elegante.

Gracias Matías por todo lo que nos has enseñado y gracias también porque tengo la suerte de haber sido amigos.

Muchos de nosotros no te vamos a decir adiós porque cambiaría demasiado a peor este mundo nuestro; sé que te vamos a llevar con nosotros en cada cuadro que descubriste que veamos, en cada artículo tuyo que releamos o en las comidas en las que tu buen ánimo y gracia echaremos de menos.

Intentaremos hacerlo como tú lo has hecho: por verdadero amor al arte.

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Herennia Trillo es conservadora y asesora integral de colecciones, asesora legislativa en materia de arte y mecenazgo. Compra de obras de arte. Asesora en mercados especiales de inversión.

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