Congreso del PP
Feijóo asume que no tendrá más balas frente a Sánchez: "Si no conseguimos el cambio, hemos fracasado"

Con un auditorio repleto y aplausos casi a cada frase, Alberto Núñez Feijóo se ha postulado a la reelección como líder del Partido Popular casi tres años después de llegar a la presidencia nacional tras desbancar a Pablo Casado en un traumático congreso celebrado en Sevilla. Feijóo ha recordado que entonces el partido afrontaba una crisis interna de la que se ha recuperado. "Si mi compromiso hace tres años fue reconstruir nuestro partido, hoy es reconstruir nuestro país", lanzó. Entonces, la formación se unió en torno a su figura y este sábado lo ha vuelto a hacer, ya que el conservador no ha tenido rival interno alguno en este congreso.
Sin embargo, Feijóo es consciente de que no ha logrado el que era su principal objetivo cuando aterrizó en Génova 13: la presidencia del Gobierno. El líder del PP ganó las elecciones del 23J, pero se quedó muy lejos de las expectativas generadas y no logró, siquiera, sumar con Vox. La extrema derecha ha sido una de las grandes ausentes de las conversaciones de este congreso —y también de la ponencia ideológica, que evita detenerse en los pactos—ya que ha sido el comité federal del PSOE el que ha acaparado los focos, también en el recinto de Ifema.
"No hay nada más que comparar lo que ha pasado esta mañanita en Ferraz con lo que está pasando aquí estos tres días", señaló Feijóo al inicio de su discurso, que duró aproximadamente una hora. En privado, el PP no esconde su euforia y se muestra convencido de que la crisis de los socialistas beneficia al bloque de la derecha, pero también admite que la legislatura puede durar y por ese motivo se prepara para batallar con todas sus fuerzas. Todo dependerá del presidente Pedro Sánchez, que este sábado se reivindicó como "el capitán para capear el temporal".
"No estoy aquí para esperar mi turno"
El líder de la oposición reconoció que su "tarea" no ha concluido y lo hizo con estas palabras: "Estamos aquí por el cambio desde el Gobierno, es lo que toca. Si no lo conseguimos, hemos fracasado en este congreso por muy bien que salga", afirmó. Un recado que también le lanzó el viernes el expresidente José María Aznar durante su intervención, en la que le recordó que "no se tratará solo de ganar unas elecciones", sino que "habrá que ganar una investidura". El líder del PP se ha referido en varias ocasiones al expresidente a lo largo de su discurso, pese a que su discurso encendió al partido al pronosticar "cárcel" para el socialista.
Feijóo sabe que se la juega en las próximas elecciones generales —que el presidente del Gobierno insiste en que se celebrarán en 2027—. Si falla, deberá marcharse. "Sé que hay gente que de buena fe duda de que pueda cumplir con mi compromiso", dijo ante la plana mayor del partido. "No estoy aquí para esperar mi turno", añadió después.
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El conservador aseguró que es el único capaz de representar la "alternativa" al Ejecutivo central y que lo hará desde la "centralidad", pese a que ha copado los principales puestos de su dirección de perfiles duros, como el de Miguel Tellado o el de Ester Muñoz. Entre los nuevos cargos también aparece la diputada Cayetana Álvarez de Toledo, que estará en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), el órgano amplio de la dirección, del que no formaba parte hasta ahora. Cuando Feijóo la nombró en su ronda de agradecimientos, el estadio se vino arriba.
"Volver a ser un partido de diez millones de votantes"
"La centralidad política no es indefinición sino ambición de convencer a más gente", señaló, ya que el objetivo del PP es tratar de aglutinar a todos los votantes del centro y la derecha en torno a sus siglas. "No es prescindir de la ideología, yo defiendo la mía" —añadió— "defiendo mis principios": "Yo me afilié a este partido en el año 2000 cuando escuché al presidente Aznar decir que el PP era un partido de centro reformista. También dijo que era la casa común del liberalismo y del conservadurismo. Defiendo la centralidad porque no es renuncia, es compromiso. Y queremos volver a ser un partido de diez millones de votantes", zanjó.
El conservador también presumió de que "el PP no es una secta". Sin embargo, este cónclave se ha saldado sin abordar los grandes debates que dividen al partido como el aborto o la prostitución, asunto que ha estado en boca de muchos de los presentes por los casos del PSOE, pero en el que el PP tampoco tiene una posición clara, según admiten fuentes de la dirección, en lo que respecta a las sanciones a los puteros. "Aquí hay gente que no pensamos igual, la pluralidad no es un problema. Creo en una España sin muros, para unir y no enfrentar, y con esa convicción, va por nosotros", zanjó Feijóo.