América Latina

De Boric a Lula: Yolanda Díaz encuentra referentes políticos en la nueva izquierda latinoamericana

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con el presidente brasileño, Lula da Silva.

En la primera década de este siglo llegaron a coincidir gobiernos considerados de izquierdas en 13 de los 20 países latinoamericanos, incluyendo la longeva dictadura cubana. Tras la llegada de la crisis económica de 2008, se produjo un giro a la derecha que duró casi una década. En 2022, con la victoria de Gabriel Boric en Chile, Gustavo Petro en Colombia y Lula Da Silva en Brasil, las cinco principales economías de la región, que completan México y Argentina, han pasado a estar dirigidas por fuerzas progresistas. En estos dos últimos años la izquierda también ha recuperado el poder en Bolivia, Perú y Honduras.

A juicio de Jorge Lago, profesor de Teoría Política Contemporánea en la Universidad Carlos III de Madrid, no estamos ante un “cambio de ciclo” estructural, sino electoral. “No creo que la política latinoamericana funcione como un péndulo: primero derecha y luego izquierda. La derecha no fue capaz de consolidar un cambio de paradigma, sino que se dedicó a desmantelar las políticas de integración de la izquierda”, afirma en conversación con infoLibre. “Ahora, con la victoria de Lula, se abre una oportunidad para que las izquierdas colaboren, ya que Brasil siempre ha estado un poco ajena al resto de América Latina”, expone. 

La toma de posesión de Lula tuvo lugar el pasado domingo. Fue un evento al que acudieron algunos de sus correligionarios latinoamericanos que tampoco se quiso perder la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, que acudió como parte de la delegación española encabezada por el rey Felipe VI y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Díaz cree que la victoria de Lula frente al ultraderechista Jair Bolsonaro ha marcado “un punto de inflexión histórico que consolida el nuevo ciclo progresista en América Latina” y que sitúa al mandatario brasileño como un “faro” en el que mirarse. 

Según traslada el entorno de Díaz, las banderas que ha enarbolado el mandatario brasileño son “elementos constitutivos del proyecto de Sumar” en el que trabaja la vicepresidenta segunda. La victoria de Lula también se debe a la coalición que logró reunir bajo su nombre desde 1994. Entre los socios históricos y los recién llegados, diez partidos compusieron el frente Vamos juntos Brasil. Una idea similar a lo que tiene Díaz en la cabeza con Sumar, que pretende aunar a distintos partidos y sensibilidades en torno a su figura de cara a las próximas elecciones generales.

Según estas mismas fuentes, la presencia de Díaz en la investidura del presidente de Brasil busca "simbolizar la necesidad de un mayor diálogo entre una Europa diferente y una América Latina progresista, así como para reforzar la relación de España con países hermanos". Tras esta visita, la gallega culmina un año de gira por América Latina en el que también ha tratado de labrar alianzas con México, Uruguay, Argentina o Chile.

Brasil y España, ¿un espejo en el que mirarse?

A los 77 años, Lula ha protagonizado un regreso a la política excepcional tras pasar 580 días en prisión y no poder participar en las elecciones presidenciales de 2018 que acabó ganando Bolsonaro. Esta resurrección política fue posible después de que las condenas que le llevaron a la cárcel fueron anuladas y de que el resto de la decena de casos en su contra fueron archivados, suspendidos o acabaron con su absolución.

Para la eurodiputada y  profesora de Filosofía del Derecho María Eugenia Rodríguez Palop, Lula es “un símbolo de resistencia, lucha y resiliencia en términos políticos y personales”: “Ha pasado en una cárcel dos años aislado sin ningún cargo probado contra él, algo que no ha sufrido ningún líder actual de la izquierda latinoamericana”, explica en conversación con infoLibre. “Por su biografía, Lula es un símbolo importante en América Latina”, sintetiza.

Palop cree que el hecho de haber elegido a España como el primer país para reunirse con sus autoridades tras su toma de posesión lanza un importante mensaje. “Lula ha tenido especial deferencia con Yolanda Díaz, ambos comparten un vínculo importante con la clase obrera”, expone. La eurodiputada es una de las personas de máxima confianza de Díaz y asegura que la titular de Trabajo tiene “un liderazgo relevante en el exterior por su reforma laboral pionera en Europa y su sensibilidad con los trabajadores y trabajadoras. En ese sentido tiene un legado que no tiene ningún dirigente español”, afirma.

Lo cierto es que el nuevo ministro de Trabajo brasileño, Luiz Marinho, elogió la gestión de Díaz: “La ministra representa para el mundo de trabajo una referencia de avance en derechos, en Brasil seguiremos muchas de estas recetas y es un referente también para el mundo. Hemos abordado los avances logrados por la reforma laboral, pero también por  la regulación del trabajo en plataformas o del avance en economía social”, aseguró.  Una loa que sorprendió a la vicepresidenta, según aseguran desde su entorno. 

Por su parte, Lago cree que Díaz está “sabiendo leer muy bien” lo que está ocurriendo al otro lado del charco. Yolanda puede aprender de Lula, pero sobre todo de Boric. Y una de las lecciones más importantes es que se puede ganar, pero no de cualquier manera”, reflexiona. En ese sentido, el profesor universitario y antiguo miembro de Podemos recuerda que el origen de la formación morada “no se explica sin la lectura de las experiencias latinoamericanas”: “Una parte del éxito de Podemos se debió a que supo leer y adaptar esas experiencias”, asegura. Lago destaca que, a diferencia de los enfoques “etnocentristas” no es la izquierda latinoamericana la que mira a España, sino al contrario.

Palop, por su parte, considera que cada región, país o comunidad tiene su propia idiosincrasia y su propio recorrido político. “No creo que España haya actuado como guía porque podemos caer en un enfoque colonial o post-colonial que no es deseable”, traslada.

La falta de referentes europeos para la izquierda transformadora

La gira de Díaz por América Latina evidencia una verdad incómoda para la izquierda transformadora: la falta de referentes en los que mirarse en Europa. “Nosotros fuimos referentes una vez, cuando Podemos nació”, recuerda Lago. “Yo hice viajes a Francia para hablar con la gente de Mélenchon [el líder de Francia Insumisa] porque se interesaban por lo que hacíamos. La referencia se construye desde el sur justo después de la crisis financiera de 2008”, traslada. Para el profesor universitario, en la actualidad hay “algunos ejemplos” de gobiernos verdes europeos, pero que no son una referencia a nivel general.

A juicio de Palop, no hay equivalencias entre gobiernos y liderazgos europeos y latinoamericanos. “El referente en la izquierda europea en los últimos tiempos ha sido la socialdemocracia, que no siempre ha estado a la altura y que se ha aliado en muchos gobiernos con el neoliberalismo”, sintetiza. A su juicio, América Latina va en “buena dirección con sus altibajos” mientras que Europa está “en un momento más conservador, en ocasiones con tintes regresivos o reaccionarios”: “En América Latina hay una reflexión más porosa y flexible entre los Gobiernos y los movimientos sociales o las protestas en las calles que en España o en Europa”.

Con todo, asegura que el Gobierno español es referente para la izquierda europea. “Vamos en primera línea en políticas sociales, sobre todo en empleo, en políticas energéticas y feministas. Hemos sido capaces de articular políticas públicas muy reformadoras en condiciones extremas, con una derecha protofranquista y muy agresiva, y en un contexto límite como la pandemia y la guerra de Ucrania”.

También lo ve así Lago. “Es inédito que haya un gobierno de coalición con poscomunistas y nuevas izquierdas con una capacidad legislativa tan fuerte como el español. Yo creo que es un referente, aunque diría más que en Europa que en América Latina, solo hay que ver cómo todos quieren emular ahora políticas como la excepción ibérica”, recuerda. Aun así, asegura que en América Latina hay “interés” para llevarse bien con Pedro Sánchez y con España.

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