Cataluña

Borrell: “El entusiasmo independentista cambia si se habla de la salida de la UE”

¿Qué relación tendría Cataluña con la Unión Europea si se independizara de España? El expresidente del Parlamento Europeo, el socialista Josep Borrell, y el notario catalán Juan José López Burniol coinciden: una Cataluña independiente quedaría fuera de la UE, al menos, de manera transitoria. Con esta cuestión sobre la mesa ha tenido lugar la mañana de este miércoles el quinto debate de la serie España plural, Catalunya Plural, convocado por la Asociación de Periodistas Europeos y la Fundación Diario Madrid.

“La cuestión no es ser europeo, es formar parte de la Unión Europea”, advierte Miguel Ángel Aguilar, presidente de la Asociación de Periodistas Europeos y moderador del acto, al introducir un debate que ha sido pensado para “contribuir a la oxigenación de un ámbito que, en ocasiones, se encona por intereses políticos inmediatos, empeñados en instrumentalizar posturas extremadas”. Así, el periodista recuerda que “Rusia también es parte de Europa, y lo que se plantea en la cuestión catalana es una condición distinta: es ser miembro de un club”.

El martes el Congreso de los Diputados rechazaba por 299 votos frente a 47 a favor y una abstención, la petición del Parlament de delegar la competencia para celebrar una consulta sobre el futuro de Cataluña. Mientras el interrogante de cuál será el próximo paso de Artur Mas ocupa la primera plana mediática, aparece la perenne incertidumbre sobre el futuro de Cataluña respecto a Europa. “El propio Mas reconoce que transitoriamente Cataluña no formará parte de la UE –recuerda Josep Borrell-, la incorporación al club no es automática”.

“Ser catalán, español y europeo no son pertenencias antagónicas”, apunta el expresidente del Parlamento Europeo. Para Borrell, “ser europeos es admitir una identidad múltiple”. Más allá del sentimiento independentista e identitario es necesario hacer “una disección analítica”, advierte. Para los que defienden una postura eminentemente identitaria, “la independencia es un bien superior a la pertenencia a Europa, sin embargo, frente a este colectivo aparecen “los oportunistas: no tienen una dimensión de identidad, pero les han convencido de que la independencia es buena y tratan de utilizarla con el argumento de que 'España nos roba' o asegurando que 'no nos sacarán de Europa', pero como entidad política dejará de formar parte del club”, explica.

Y es que, “el entusiasmo independentista cambia mucho si se habla de la salida de Cataluña de la UE”, asegura Borrell. En este escenario, la consulta podría acabar con “la espiral de silencio de una franja muy importante de la sociedad catalana que busca soluciones factibles”. Por su parte, López Burniol subraya que “gran parte del poder político en Cataluña no está en el Gobierno sino en la calle” y que el sentimiento de pertenencia se ha ido desvaneciendo durante los últimos años. “Hablamos de más de economía pero, ¿quién habla de España como un proyecto compartido?”, se interroga el notario.

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Los ponentes insistieron en trasladar el debate sobre la consulta catalana al escenario económico: si Cataluña se independizara de España, “quedaría excluida del eurosistema –explica Burniol–, con todo lo que esto conlleva: exportaciones agravadas por la tasa de exportación común, el sistema bancario catalán no tendría acceso a la financiación del Banco Central Europeo, necesitaría una moneda propia y se habría de crear un convenio para su posible adhesión en el futuro”. 

A pesar de que las incógnitas que existen para determinar cuál sería la relación de una Cataluña independiente con las instituciones supranacionales, Burniol y Borrell coinciden en que de manera quizá temporal quedaría excluida no solo excluida de la UE, sino también de la ONU y de todas las organizaciones de las que actualmente España forma parte. “Cataluña sufriría un boicot comercial y padecería el efecto frontera”, añade el notario. Sin embargo, Burniol advierte que el discurso del Ejecutivo “construido únicamente sobre aspectos negativos: la Constitución no permite la consulta y Cataluña quedará fuera de la UE”, muestra una pobreza argumentativa preocupante.

La grieta identitaria, el sentimiento de pertenencia y la cuestión económica parecen protagonizar el debate Cataluña-España-Unión Europea, sin embargo Burniol también responsabiliza a “la estructura territorial del Estado” del problema catalán y advierte de un “profundo desgaste del sistema político actual” incapaz de hacer frente a la cuestión soberanista.

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