CONDENA AL FISCAL GENERAL
"Concluyo, que tengo que poner la sentencia al fiscal": uno de los magistrados en el curso de la acusación contra García Ortiz
El magistrado del Supremo y presidente del tribunal que condenó al fiscal general del Estado, Andrés Martínez Arrieta, se despidió de sus alumnos en un curso organizado por el Colegio de Abogados de Madrid, una de las acusaciones en el juicio contra Álvaro García Ortiz, diciendo a los alumnos que se debía marchar para “poner la sentencia del fiscal general”, según una grabación que ha difundido La Hora de La1 de Televisión Española.
El curso se desarrolló justo en los días en los que precisamente la sala del Supremo deliberaba sobre la sentencia del tribunal que, a día de hoy, todavía no se conoce, pero que ha terminado fallando a favor de condenar a García Ortiz.
Andrés Martínez Arrieta es, además, el ponente de la sentencia dado que la encargada de hacerlo, la magistrada Susana Polo, se quedó en minoría y tuvo que ceder esa tarea, aunque presentará, cuando se publique la sentencia, uno de los dos votos particulares anunciados sobre esta decisión.
Tres magistrados que juzgaron a García Ortiz impartieron cursos en la sede de una de las acusaciones populares.
— La Hora de La 1 (@LaHoraTVE) November 26, 2025
El Supremo lo confirma y añade que el reglamento establece que esas actividades están fuera del régimen de incompatibilidades si cumplen ciertos requisitos #LaHora26N pic.twitter.com/3pcmJQwcQC
Martínez Arrieta intervino en un curso que organiza el Colegio de Abogados sobre Casación en el que participaba otro miembro de la sala Juan Ramón Berdugo y que coordina otro magistrado del Supremo, Antonio del Moral. Todas estas actividades son remuneradas pero en principio no requieren una autorización especial del Consejo General del Poder Judicial y son muy usuales en el gremio judicial.
Los dos 'profesores', Arrieta y Berdugo, cobraron 90 euros por el curso mientras que Del Moral, al ser el coordinador, cobró 270 euros, según el programa de televisión. El reglamento de la carrera judicial no cataloga esto como incompatibilidad siempre que no superen las 75 horas al año y no tengan carácter permanente.
Cuando Martínez Arrieta se despidió con esas palabras los alumnos asistentes al curso arrancaron a aplaudir entre algunas carcajadas.