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Palpamos la victoria: la eutanasia ya está aquí

Change.org entrega en el Congreso más de un millón de firmas para solicitar que se despenalice la eutanasia en España.

Asun Gómez Bueno

Fue en mayo de 2017 cuando Luis decidió que era el momento de hacer pública su situación para denunciar que se le negaba algo tan básico como poder morir. Fue en ese momento cuando unos pocos, y después muchos, medios de comunicación le cedieron el micrófono y la tinta para que pudiera explicar su reivindicación, que en realidad era la de millones de personas.

Luis murió en agosto de ese año –tenía cincuenta– arrastrado al abismo por una enfermedad que en él se ensañó con una brutalidad despiadada, que lo tuvo tetrapléjico y con dolores insoportables durante cuatro. Lo único que la enfermedad no consiguió arrebatarle fue el sentido del humor, la bondad y la inteligencia. Todo lo demás se lo arrancó sin piedad.

Nunca podremos expresar lo agradecidos que estamos a quienes no miraron hacia otro lado cuando Luis hablaba de la necesidad, de la obligación, de regularizar la eutanasia. Por mucho que demos las gracias no seremos capaces de transmitir hasta qué punto los últimos meses de vida de Luis tuvieron sentido por esos medios que le apoyaron. Porque algunas cosas pueden parecer nada y lo son todo. Si no hubiera sido por los periodistas que se interesaron por la historia de Luis, que fueron a visitarle a casa, que le escucharon, que difundieron sus palabras en radio, prensa escrita, televisión e incluso en forma de documental, quizá hoy yo no estaría escribiendo esto. Quién sabe, quizá hoy no estaríamos celebrando que la eutanasia ya es una realidad en España, que ya no será delito que la persona que decida poner fin a su propia existencia lo puede hacer sin que quien le ayude a emprender el viaje tenga que esconderse o ir a la cárcel. Y con seguridad Luis no hubiera pensado esos meses infernales en distintas unidades de paliativos que su enfermedad le había ayudado a luchar por uno de los derechos más básicos y que lo conseguiría, tarde o más tarde (porque temprano no).

Los periodistas, los medios de comunicación en general, juegan un papel fundamental en el desarrollo de la sociedad, en la defensa de la democracia, de los derechos fundamentales. No deberíamos pasar por alto, nunca, el poder de los medios cuando se ejerce un buen periodismo honesto, comprometido, que despierta las conciencias adormecidas, que acompaña a la ciudadanía, que ayuda a reflexionar, que, como ocurrió con Luis, recoge los testimonios de quienes tienen algo que contar.

Luis y yo bromeábamos con el momento del hipotético reencuentro, brindando y comentando lo que costó conseguir que el derecho a disponer del final de la propia vida fuera una realidad. “Nos parecerá mentira que hubiera que luchar por algo tan básico en el siglo XXI, pero también ha habido que luchar por otros muchos derechos. Y en poco tiempo se olvidará lo que costó y quedará lo importante, la verdad: que lo hemos conseguido”, decía.

Hoy ya quedan atrás y casi invisibles los mensajes de odio que hemos recibido, los insultos proferidos por quienes no piensan como nosotros, por quienes no consideran la eutanasia un acto de amor, por intolerantes de boquilla que sabemos que en caso de necesidad harán uso de este derecho pero que ahora nos llaman de todo, las miradas cargadas de incomprensión, expresiones como “si tanto quieres a tu marido por qué haces esto”, todos esos gestos nunca nos han impedido avanzar y ya se desvanecen definitivamente.

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Estos son días de sentimientos encontrados, nunca antes había utilizado esta expresión con tanta convicción, claro que nunca antes había ocurrido algo así. La alegría y la tranquilidad por haber conseguido que se apruebe la ley chocan con la tristeza por no poder celebrar la victoria con Luis, tropiezan con la pena al recordar sus años de sufrimiento cruel y aunque se mezclan el agradecimiento y la melancolía, se impone una voz que dice: Brindemos ya. Por quienes padecieron como Luis una agonía inmensa, por las personas que nos acompañaron y apoyaron, por quienes dejaron su nombre en la recogida de firmas a favor de la eutanasia, por los representantes políticos que no nos mintieron y cumplieron su compromiso de conseguir una ley de regulación de la eutanasia. Por todos y por todas va este brindis de agradecimiento porque ya podemos decir: “Luis, misión cumplida. Tu sufrimiento no fue en vano”.

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Asun Gómez Bueno es viuda de Luis de Marcos, el técnico de Televisión Española de 50 años afectado de esclerosis múltiple que reivindicaba el derecho a una muerte digna y que falleció en el año 2017.

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