Los negocios en torno a la presidenta

Ayuso se entrega a la estrategia trumpista de negarlo todo y denunciar una conspiración para destruirla

Isabel Díaz Ayuso comparece ante los periodistas en Leganés (Madrid).

La defensa Trump. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aplicó este miércoles al pie de la letra el manual de instrucciones que el expresidente norteamericano utiliza para negar las acusaciones que amenazan la continuidad de su carrera política. 

En primer lugar, negar de las imputaciones y desacreditar a quienes le acusan, ya sean medios o instituciones, tachándolos de parciales, corruptos o motivados políticamente. En segundo lugar, construir de narrativas alternativas: desviar la atención creando controversias o lanzando acusaciones contra otros para tratar de cambiar el enfoque de los medios y del público. En tercer lugar, victimización: presentarse a sí mismo como el agraviado por una persecución política que solamente intenta silenciarlo o deslegitimar su liderazgo. 

En una comparecencia en Leganés (Madrid), al término de una reunión de su Gobierno, Ayuso trató de enmarcar las acusaciones que pesan contra su pareja (fraude fiscal y falsificación de documentos, además de haberse enriquecido como comisionista vendiendo mascarillas durante los peores días de la pandemia) en una operación política para acabar con su carrera política. Hizo una breve exposición y después respondió a tres preguntas antes de abandonar la rueda de prensa y subirse al coche oficial rumbo a Madrid entre aplausos de sus seguidores.

Antes de marcharse, le dio tiempo a decir que lo único que hay “es un ciudadano particular, que es mi pareja, que está siendo asediado por todo el poder de un Estado” y “está sufriendo la manipulación de una inspección de Hacienda, que solamente se ha orquestado para hacerme daño a mí”. Es “una persecución política escandalosa donde todo huele a turbio” y en la que participan “todos los poderes del Estado” con la connivencia de una parte de los medios de comunicación, a los que también puso bajo sospecha.

Sin aportar ninguna prueba, la presidenta madrileña, aseguró que detrás de ese supuesto acoso está el presidente Pedro Sánchez, que según ella estaría intentando utilizar este asunto “para intentar tapar” el “escándalo” de la aprobación de la ley de amnistía, “la ley más corrupta de la democracia”. “Pedro Sánchez está sentado en la corrupción política y económica y esto no lo va a tapar, aunque pida a mí veces mi dimisión. Busca desestabilizarme a través de mi destrucción personal, cuando el único destruido aquí es él”. 

Inspección “salvaje”

Para desacreditar los hechos detectados por la Agencia Tributaria que son la base de la denuncia presentada por la Fiscalía, la presidenta madrileña condenó el examen de las cuentas de su pareja calificándolos de “inspección fiscal salvaje” y “sacada de quicio” que va del año 2018 al 2022. Su único objetivo, acusó también sin dar detalles ni aportar ninguna prueba, sería retrasar la entrega a González Amador de “casi 600.000 euros que Hacienda le debe”.

Lejos de rehuir la cuestión de fondo, Ayuso defendió abiertamente la inocencia de su pareja negando todas y cada una de las acusaciones formuladas contra él. “No hay fraude alguno”, proclamó. “Es falso que sea él quien debe a Hacienda 350.000 euros. No solo no le debe nada, sino que es Hacienda quien le debe casi 600.000 euros a pagar por intereses”, insistió sin especificar el origen ni la naturaleza de esa supuesta deuda. 

“Aquí no hay ninguna trama, ni sociedades pantallas, ni nada como se está diciendo”, añadió, negando las conclusiones de la Agencia Tributaria y la acusación de la Fiscalía. Y mintiendo, porque para tratar de ocultar que ha sido denunciado por fraude fiscal y falsificación documental, insistió en tratar de reducir los hechos “a una inspección de Hacienda y a la conversación entre un afectado y la propia Hacienda, que son quienes tienen que hablar, como ocurre con los cientos de miles, más de un millón de inspecciones fiscales que se realizan al año”.

Aunque nadie ha señalado lo contrario, la presidenta quiso “aclarar que no hay un solo contrato con la Comunidad de Madrid”. Eso sí, a renglón seguido puso en cuestión los que firmó el Ministerio de Sanidad durante los peores meses de la pandemia, que consideró “sospechosos” y, según ella, “sin justificación”. La paradoja es que gracias a esas compras, cuya limpieza puso en duda, su pareja se embolsó dos millones de euros en comisiones, una abultada cifra sobre la que no hizo ningún reproche, ni moral ni político, pese a que los periodistas se lo preguntaron expresamente.

Es más. El enriquecimiento de su pareja no es otra cosa, según ella, que el resultado del esfuerzo de “una persona que lleva trabajando en su sector toda la vida. Tendrá que dar explicaciones al respecto cuando considere, cuando toque”, admitió, pero el “incremento patrimonial” del que se habla, sugirió, se produjo gracias “al Gobierno de Sánchez”. Lo que apunta a que, en realidad, el enriquecimiento tuvo lugar en los últimos años y no es el fruto del trabajo de toda una vida, como acababa de decir.

En todo caso, la presidenta de Madrid intentó hacer ver que cuando González Amador obtuvo esos ingresos todavía no estaban juntos, obviando el hecho de que cuando cometió el supuesto delito fiscal y la falsificación de facturas ya era su pareja.

El piso compartido

 Ayuso intentó también justificar el uso compartido del piso de 200 metros —que el acusado compró en el distrito madrileño de Chamberí cuando ya había multiplicado por seis sus ingresos— diciendo que todo es legal: “No es mío, está hipotecado, está registrado mediante notario, está legal, está todo en A. Puedo asegurar que esa casa está comprada bien”. Después, hablando de lo mismo, utilizó el plural: “Tenemos una hipoteca”, dijo, sin aclarar nada más,

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Si su pareja se lo pudo comprar (su precio aproximado es de un millón de euros), justificó, fue gracias a “toda una vida trabajando”, no a las comisiones cobradas en pandemia por la venta de mascarillas. “Se puede permitir comprarse una casa o un coche o siete. Mientras esté legal, mientras esté en notario (sic), yo soy libre de subirme en ese coche o meterme en esa cama. Y no tengo por eso que dar más explicaciones. Mi responsabilidad estaría si el dinero de la Comunidad de Madrid, si el dinero de los contribuyentes, si mi cargo, se hubiera utilizado para conseguir algo de eso”, alegó. 

Durante su comparecencia, Ayuso combinó insinuaciones con acusaciones abiertamente falsas contra el Gobierno y los medios. Sugirió que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, es el origen de las acusaciones contra su pareja. Habló de una acción “orquestada”, “en tromba” y “con los mismos argumentos” por parte los medios que se han hecho eco del caso. Aseguró que hay “políticos socialistas” que compran viviendas “con billetes en rulos” o a los que les “pagan la vivienda” o la “peluquería”. Insinuó que hay algo ilegal detrás del hecho de que a Sánchez le paguen “los transportes, el jardinero” y “la limpieza” por vivir en la Moncloa mientras a ella no le pagan nada. Acusó a la ministra de Hacienda y a “tantos ministros” de pagarse la vivienda “con el dinero de esa corrupción que les mantiene en el poder. Si no, todos estarían en su casa y pagándose su domicilio como hacemos los demás”. 

Pese a las sombras que pesan sobre sus familiares, Ayuso insistió en presentarles como víctimas. “Mi padre murió sin deber un duro, siendo un hombre honrado. Mi madre no ha dado ningún pelotazo de nada, es una mujer jubilada y ya desde hace mucho tiempo. Con mi expareja no tengo relación alguna. Mi hermano es un comercial, como tantos miles de comerciales de este país, y que lleva 30 años haciendo lo mismo”. 

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