No solo falló el CIS: las encuestas privadas con las que Mañueco soñó con ser Feijóo (o al menos Ayuso)

El candidato del PP, Alfonso Fernández Mañueco, deposita su voto.

Al día siguiente de convocar elecciones y disolver las Cortes de Castilla y León en mitad de la legislatura, Alfonso Fernández Mañueco concedió una entrevista al diario ABC para explicar los motivos de su decisión y para hablar de sus propias expectativas. “Es posible una mayoría absoluta que aleje al sanchismo de Castilla y León”, afirmó el candidato del PP. Era 21 de diciembre y Mañueco hablaba con papeles en la mano. Muchas encuestas señalaban entonces que los populares obtendrían una amplísima victoria. Escenario que algunos de esos sondeos han mantenido hasta casi el final de la campaña electoral, chocando con la realidad de las urnas: el PP se ha quedado a diez procuradores de la mayoría absoluta, ha perdido 55.000 votos y se ha situado exactamente en el mismo porcentaje de apoyos que en 2019 (31%), cuando sacó el peor resultado de su historia en la comunidad. 

A pesar de los intentos por poner el foco en el riesgo de una hipotética moción de censura que ni llegó a estar encima de la mesa (Ciudadanos, socio de Gobierno, ya rechazó la presentada por el PSOE en marzo del año pasado), la principal motivación de los de Pablo Casado para un adelanto electoral difícilmente justificable tenían que ver, precisamente, con el horizonte de una gran victoria que reforzara al líder del PP frente a Isabel Díaz Ayuso y allanase un ciclo electoral que debe desembocar en las generales. Y por eso se tiraron a una piscina en la que estaba el agua de las encuestas más favorables.

Al borde de la mayoría absoluta

Una de las primeras en hacerse públicas fue la de GAD3 para el digital NIUS. Se publicó el 23 de diciembre y reflejó que el PP se encontraba entonces acariciando con la punta de los dedos la ansiada mayoría absoluta que buscaba. En concreto, el sondeo estimaba entre 37 y 39 procuradores para Mañueco, a tan solo dos de esa mayoría absoluta en la horquilla alta. También le otorgaba un 39.2% de los votos, lo que habría supuesto quedar por encima del PSOE hasta en 8 puntos. Un escenario que, de haberse cumplido, sí hubiera abierto la puerta al deseo de los populares de gobernar en solitario y a la gran victoria ansiada por Pablo Casado, al estilo de la de Ayuso en Madrid. 

Ese sondeo, coincidente en el tiempo con la convocatoria electoral decidida en diciembre, se quedó muy lejos de los resultados que finalmente obtuvieron los populares este domingo. Pero no fue algo puntual. Con el paso de las semanas y conforme se acercaba la cita del 13 de febrero, las encuestas de GAD3 incluso mejoraron las expectativas de Mañueco. El 17 de enero, a menos de un mes para que se votara, una encuesta realizada para ABC elevaba el voto para los populares hasta el 40.8%, casi diez puntos más de lo obtenido finalmente, y con una asignación de hasta 39 procuradores, 8 más de los conseguidos. 

Los expertos coinciden en que el desarrollo de la campaña electoral puede alterar las primeras previsiones, aunque en el caso de GAD3 las expectativas sobre el resultado electoral del PP en Castilla y León se mantuvieron muy por encima de la realidad hasta casi el final de la campaña. Seis días antes de que abrieran las urnas, una última encuesta publicada en ABC el 7 de febrero seguía otorgando una clara victoria para los populares, aunque en este caso por primera vez matizada respecto a los anteriores sondeos. Ese lunes antes de que los ciudadanos de Castilla y León votaran, el sondeo estimó la intención de voto al PP en el 36.1%, cinco puntos por encima del resultado obtenido, y cifró el número de procuradores en una horquilla entre 34 y 37, seis más de los conseguidos en la franja alta. 

Tan solo tres días después de la publicación de esa encuesta, y a pesar de las estimaciones dibujadas por sus propios estudios previos, el sociólogo y presidente de GAD3, Narciso Michavila, habló públicamente en la cadena COPE de la posibilidad de una victoria de la izquierda en Castilla y León si se daban una serie de condicionantes en la participación: “Se va a jugar todo principalmente a la movilización. Si la participación baja mucho puede haber sorpresa en Castilla y León, en sentido contrario al que hubo en Andalucía, que haya un gobierno de izquierdas, incluso con un PSOE perdedor. Si la participación baja del 33% a las 14 horas, quiere decir que va a haber un vuelco importante a la izquierda”, afirmó para sorpresa de muchos. 

Ninguna de sus encuestas durante los últimos dos meses dibujaba un escenario ni siquiera parecido al de sus declaraciones públicas. Ya en la noche electoral, GAD3 sí lanzó un sondeo que prácticamente calcó los resultados finales y que se distanciaba sustancialmente incluso de sus propias estimaciones de cuatro días antes.  

Las críticas al CIS

También volvió a fallar el ya polémico CIS de José Luis Tezanos. En ninguna de sus dos encuestas sobre Castilla y León se estimaba que la suma de PP y VOX llegase a la mayoría absoluta de 41 diputados, como finalmente ha pasado y como señalaban casi de manera unánime el resto de sondeos privados. De hecho, tanto en la macroencuesta de finales de enero como en el sondeo flash de principios de febrero, el CIS estimaba que la primera fuerza sería el PSOE. De ese último sondeo, ninguna de las previsiones de la encuestadora pública sobre las primeras cinco fuerzas políticas de Castilla y León coinciden con el resultado de las urnas. 

Las críticas al CIS por las elecciones de Castilla y León se suman a las ya recibidas previamente por los trabajos de estimación en otros comicios. En las elecciones a la Comunidad de Madrid, por ejemplo, la última encuesta reflejó un empate técnico entre el PP de Isabel Díaz Ayuso y el PSOE de Ángel Gabilondo, un escenario muy alejado del resultado de las urnas, que otorgó una amplísima victoria a la candidata del PP. 

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Este lunes, y tras las críticas recibidas, el propio Centro de Investigaciones Sociológicas emitió un comunicado público para defender su trabajo: “Los resultados de las elecciones celebradas el día 13 de febrero en Castilla y León han demostrado que los pronósticos de algunas empresas encuestadoras que auguraban una amplia mayoría de votos y escaños para el PP no se han cumplido. De hecho, el PSOE ha obtenido el 30,1% de los votos, exactamente los mismos que estimaba la encuesta preelectoral del CIS, terminada el 22 de enero (22 días antes de la votación), y siete décimas menos que la Encuesta Flash, terminada el 2 de febrero (11 días antes), con 28 escaños, cifra situada dentro de la horquilla estimada”, dice ese comunicado, que defiende que sus trabajos cuentan con “una validez que nunca puede pretenderse que vaya más allá del momento en el que se realizaron los trabajos de campo, como es propio de una actividad investigadora situada en el plano del proceder científico, y no en el de la magia y/o la adivinación”.

Otras encuestas

La empresa 40db solo publicó una gran encuesta preelectoral de Castilla y León. Lo hizo en El País el 7 de febrero, último día permitido por la ley electoral. Sus resultados del lunes previo a que se abrieran las urnas sí dibujaron un resultado asimilable a lo que acabó confirmándose el domingo, con una victoria de la derecha pero mucho más ajustada que la que predijeron la gran mayoría de sondeos privados. Para el PP ese sondeo estimó 31 escaños y casi un 31% de los votos, justo el resultado obtenido por los de Mañueco. Para los socialistas 40db estimó 29 escaños, tan solo uno por encima de los 28 obtenidos.

Otras encuestadoras privadas como Sigma Dos también llegaron a dibujar plácidos escenarios electorales para el PP, como en el caso de GAD3. Sigma Dos publicó el 26 de enero un sondeo en Antena 3 que situaba a Mañueco igualmente al borde de la mayoría absoluta, con hasta 39 escaños. “Nunca he hablado de mayoría absoluta”, dijo el candidato del PP este lunes tras quedarse a diez escaños de ella y ante la exigencia de VOX de entrar en su gobierno a cambio de la investidura. Lo cierto es que sí habló de ella y que, seguramente, incluso llegó a atisbarla cuando decidió convocar elecciones. No le faltaban encuestas que señalaban ese horizonte, pero fallaron. 

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