Los "fondos buitre" emplean en España a hijos de Aznar, Botín y la élite económica del franquismo

José María Aznar Botella, durante un festejo taurino en 2022.

Los tres principales fondos especulativos inmobiliarios que operan en España, Blackstone, Cerberus y Lone Star, emplean o han empleado a apellidos notables de la política y la banca para su penetración en España, hoy determinante en el mapa de la propiedad de la vivienda.

El número uno en España de Blackstone es Claudio Boada, hijo de un gestor y directivo empresarial en los sectores público y privado de gran relevancia desde los años 70 y conectado tanto con la élite tardofranquista como con los pilotos de las reformas económicas del PSOE en los 80. José María Aznar Botella, hijo del expresidente del Gobierno José María Aznar y la exalcaldesa de Madrid Ana Botella, ambos del PP, figura como asesor de Cerberus. Lone Star recurrió hasta diciembre de 2017 a los servicios de Felipe Morenés, hijo de Ana Botín, presidenta del Banco Santander.

Blackstone y Claudio Boada

Blackstone, Cerberus y Lone Star son los tres fondos estadounidenses que más cantidad de ladrillo acumularon en la salida de la recesión en España. Según un reciente balance publicado por Expansión, estos tres colosos del capital riesgo adquirieron a la banca en siete años activos tóxicos por valor de 77.000 millones entre inmuebles y créditos morosos. Son las tres entidades a las que los críticos con su práctica especulativa, sobre todo en el movimiento de defensa del derecho a al vivienda, identifican más plenamente con el concepto de "fondo buitre", etiqueta que estos gestores de activos rechazan. Ellos prefieren destacar que con su irrupción en el mercado contribuyeron a sanear la banca.

De entre los tres superfondos, sobresale Blackstone, compañía a la que el Ayuntamiento de Madrid –durante la etapa de Ana Botella en la alcaldía– vendió más de 1.800 pisos públicos. Es una empresa objeto de crítica permanente por parte de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y los sindicatos de inquilinos, que la acusan de abusar de su posición.

La firma, a la que es frecuente que se aluda como "el mayor casero de España", se hizo con los 30.000 millones de riesgo inmobiliario del Banco Popular que el Santander sacó a la venta en 2017, tras comprar la entidad, en lo que según Expansión es la operación que marca la diferencia y sitúa a Blackstone la primera en el escalafón de acumuladores inmobiliarios tras la gran crisis.

¿Y quién está al frente de este titán? Su cúspide en España la ocupa Claudio Boada Pallarés (1952), "senior advisor" y "chairman Iberia" de Blackstone, es decir, su número uno en España y Portugal. Boada, fichado por Blackstone en 2012, año del desembarco de la gestora de activos en el país, luce un apellido que seguramente no sonará tanto al lector como Botín o Aznar. Pero no es un apellido cualquiera. No en vano, aparece en buena parte de la historia económica española de los últimos 50 años.

Nacido en Barcelona en 1920, Claudio Boada Villalonga, Boada padre, desarrolló desde los años 50 una brillante carrera empresarial. En 1951 se incorporó a la Empresa Nacional de Autocamiones SA (Pegaso), de la que llegó a ser director gerente y vicepresidente en 1962. Cinco años después asumió la presidencia de Altos Hornos de Vizcaya antes de recalar, en 1970, en la máxima jefatura del Instituto Nacional de Industria (INI), donde trabajó "en perfecta sintonía" con el que era ministro del ramo, José María López de Letona, según recoge su ficha en la Real Academia de Historia.

Su carrera es una sucesión de grandes nombres del sector público y privado. Entre 1974 y 1981 asumió las presidencias de los bancos Madrid y Catalán de Desarrollo, así como de Ford España. En 1981 fue designado presidente del Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH). La presidencia del Banco Hispano Americano fue su siguiente destino, al que llegó en 1985. Recibió las Grandes Cruces al Mérito Naval, al Mérito Aeronáutico, al Mérito Civil, de Isabel la Católica y de la Orden Civil de Alfonso X.

Más allá del currículo, fue un hombre sumamente influyente y bien conectado. El Mundo, en una crónica sobre Boada, fallecido en 2006, recalca su pertenencia al "clan de la Dehesilla" una especie de club social privado cuyos miembros, al final del franquismo, se fueron posicionando en altos cargos de la administración y la empresa para pilotar la economía, una dinámica que se extendió a la etapa felipista. Aquel círculo de la élite reformista forma parte de lo que se dio en llamar la beautiful people. Las crónicas sobre Boada destacan su amistad con Miguel Boyer, el nombre que antes acude a la mente al hablar de aquel tiempo de grandes planes y negocios.

Su hijo Claudio, primer ejecutivo de Blackstone en España, ha sido presidente del Círculo de Empresarios (2004-2012) y directivo de Lehman Brothers en España. Dentro del grupo Blackstone, figura como presidente de Anticipa Real Estate y de Testa Inmobiliaria y Fidere y como miembro del consejo de administración de HIP Hotel Investment Partners. Además, es consejero de Abertis, el gigante de la gestión de autopistas.

Cerberus y Aznar Botella

Otro gran nombre propio vinculado a Blackstone es el de Joan Clos, exalcalde de Barcelona y exministro con el PSC. Clos preside el lobby inmobiliario Asval, que tiene en Blackstone a su socio con mayor número de pisos. Al mismo tiempo, Clos es parte del Consell Assessor de Salvador Illa, líder del PSC. Clos permite ilustrar una constante: en el mundo de los fondos de inversión, resulta valiosa la aportación que puede hacer el político cuando se toma un descanso de su tarea de servicio público. ¿Por qué es importante? Por sus conocimientos, por su capacidad de influencia, también por sus contactos y su acceso a los despachos donde se toman las decisiones. Pero no sólo puede ser útil el político. También el próximo al político. Así que cuando una compañía incorpora a un hijo de, es imposible precisar cuánto hay de mérito intransferible del contratado y cuánto de réditos por un apellido abrepuertas. Lo seguro es que Cerberus, otro fondo en el podio de acaparadores de ladrillo tras la recesión, empleó para penetrar en España a José María Aznar Botella.

El rango en Cerberus del hijo del presidente del Gobierno entre 1996 y 2004 y de la alcaldesa de Madrid entre 2011 y 2015 es menor que el de Boada en Blackstone. Y también es menor la transparencia sobre su relación. Cerberus, que ha comprado activos del BBVA, Caixabank y el Sabadell, no aclara a infoLibre cuándo comenzó la relación de Aznar Botella con la compañía, ni siquiera si esta continúa. Lo comprobable es que Aznar continúa identificándose como "advisor" (asesor) de Cerberus Capital Management.

El hijo del expresidente también se presenta como directivo de la que era inmobiliaria de Cerberus, Haya Real Estate, que fue adquirida por la sueca Intrum en septiembre por 136 millones. Este periódico trató de precisar a través de Haya Real Estate cuándo empezó y si ha terminado el vínculo de Aznar Botella con la compañía, sin resultado. Tampoco Aznar Botella –que es presidente de su propia firma de inversión, Poniente Capital, fundada en 2011– respondió a las diversas solicititudes de información y contacto realizadas. Al igual que ocurre con Blackstone, el movimiento en defensa del derecho a la vivienda digna tiene a Cerberus –y su relación con Aznar– en el punto de mira.

Lone Star y Felipe Morenés

La trayectoria de Aznar Botella tiene –con sus inevitables diferencias– elementos en común con la de Beatriz González –hija de un expresidente del BBVA, Francisco González– o con la de Felipe Morenés –hijo de la actual presidenta del Santander, Ana Botín–. Partiendo de posiciones prominentes por apellido, todos ellos han desarrollado exitosas carreras en el terreno de la gestión de inversiones, donde los contactos para identificar oportunidades son clave y reunir capitales en proyectos conjuntos también.

La última compañía del triplete de megagestoras del ladrillo, Lone Star, que absorbió buena parte de la cartera de inmuebles de Caixabank, ha recurrido precisamente a los servicios de Morenés, hijo, nieto y biznieto de presidentes del Santander y hoy casado con Julia Puig, heredera de la saga empresarial de perfumes, moda y belleza Puig. Morenés se identifica como directivo de Lone Star entre 2013 y 2017, periodo en el que participó en las operaciones de inversión del fondo en Europa. "Fue responsable del análisis, estructuración y supervisión de varias inversiones en deuda y capital", señala su ficha de consejero en Neinor Homes, compañía surgida en 2015 de la compra por parte de Lone Star de la promotora de Kutxabank.

El mayor de los tres hijos de Ana Botín confundó en 2018 Stoneshield, que Morenés ha definido como "mezcla de real estate, private equity e, incluso, venture capital", es decir, de empresa del sector inmobiliario e inversora que emplea distintas fórmulas para entrar en el capital de las sociedades. "Utilizamos nuestra amplia red de contactos ["network", es la palabra en inglés] y nuestras exclusivas asociaciones estratégicas ["unique strategic partnerships"] para crear un valor excepcional en sectores con desequilibrios entre la oferta y la demanda", afirma la compañía en su web.

Peninsula Capital, Prado, Cortina y Sarkozy

Menor entidad que los tres superfondos citados tiene Peninsula Capital, una compañía de asesoramiento y gestión de inversiones cuyo listado de empresas participadas incluye 13 sociedades en Italia, Francia y España de los sectores sanitario, tecnológico, de moda, industrial y del transporte, entre otros. A pesar de las claras diferencias de escala, el análisis de los rostros de Peninsula permite extraer un elemento común a las empresas repasadas en este artículo: los apellidos notables.

En su equipo inversor figuran:

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Javier Prado, hijo de Borja Prado, presidente de Mediaset y expresidente de Endesa. De larga trayectoria en el sector financiero, siempre cerca del poder y explotando sus estrechos vínculos con Italia, amigo y asesor de Florentino Pérez, Prado padre es fundador y directivo de Peninsula. Además, es hijo de Manuel Prado y Colón de Carvajal, amigo y administrador de la fortuna del rey emérito. Antes de incorporarse a Peninsula, su hijo Javier trabajó en JP Morgan.

Carlos Cortina Lapique, hijo del expresidente de Repsol Alfonso Cortina y de Myriam Lapique –hermana de la celebrity Cari Lapique–. Cortina hijo, antes de entrar en Peninsula, ya fue asesor de Borja Prado en Endesa.

Jean Sarkozy, hijo del expresidente francés Nicolas Sarkozy. Nacido en 1986, Sarkozy Jr. se incorporó a Peninsula en 2017 y dirige las actividades de la empresa en Francia y Benelux. En enero de este año, infoLibre publicó una exclusiva internacional que ilustra cómo las relaciones entre el padre de Jean, Nicolas Sarkozy, y Prado están engrasadas por abundante dinero: el expresidente francés recibió en 2018 más de 3 millones de euros de dos sociedades luxemburguesas gestionadas por Peninsula. ¿A cambio de qué? De una supuesta asesoría, si bien la investigación realizada por EIC, red a la que pertenece este periódico, pone en duda esta versión.

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