La izquierda se vuelca en el cierre de campaña confiando en la remontada

José Luis Rodríguez Zapatero, Pedro Sánchez y Luis Tudanca, este jueves en un acto del PSOE en Burgos.

A la espera de ver el dictamen de las urnas, la campaña electoral en Castilla y León que termina este viernes ha conseguido voltear los ánimos de las formaciones políticas que se disputan la victoria. Convocadas a destiempo con el objetivo de consolidar una amplia mayoría para el PP, las elecciones se han convertido para los de Pablo Casado en un quebradero de cabeza después de que los sondeos lleven días apuntando que los populares se quedarán muy lejos de sus propias expectativas. Lo contrario ocurre en la izquierda, animada por la posibilidad de que las cuentas cuadren para un vuelco electoral tras 35 años en la oposición. 

Esos aires de remontada en formaciones como el PSOE o Unidas Podemos se notan incluso en los carteles de los actos de la recta final de la campaña. Los socialistas han intensificado la presencia de Pedro Sánchez, que se preveía discreta, y que estuvo este jueves en un acto en Burgos arropando a Luis Tudanca junto al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Sánchez también estará en el acto final de este viernes. El mensaje que se traslada desde las filas socialistas es el de que la victoria es posible y que no resulta descabellado un escenario en el que Tudanca volviera a ser el candidato más votado, como ya ocurrió en 2019. 

La principal incógnita en la izquierda gira en torno a la participación y a si la extrema derecha será capaz o no de movilizar a todo el votante conservador que se siente defraudado con el PP. Los socialistas aseguran que tienen “datos en la mano” que acreditan que la popularidad de Mañueco se ha desplomado en las últimas semanas incluso entre sus propios votantes. Si parte de esas capas del electorado deciden quedarse en casa y no darle su voto a Vox, creen en el PSOE que podrían salir las cuentas

La participación, clave

En ese sentido se pronunció este jueves el sociólogo Narciso Michavila. Su empresa demoscópica es GAD3, cuyos sondeos sí trasladan una victoria del PP aunque también señalan un claro desgaste de los populares y una intención de voto en claro descenso. Michavila concluye que una baja participación beneficiaría a una posible mayoría alternativa a la derecha y dio incluso cifras estimadas: “Si la participación a las dos de la tarde es inferior al 33%, la izquierda tiene posibilidades de ganar”, aseguró. 

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En Ferraz y en el equipo de campaña de Luis Tudanca ven esa posibilidad como un escenario más que factible. De ahí que le hayan perdido el miedo a una sobreexposición de Sánchez que le acabaría desgastando por un posible batacazo que, en los días previos al 13F, no contemplan: “El mejor de los escenarios del PP será cambiar a Ciudadanos por Vox y quedarse muy lejos de la mayoría absoluta. Y eso, en unas elecciones que no tocaban, será un fracaso para ellos”, razonan en el PSOE.

Desde Unidas Podemos también se ha pisado el acelerador en los últimos días. La única presencia de Yolanda Díaz en la campaña se produjo este jueves en Castronuño (Valladolid), y para el cierre de campaña, está prevista la presencia de toda la cúpula morada, con Ione Belarra e Irene Montero al frente arropando al candidato Pablo Fernández. Creen los morados que la campaña les ha “sentado bien” y que incluso la polémica generada en torno a las macrogranjas les ha conseguido situar en el mapa. Todas las esperanzas están puestas en que la suma de PP y Vox no alcance la mayoría absoluta y que Unidas Podemos pueda convertirse en fuerza clave para la formación de un Gobierno de coalición con el PSOE. 

Mientras, en el PP ya asumen que las propias expectativas que ellos crearon con el 13 de febrero no se cumplirán. Con el objetivo de la mayoría absoluta descartado, el horizonte deseado en Génova era el de una gran victoria al estilo de la de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Todas las encuestas dibujan para los populares una curva descendente en la intención de voto. Dependiendo del resultado, los de Pablo Casado podrían verse obligados a pactar con Vox la entrada en el Gobierno. Nadie quiere plantearse ese escenario en el PP por las consecuencias que tendría para el liderazgo del propio Casado. El mensaje en los últimos días es el del llamamiento a la movilización, aunque todas las alarmas ya están encendidas en la calle Génova. 

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