Violencia género

Diana Quer: un relato mediático construido para culpabilizar a la víctima

Flores y velas colocadas en Rianxo (A Coruña), donde fue hallado el cuerpo de Diana Quer.

Diana Quer desapareció el 22 de agosto de 2016 en A Pobra do Caramiñal (A Coruña). El pasado 31 de diciembre el cadáver de la joven madrileña, que contaba con 18 años en el momento de su desaparición, fue hallado en la localidad coruñesa de Rianxo. José Enrique Abuín Gey, autor confeso del crimen, ingresó en prisión sin fianza este lunes, por haber asesinado presuntamente a la víctima tras haber intentado violarla. Diana Quer fue asesinada por ser mujer. El relato construido por algunos medios de comunicación durante los meses de incertidumbre, no obstante, ha expuesto la vida privada de la víctima, culpabilizando a la misma, y ha obviado el problema de la violencia contra las mujeres. Así lo consideran periodistas y feministas consultadas por este diario, quienes denuncian que el tratamiento realizado por distintos medios de comunicación ha sido sencillamente "infame".

La reprobación es prácticamente unánime. Este mismo martes el coronel de la UCO de la Guardia Civil Manuel Sánchez Corbí deslizó, en rueda de prensa, una severa crítica a la cobertura mediática realizada. "Ha habido mucha información poco acertada, por eso hacemos estas declaraciones poco usuales por nuestra parte", explicaba. "Piensen que la víctima tiene familia", y se ha publicado información que, más allá de un titular, a su familia "le puede suponer un daño de por vida". También el padre de la víctima censuró este martes la publicación de imágenes a posteriori que mostraban el cadáver de la joven cubierto por una sábana. Apeló así a la "ética profesional periodística y a la dignidad" en el tratamiento de las noticias relacionadas con la muerte de su hija, para "no incrementar aún más el dolor de la familia". "Han aparecido ya en los medios de comunicación fotografías e imágenes del cadáver de mi hija Diana cubierto con una sábana. ¿Era necesario? La pregunta se responde por sí sola. ¿Hubiera publicado el director de ese medio esa misma fotografía si se tratase de su hija?", sentenció.

Información basada en hipótesis

Desde la desaparición de Diana Quer algunos medios de comunicación se apropiaron de su historia para tejer un relato en base a hipótesis que ponían el foco en la vida privada de la víctima y su entorno. De la joven se dijo que tenía un "alma atormentada", que los "traumas adolescentes" que padecía tenían un papel protagonista en su vida y que "el cariño que no encontraba en un domicilio familiar resquebrajado por la ruptura de sus padres siempre lo había buscado en los brazos de los hombres".

Ciertos medios se apresuraron a dibujar un perfil de la joven basado en la exposición de sus hábitos y su entorno, que fue calificado de "problemático" y que en más de una ocasión fue señalado como posible causa de su desaparición. En este contexto cobró especial protagonismo la relación con sus padres y con su hermana menor de edad. No fueron escasas las veces en que los medios situaron en primera línea el divorcio de sus padres o la supuesta relación conflictiva con su madre y hermana como piedra angular del caso.

La vida privada de la víctima pasó a tener apariencia de asunto público. Sus mensajes dewasapy su actividad en redes sociales fueron minuciosamente analizados por periodistas y tertulianos. Se llegó a insinuar que la joven buscaba desaparecer, en base a mensajes que había publicado en las redes cuando aún era menor. "Qué bien me vendría desaparecer una temporadita" fue uno de los tuits que los medios rescataron de la red y que databa de julio de 2015. Su forma de vestir, sus relaciones íntimas o sus hábitos fueron puestos en tela de juicio con el fin de generar un relato en el que, una vez más, el posible agresor quedó fuera de foco y la culpa recayó exclusivamente sobre la víctima.

Rafael de Mendizábal, presidente de la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) matiza que "no es lo mismo reaccionar inmediatamente que reaccionar cuando el tiempo te ha dado ocasión de pensar" y el periodismo, recalca, "es inmediato". En este sentido, recuerda que el relato mediático estuvo respaldado por los acontecimientos que se fueron sucediendo. "Ahí contribuyeron todos", apunta en conversación con infoLibre, "el padre llegó a sospechar de su exmujer", de modo que "no se puede condenar a un periodista porque, siguiendo lo que hace la Policía por una parte y la familia por otra, indaga él también". Aunque reconoce que "a la pobre chica la indagaron y escarbaron con morbo" y que "quizá algunos medios sí se pasaron", entiende que la cobertura de un caso tan complejo como el de la joven asesinada "es muy difícil".

Mucho más rotunda se muestra Emelina Fernández, presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía. "El tratamiento mediático ha sido infame", critica en declaraciones a este diario. "Fue brutal, lamentable", insiste la periodista, quien defiende que la base del tratamiento informativo en cuanto a las personas desaparecidas debe ser "el respeto a los derechos de esas personas y a su entorno". A su juicio, "el tratamiento en algunos programas de las mañanas fue directamente deleznable". Precisamente del Consejo Audiovisual de Andalucía partió la Guía sobre Personas Desaparecidas, elaborada en junio de 2017 como fruto de la desaparición de Diana Quer. Entre las recomendaciones que presenta el informe, se incluye la no difusión de "la vida privada, el correo y las conversaciones procedentes de teléfonos móviles u otros dispositivos" así como evitar la "difusión de rumores o elucubraciones" y las entrevistas "a personas del entorno que pudieran divulgar información sensible o, en otros casos, banalizar la situación a base de meras especulaciones".

Xosé Manuel Pereiro, vicedecano del Colexio Profesional de Xornalistas de Galicia, considera que "el principal problema es que se olvida que hay que dar información cuando hay información, y no llenar huecos". Ahí resulta fundamental entender "qué es información y qué es contenido para llenar, que no sirve de nada". El caso de Diana Quer demuestra, a su entender, que "no hay una práctica deontológica muy estricta" y que "las hipótesis y los clichés" coparon la actualidad informativa. En este sentido "hay un peligro, y es tratar temas tan delicados en espacios que no son específicamente informativos", señala Pereiro. "Ahora los periódicos compiten con los magazines en tiempo real", añade, y la principal consecuencia de ello es que "la máxima de afirmar sólo aquello de lo que estás completamente seguro ya murió".

Culpabilizar a la víctima

El tejido informativo que confeccionaron los medios tiene no sólo efectos a nivel deontológico, sino que las consecuencias para la ciudadanía son aplastantes. "Se ha culpabilizado a Diana, pero no sólo a ella, también a su familia, a su entorno y por extensión a todas las mujeres". Habla Andrea Momoitio, periodista y activista feminista, quien en conversación con este diario señala que "a través de cómo se han tratado los hechos se ha lanzado un mensaje de alerta a todas las mujeres: ten cuidado con lo que haces, con lo que hace tu hija, con la manera en la que educas a tu hija porque puede que le suceda esto". Por este motivo, los medios de comunicación "juegan muy bien esta baza de crear ejemplo y en el caso de las mujeres de crear alarma, algo que desde el movimiento feminista se ha denunciado como el terror sexual, basado en limitar la libertad de las mujeres".

Emelina Fernández reprocha con dureza la frecuencia con que los medios no dudaron en "indagar en su vida privada" algo que "pasa lamentablemente con los temas de violencia de género, igual que ocurrió con la violación múltiple de Pamplona". En este sentido, la periodista andaluza censura que "mirar qué hacía, qué no hacía, si iba con falda corta o larga… no es periodismo, sino basura". La principal consecuencia, coincide, es que "los medios están transmitiendo que la culpable es ella, no se puede sacar otra conclusión". "Al final la culpable era ella por ir con falda corta, por tener malas compañías, por tener una relación problemática con su hermana o con los padres", lamenta Fernández.

Precisamente al mismo punto, el de la culpabilización de la víctima, llega también Xosé Manuel Pereiro. "Eso le pasa por andar así a las tantas de la noche, un clásico", analiza el periodista gallego. Algo que, "en el fondo, es una expresión más de machismo, un caso más de violencia de género y una evidencia más de esa falsa premisa de que ella iba provocando".

En este contexto entra en juego la forma en que los medios ponen el foco en la víctima. "Todo lo que estaba alrededor de ella pasa a ser material informativo, desde qué hacía andando sola a las tantas de la madrugada a cómo vestía", denuncia Pereiro. Existen, sin embargo, otras formas de recoger las historias de las víctimas sin incurrir en una doble victimización y sin caer en los muchos clichés que refuerzan a los agresores. "Es importante contar sus historias con mucho respeto, con mucho cariño y con mucho cuidado", entiende Momoitio, pero "a lo mejor en otro momento y profundizando en ellas, algo que desde el movimiento feminista se ha pedido siempre".

Obviar la violencia machista

Contar la historia de las víctimas que como Diana Quer han sido asesinadas por ser mujeres, pasa necesariamente por ponerle nombre al fenómeno que las ha convertido en tal: violencia machista. "El tratamiento de las noticias de violencia de género no se reduce sólo a las parejas en la vida doméstica", afirma Xosé Manuel Pereiro, quien concluye que "este caso se entiende como violencia de género, con todo lo que eso conlleva".

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Obviar este hecho, señala Emelina Fernández, implica una "banalización absoluta de la violencia contra las mujeres". La periodista cree necesario, en este tipo de casos, que los medios asuman su "tremenda responsabilidad social" y cambien el foco para lanzar un mensaje que "vaya dirigido a educarles a ellos". Lo contrario, agrega, únicamente sirve para "perpetuar e interiorizar la violencia".

Momoitio coincide en que siempre que se producen desapariciones de chicas jóvenes "se obvia que estamos hablando de violencia machista". El motivo, sostiene la activista, "en parte tiene que ver con que se ha tomado como base para hablar de la violencia de género el marco de la pareja heterosexual, y eso no es casualidad, sino que es el objeto de la Ley Integral de 2004", que aunque "fue un éxito sin precedentes y una ley con muchos aciertos", también alberga "fallos como la conceptualización muy reducida de lo que es la violencia machista". Momoitio entiende que tanto el movimiento feminista como la ciudadanía está preparada para ampliar dicho concepto.

"Yo veo claro que el caso de Diana fue un feminicidio, como lo fue el de Marta del Castillo, el de Rocío Wanninkhof, el de las niñas de Alcasser o el de la pequeña Mari Luz", asevera. Por ello, "es imprescindible que desde los medios se trate como tal y sobre todo se tenga en cuenta que es una vulneración de los derechos humanos". Una vez se enmarque en esa categoría, argumenta, también será "más fácil señalar a otros culpables más allá del asesino, como los Estados que permiten que estas vulneraciones se estén dando día a día sin que pase nada".

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