El futuro del PSOE

La bandera y Pedro Sánchez: un golpe de efecto, aunque con riesgos

Si quedará en la retina el discurso de proclamación de Pedro Sánchez como candidato a la Moncloa será, sobre todo, por una imagen. Una enorme imagen: la de la bandera constitucional española proyectada a su espalda. Estática. Con su escudo. Le acompañó en los cinco minutos iniciales y en los cinco finales, como telón de fondo de un escenario desnudo, sólo completado con su presencia y, en el cierre, también con la de su mujer, Begoña Gómez. A su lado. 

Un golpe de efecto poderoso para una intervención en el teatro circo Price de Madrid que se diseñó con escuadra y cartabón para delinear el perfil presidencial e institucional del secretario general. Para inaugurar la campaña de las generales. Para incidir en el mensaje de "moderación". Y para responder a los ataques de "radicalismo" llegados desde el PP, insistentes por sus pactos con Podemos con el fin de arrebatarles poder en ayuntamientos y comunidades. 

La estrategia, según la califican los expertos, es "eficaz" y "contundente", por la fuerza del símbolo, de un icono como la bandera constitucional española, aunque no exenta de "riesgos", como desanimar al electorado más tradicional y al que todavía chirría el uso de la enseña rojigualda, o de perder más suelo en Cataluña. Pero es, en todo caso, una "apuesta", que puede salir bien o mal, pero que se pretende que sume más que reste. Los analistas, por ahora, ven más ventajas que inconvenientes, en la medida en que puede atraer al votante templado sin desairar a la izquierda. Todo dependerá de la continuidad de esta táctica.

Su núcleo de asesores

Los asesores de Sánchez eran conscientes de que el giro podría tener consecuencias negativas. La forma y el contenido de su alocución se fue trabajando en los últimos días, a través de la contribución de las áreas de la ejecutiva y de su equipo de colaboradores más cercano: su directora de Comunicación, Verónica Fumanal; la jefa de prensa del PSOE y amiga personal de Sánchez, Maritcha Ruiz; su jefe de Gabinete, Juanma Serrano; el secretario de Organización, César Luena, y Luis Arroyo, uno de sus consultores externos de cabecera.

Hacía una semana, ya se tenían algunas cosas claras, indican en el entorno del líder: que debía hilar un discurso "más de principios que de programa", "de unidad", "patriótico" y que debía acompañarle una puesta en escena "presidencial", en la que tenía que estar la bandera. La duda era cómo insertarla. Izada sobre un mástil, o al lado de la europea, o sobreimpresionada en la pantalla del fondo durante todo el speech. El propio Sánchez tomó la decisión final: una enseña gigante, proyectada al comienzo y al final, estática y no ondeante. O sea, una presencia bien visible, desoyendo el consejo de quienes le decían que ello podía "despistar". La iconografía sorprendió a muchos dirigentes que estaban allí sentados, incluso a integrantes de la dirección. No habían sido prevenidos, porque el gesto se había guardado con total secreto. 

Tras el discurso, incluso aquellos que recelaban en el equipo del secretario general se convencieron de que había sido una apuesta "acertada", que era necesario que el PSOE "perdiera el miedo a la bandera". Había sido posible lanzar ese gesto por "la mayor debilidad y relajación del PSC" y por la defensa de la España federal que hace el partido desde 2013, asentada con la Declaración de Granada. "También creíamos que podía opacar el contenido, que era arriesgado. Pero merecía la pena. Porque se podía aprovechar que el PSOE es el único que tiene la E de español en su nombre, explotar también la idea de la unidad... Y encima los demás han tenido que responder. Es difícil imaginar a Pablo Iglesias con la bandera de España detrás, y si lo hace ya será el segundo que lo hace. Además, aunque hubo debate, la decisión no la tomó el atrezzista, sino el secretario general", enfatiza a infoLibre un miembro de su núcleo más cercano que ha vivido de primera mano el proceso de deliberación. 

Distancia de Susana Díaz

"No decimos que esa bandera no pueda pertenecer y sentirse por parte de otras opciones ideológicas, pero que es tan nuestra como del resto", explicaba Sánchez en Hoy por hoy, en la cadena Ser. El dirigente destacó que son muchos los principios que unen a los españoles en torno a la bicolor, como "los valores constitucionales, de igualdad, de libertad, de justicia social". Argumentó que si la propuesta que quiere plantear Ferraz para las generales es la del cambio "que une", lo que tiene que hacer el PSOE es sentir "esa bandera como propia, sin exclusiones".

Varios dirigentes socialistas aplaudieron la decisión en público. En privado, los había que reconocían cómo el banderón había extrañado a parte de la platea, aunque asumían que había que "normalizar" el uso de la enseña nacional. Quien tomó visible distancia fue Susana Díaz, la presidenta andaluza: la bandera se ha utilizado "demasiadas veces" por "unos contra otros", pero lo que "une" a los españoles "por encima de todo" es la Constitución. 

El PP, no obstante, no varió su línea de ataque. Mariano Rajoy señaló que le parece bien que se use el símbolo cuando se considere oportuno, pero cosa distinta es apoyar a "grupos populistas, extremistas y radicales". Albert Rivera, presidente de C's, pidió al PSOE "hechos, no banderas". Emplearlas "no tiene que ser noticia", y si lo es, "es porque algo habrá hecho mal el PSOE". 

Marcar "límites hacia el centro"

Para el asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí, se trata de una "respuesta icónica" a los ataques del PP, "y contundente por la eficacia". "Será difícil que nos acordemos de qué dijo, pero sí que no nos olvidaremos de cómo lo dijo. El lenguaje simbólico se retiene durante mucho tiempo y es eficaz. Además, demuestra que la pelea por los símbolos es política". Este experto apunta otros elementos nada casuales: no era una enseña ondeante –que puede remitir "a una marcha militar, al Ejército"–, ni desprovista de escudo. Este refuerza el sentido "federal" del Estado. Así también lo resaltó el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, que no vio mal la exhibición de la bandera, y añadió que lo que más le gusta de ella es "el escudo constitucional", que es "el símbolo más federal" de los que tiene España.

Pere-Oriol Costa, catedrático de Comunicación Política de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), lo que ha intentado Sánchez, aparte de "reafirmarse como candidato", es "marcar límites hacia el centro", una vez que ha demostrado que su partido pacta con la izquierda. "Es lanzar el mensaje de que no pacta con los descamisados, que diría el PP, que es un tío serio. Él asume la batalla del centro porque no quiere que le arrinconen en la izquierda, porque si es así más se le asimilará a Podemos. Tiene que luchar para que esa batalla sea difusa". 

"La intuición me dice que se trata de recoger voto del PP –conviene Alberto Penadés, sociólogo de la Universidad de Salamanca–. El factor nacional es uno de los que más credibilidad le da a Ciudadanos. Con esto, el PSOE puede estar tratando de competir más con Albert Rivera que con el PP, por los votos perdidos de Mariano Rajoy, claro".

Pelea con Podemos

La dirección no sólo dio réplica a las acusaciones del PP. Sánchez también reivindicó el "patriotismo". No el "ideológico y caduco" de Rajoy, según recordaban en su equipo, sino el "cívico" –"ser patriota es querer que la historia de tu país discurra por la senda de la prosperidad y de la libertad de sus ciudadanos", solemnizó–.

Ese campo semántico, el de la patria y el patriotismo, también ha sido usado por Podemos en sus mítines. De hecho, el número dos de la formación morada, Íñigo Errejón, lo volvió a hacer este lunes cuando se le preguntó por el discurso del líder del PSOE: Podemos, señaló, fue "pionero" en esa "reivindicación del patriotismo", uno que "merezca la pena y que tiene que ver con reivindicar la soberanía popular", con "defender a la gente". Errejón no reprochó al socialista el uso de la enseña constitucional, sino sus "titubeos", porque "uno no puede estar a la vez en dos posiciones contradictorias". Más aún, el partido de Pablo Iglesias ya estuvo dándole vueltas a cómo incorporar la rojigualda en sus actos, como un signo de normalidad. "El PSOE tiene menos que perder con este juego de imágenes que Podemos –razona Penadés–, ya que puede ser menos criticado que ellos". 

Por eso mismo, Antón Rodríguez Castromil, profesor de Sociología y Opinión Pública de la UCM, no tiene tan claro que el hecho de lucir una enorme bandera en su discurso reste potenciales votantes al aspirante socialista. Recuerda que los votantes más jóvenes, justo aquellos que se han podido sentir seducidos por Podemos, "sienten menos rechazo a la bandera constitucional". "Cada vez se está despolitizando más, y más a raíz de eventos deportivos como el Mundial de 2010", que España ganó y que provocó una efervescencia del sentimiento nacional. 

Votos fuera de Cataluña

"Que tiene riesgos, desde luego", asegura este profesor. Una reflexión compartida por el resto de analistas, incluso por los colaboradores de Sánchez. Pero en comunicación política, añaden, se hacen apuestas, se elige, y se intenta optar por el camino que aporte mayores réditos, "nunca hay suma cero". 

¿Y no genera rechazo entre los votantes más ideologizados, más a la izquierda? "Pedro marca un límite a su derecha y a su izquierda –opina Costa–. No creo que haya muchos electores que defiendan sólo la bandera republicana. Es una buena pregunta, desde luego. Quizá deje fuera a los que siguieron la Transición. Irte al centro puede hacer que pierdas algo por la izquierda. Toda decisión tiene contradicciones. Pero también hay que tener en cuenta que el PSOE viene de pactar con la izquierda. Ha querido así equilibrar, parar la avalancha de ataques del PP". Gutiérrez-Rubí cree que es "pronto" para saber si la base socialista de tradición republicana puede sentirse desplazada. "Pero el golpe de efecto es tan fuerte que quizá muchos electores que no veían la bondad del uso de los símbolos nacionales ahora la vean. No estoy tan seguro del rechazo".

El perjuicio mayor puede encontrarse en Cataluña. Un dirigente socialista reconocía este lunes que igual que ya es difícil que el partido pierda más por su izquierda –por la competencia, sobre todo, con Podemos–, también es complicado que se hunda más en Cataluña. Costa considera que Ferraz, con este gesto, demuestra que "ni el secretario general se cree el federalismo, una palabra vacía", y sólo sirve para "reforzar al núcleo más duro del PSC y a los que no le van a votar allí, como Ciudadanos y PP". Pero ha hecho un cálculo, esgrime: "En Cataluña puede que no le dé ni un voto, pero sí le puede dar fuera. Este es el drama". Penadés comparte esa apreciación: ya da por perdidas las catalanas de este año y busca tal vez "mantener el electorado que le queda, que es de identidad española más que catalana". 

El 'look' americano

Castromil añade que un PSC "fuerte", como en sus mejores tiempos, sí podía haberse sentido "ofendido", pero ahora sufre de problemas internos y de sangría de votos". Desde luego, los socialistas catalanes no mostraron públicamente enfado: quitaron hierro al asunto y lo atribuyeron a la "normalidad" de una bandera "que no excluye a nadie", según manifestó su portavoz, Esther Niubó

Pedro Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, al final de su discurso como proclamación como candidato del PSOE, con la bandera de España al fondo, este 21 de junio | INMA MESA

No sólo tuvo protagonismo la bandera. También Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez. Se sentó a su lado en el Price, en primera fila, y subió al proscenio al final. Saludó al auditorio. En la grada, aunque de forma discreta, también se encontraban sentadas sus hijas, Ainhoa y Carlota. A las tres, a sus padres y a su hermano, David, agradeció el apoyo. 

La imagen del candidato con su esposa conducía, inevitablemente, a otra imagen, la de las campañas americanas y, en particular, a la pareja de Barack y Michelle Obama. Sánchez lo planteó desde el principio, y ella estaba dispuesta a acompañarle en el escenario. No es la primera vez que se les veía juntos, pero sí con un papel tan destacada. Los asesores del secretario general recordaron que es un guiño habitual en las democracias occidentales, y no sólo en EEUU, y tampoco inédito en España, porque Carmen Romero, Ana Botella, Sonsoles Espinosa o Elvira Fernández han acompañado a sus maridos en ocasiones especiales. Había detrás, no obstante, estrategia: los dos derrochaban "telegenia" y la foto juntos servía para mostrar a una "pareja estable, bien avenida, cariñosa, con dos hijas". 

Los colaboradores de Sánchez señalan que no creen que la presencia de Begoña Gómez preludie una actividad más intensa. Como si fuera una primera dama, "que no lo es, porque lo es la reina Letizia". No estará siempre a su lado su mujer, como tampoco lucirá el mismo outfitoutfit –traje y corbata– a partir de ahora, ya que no renunciará a los vaqueros, la americana o la camisa remangada. Pero lo que el equipo de Ferraz tenía en mente era proyectar una imagen "presidencial" del candidato, y eso "requiere un ritual, que no es americano, sino mundial". El propio estilo del discurso apuntalaba esa estampa: se buscaba uno "en positivo", que subrayase la necesidad de la "unión" de los ciudadanos. La fuente de inspiración, el speech de Obama A more perfect union, de marzo de 2008. 

Gutiérrez-Rubí juzga que la imagen de la pareja es "un acierto", porque en las campañas también juegan un papel fundamental "los intangibles", y es este caso lo que se persigue es "conectar con las familias urbanas, de clase media, que han podido dar la espalda al PSOE". "Busca el target de centro. ¿Eficaz? Depende. Habrá que esperar al papel que se le reserve a la mujer durante la campaña", sentencia Costa. "Refuerza esa idea de líder confiable, cómplice. Eso es lo que persigue. Otra cosa es que lo consiga", aduce Castromil. 

Para públicos flotantes

Alfredo Arceo Vacas, profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y miembro del grupo de investigación de estudios avanzados en imagen y comunicación, considera que lo que busca el candidato es "generar atractivo hacia la marca PSOE por la vía de similitud sociodemográfica y de estilos de vida, conectando con ciertos públicos flotantes indecisos y desencantados". Una estrategia que requiere de tiempo para alimentar "el golpe de efecto comunicativo". Juzga que no es pertinente hablar aún de "eficacia". Habrá que evaluar resultados, dice, cuando la gestión de acciones –lo que en comunicación se llama storydoing– y la gestión de historias conexas –el storytelling– hayan "cristalizado". 

En resumidas cuentas, prosigue, con la escenografía del domingo, el secretario general persigue "un posicionamiento de centro-izquierda desde el punto de vista de todo el país". "Entiendo que así lo que hace es afianzar el suelo electoral del PSOE para poder crecer con la inclusión de diferentes públicos flotantes". "No sé si les saldrán las cuentas –completa Penadés–, pero la estrategia tiene sentido si crees que es mejor no disputarle los votos a Podemos (o al catalanismo menos moderado en Cataluña), sino al centro. El centro se va a jugar con colores nacionalesnacionales, por C's en primer lugar, y en menor medida por los guiños del PP". 

Los socialistas han inaugurado nueva estrategia. Con impacto. Haciendo verdad aquello que decía Marshall McLuhan, que el medio es el mensaje

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