LA POLÉMICA DE LOS TITIRITEROS
Un buscavidas del teatro y un técnico unidos por los títeres con crítica social
Raúl García Pérez (Raúl Griot, de nombre artístico) y Alfonso Lázaro de la Fuente, los dos titiriteros en prisión provisional por enaltecimiento del terrorismo, son dos curritos del mundo del teatro. Sin una carrera profesional culminada con la estabilidad ni ingresos garantizados a medio plazo, ambos colaboran desde 2012 en Títeres desde abajo, compañía fundada por Griot a comienzos de ese año para hacer guiñol marginal y con fuerte carga crítica, simbólica y política. Ambos gestaron La bruja y don Cristóbal, su última obra hasta la fecha, la que les ha dado fama, aunque por motivos que no sospechaban. La Policía Municipal de Madrid los detuvo el viernes en Madrid, donde actuaban en el contexto del carnaval, y el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno dictó auto de prisión el sábado. Allí siguen.
Griot, madrileño de 34 años, es un buscavidas del teatro con un currículo extenso y escaso éxito comercial. Nada de lo que ha hecho parece tener vocación mayoritaria. Acumula 13 años de trayectoria en el teatro y desde 2006 se dedica profesionalmente a los títeres, sin abandonar otras facetas artísticas. En 2000 fundó en Madrid –junto a otros compañeros– el Grupo de Teatro Griot. Lleva diez años escribiendo sus propias obras. Un montaje propio entró en 2008 en el circuito de Bibliotecas de Caja Madrid, donde realizó actividades de animación a la lectura como cuentacuentos y titiritero. Él mismo crea y fabrica algunos de sus títeres.
Cuentacuentos y un programa socioeducativo
El que más tarde sería fundador de Títeres desde abajo trabajó durante 2009 en México como actor en el Grupo Finiquito, radicado en Guadalajara (Jalisco). Allí también hizo cuentacuentos en el programa socioeducativo Muévete por tu ciudad.
A su regreso, de 2010 a 2012, trabaja como actor en el montaje Cirque Du Sombreil. En la misma época coordinó el libro Grioteces: 10 años de teatro popular, de acceso gratuito en Internet. Siempre es apreciable el mismo estilo atrevido o provocador.
Interés en el cine
En 2011 Griot se mudó a Granada, donde coincidió con Lázaro en la Escuela Pública de Formación Cultural de Andalucía. Lázaro, de 29 años en la actualidad, tiene una trayectoria profesional más corta. En internet publicita que es "técnico de iluminación" y que tiene conocimientos en Adobe Photoshop, Adobe Premiere, Autocad y Cored Draw. Tiene formación técnica reglada, frente al perfil más puramente creativo de Griot. No obstante, una persona que conoce a ambos afirma que "comparten lo creativo y lo técnico", y añade que a Lázaro "le interesa también mucho el cine".
Lázaro (almeriense pero residente en Granada desde niño) tiene ciclos superiores de Realización de Audiovisuales y de Imagen. También está titulado como auxiliar de sonido, como operario de maquinaria escénica y construcción de escenografías y como técnico de iluminación, en los tres casos en la Escuela de Estudios Escénicos de Granada.
Trabajo en diversas compañías
Ha trabajado en las compañías de espectáculos Héctor Ocio, en Guadix (Granada), En blanco y negro, Maktub y Tanz (estas tres en Granada capital). Desde 2012 trabaja con Griot en Títeres desde abajo, aunque no es su única ocupación. Según su defensa, Lázaro sufre problemas de salud, que abarcan dificultades respiratorias, escoliosis y movilidad reducida de los brazos.
El entorno de Griot y Lázaro en Granada tiene la consigna de contar lo menos posible sobre el carácter, la personalidad o los detalles biográficos de ambos, según explican, por petición de la defensa de ambos, a su vez de acuerdo con las familias. Desde la CNT de Granada, de la que Griot es militante, se limitan a subrayar el carácter absolutamente pacífico de sus actuaciones. Una persona próxima a ambos señala que "no son del todo conscientes de la que hay liada fuera", y que se encuentran "bien".
La compañía Títeres desde abajo realiza dos tipos de montajes, según su blog: teatro popular, donde se integra La bruja y Don Cristóbal; y espectáculos infantiles. El estreno de La bruja y Don Cristóbal fue el 29 de enero en Granada, en la Biblioteca Social Libre Albedrío de Granada, ante unas 30 personas, entre ellas varios menores con sus padres. Nadie protestó ni pareció escandalizarse.