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21D | Elecciones en Cataluña

Los 'comuns' desligan la ruptura con el PSC en Barcelona de un posible tripartito después del 21D

El candidato de Catalunya en Comú, Xavier Domènech, junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

La ruptura del pacto de gobierno que hasta este domingo mantenían Barcelona en Comú y el PSC deja en una posición muy inestable a la alcaldesa de la Ciudad Condal, Ada Colau, cuyo grupo únicamente cuenta con 11 de los 41 concejales del pleno. Tras su divorcio, comuns y socialistas se han intercambiado reproches en los medios de comunicación, pero, con las elecciones del 21D a la vuelta de la esquina, los comuns prefieren calmar los ánimos y desligan la decisión de Colau de un eventual pacto ERC-PSC-Catalunya en Comú tras los comicios, aunque sí admiten que las relaciones con los socialistas quedan tocadas y que la ruptura les afectará negativamente a nivel comunicativo.

Este domingo, Barcelona en Comú hizo pública su ruptura del pacto de gobierno con el PSC en la ciudad después de que 2.059 de sus militantes votaran por ello, por otros 1.736 que optaron por continuar gobernando con los socialistas. El desencadenante del divorcio fue el apoyo del PSC a la aplicación del artículo 155 en Cataluña, una posición que provocó duras críticas de Colau, que aseguró para justificar su decisión no reconocer a un PSC que "se hace selfies con [el líder del PP catalán, Xavier García] Albiol". Por su parte, el líder de los socialistas en Barcelona, Jaume Collboni, ha denunciado que la regidora "estaba más pendiente de lo que opinan los independentistas que de lo que opinan los barceloneses", y lamentó el fin de un acuerdo que estaba en pie desde mayo de 2016.

Antes de conocerse los resultados de la consulta que Barcelona en Comú celebró entre sus bases, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, avisó a Colau de que la ruptura de ese acuerdo tendría "consecuencias mucho más allá de la ciudad", y se preguntó "cómo le vamos a decir a los electores que, con quien nos ha echado del gobierno de Barcelona, querremos gobernar Cataluña". Este lunes, Iceta se reafirmó en su posición: "A partir de hoy nosotros no podremos mirar igual a la gente de los comunscomuns", señaló el líder del PSC, que criticó que Colau haya "querido esconder su opinión" y no haya manifestado su preferencia por mantener o romper el pacto con los socialistas.

Pero, a pesar de las declaraciones públicas, Catalunya en Comú confía en que la ruptura en Barcelona no afecte a un eventual pacto con el PSC tras el 21D, aunque las fuentes consultadas admiten que la decisión de Colau aleja a los comuns de los socialistas. "Este movimiento no nos trae más que dificultades, pero no creo que influya de manera decisiva en los posibles pactos. Igual puede dificultarlos, pero no los va a imposibilitar", valora un dirigente de Catalunya en Comú crítico con el movimiento de la alcaldesa de Barcelona y también con el silencio que ha mantenido durante la consulta a sus bases.

"El problema es que la ruptura con el PSC no forma parte de una estrategia, no tiene que ver con querer acercarse a ERC o con querer distanciarse del PSC", sino que ha sido una decisión de una parte de los militantes que no forma parte de la planificación a largo plazo de los comuns, señalan estas fuentes, que aseguran que "el PSC es consciente de que esto ha sido un gol en propia puerta" de Barcelona en Comú. "La mayor parte del equipo de gobierno de Colau no tenía ganas de romper, pero ni ha tenido agallas ni ha tenido ganas de parar la ruptura", denuncia un dirigente de Catalunya en Comú, que sin embargo insiste en que su formación no es Barcelona en Comú –de hecho, la engloba– y asegura que las puertas siguen abiertas a acordar con los socialistas tras el 21D.

Sin embargo, estas fuentes admiten que la ruptura del pacto de gobierno en Barcelona perjudica a la candidatura encabezada por Xavier Domènech en el inicio de la precampaña. "Nos pone a la defensiva: en lugar de darle a Puigdemont, que es lo que tendríamos que estar haciendo, vamos a tener que pasar un tiempo" justificando la decisión, sostienen. De hecho, los independentistas han celebrado la ruptura del pacto y tanto la CUP como ERC y el PDeCAT han ofrecido a Colau la estabilidad que necesita su Gobierno municipal, ahora en un muy precario equilibrio. Aunque, eso sí, los anticapitalistas han exigido que la alcaldesa "deje la ambigüedad del 'ni DUI ni 155' y apueste por el bando de los que han sido oprimidos y han sufrido el ataque de las instituciones catalanas".

Pero, ¿hay opciones reales de un pacto tripartito tras el 21D? Sobre esa posibilidad, las fuentes de Catalunya en Comú consultadas difieren, aunque se muestran igualmente abiertas al mismo. "Tenemos que decidir qué hacer después de las elecciones, pero el problema es que puede haber dos bloques: o el de ERC con el PDeCAT y la CUP, o el de Ciudadanos con el PSC y el PP", analiza un dirigente de los comuns, que asegura que, en esa disyuntiva, Catalunya en Comú "se queda fuera de juego, porque no puede apoyar a nadie". "Y romper con el PSC solo agrava la situación", lamenta, porque pone de nuevo en el primer plano el 155 en lugar de las coincidencias programáticas entre las dos fuerzas. "Ahora mismo, siendo realistas, creo que con los únicos que podríamos pactar es con ERC", sostiene este dirigente.

No obstante, otras fuentes de Catalunya en Comú se muestran mucho menos pesimistas y confían en que los comuns terminen convirtiéndose en un partido necesario para que ERC gobierne sin acercarse a la derecha del PDeCAT. "Dudo que, aunque los independentistas tuvieran mayoría absoluta, ERC quisiera seguir junto al PDeCAT y la CUP, especialmente con varios dirigentes en la cárcel y la amenaza del 155 presente", asevera un dirigente de los comuns, que interpreta los últimos gestos de los republicanos –que abogan por incluir de nuevo en el programa la demanda de un referéndum pactado y han reconocido que no estaban preparados para la independencia– como los primeros pasos para "abandonar la vía unilateral". Una vía que sí siguen defendiendo tanto la CUP como un PDeCAT que podría ser de nuevo liderado por el expresident Carles Puigdemont.

Los independentistas ultiman sus fichajes

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Ahora mismo, ERC se encuentra ultimando la composición de sus listas para las elecciones, que liderará desde la cárcel el exvicepresident Oriol Junqueras. Según confirmó este lunes el portavoz de ERC, Sergi Sabrià, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, "tiene un sitio guardado" en la candidatura si finalmente decide presentarse, y las puertas también están abiertas al ex secretario general de Podem, Albano Dante Fachin. No obstante, fuentes del bloque independentista explican que Forcadell –que declaró hace unos días ante el Tribunal Supremo y llegó a pasar una noche en prisión– tiene muchas dudas sobre si presentarse a los comicios.

Por su parte, este lunes por la tarde se confirmó que Puigdemont encabezará las listas del PDeCAT bajo la marca Junts per Catalunya, descartándose así la opción de que el expresident liderase una candidatura con forma jurídica de agrupación de electores, algo que hubiera perjudicado enormemente al PDeCAT porque le hubiera privado de espacios de propaganda o algunas subvenciones electorales. Los conservadores catalanes tratan de convencer al líder de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez, para que se una a sus listas, si bien fuentes del PDeCAT se muestran pesimistas con respecto a la posibilidad de que Sànchez termine aceptando.

Mientras tanto, la CUP confirmó públicamente este lunes que mantiene negociaciones con Fachin para integrarlo en sus listas de cara al 21D si apuesta por un programa "independentista, rupturista y de izquierdas", algo que podría dificultar su fichaje, ya que el exlíder de Podem se declara contrario a la secesión. Los anticapitalistas también negocian con Procés Constituent –la formación de la monja Teresa Forcades, que sería quien iría en puestos de salida en la eventual candidatura conjunta–, que hace unos días propuso públicamente un frente común con la CUP y Fachin.

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