Entrevista | Alberto Vizcaíno

"No tenemos información verificada ni verificable sobre cuánto se está reciclando realmente en España"

El ambientólogo y experto en gestión de residuos Alberto Vizcaíno.

Alberto Vizcaíno (Madrid, 1978) es ambientólogo por la Universidad de Alcalá y experto en la gestión de residuos. Con una particularidad: su discurso molesta, y mucho. Desde su blog, Productor de Sostenibilidad, lleva años explicando por qué España no maneja bien su basura: en concreto, por qué no reciclamos del todo bien o todo lo que podríamos, y más en concreto, por qué el modelo que, en teoría, convierte los envases usados en nueva materia prima tiene amplio margen de mejora. Y lo que es peor: cómo las empresas que, a través de este sistema semifallido, se benefician y esquivan su responsabilidad con respecto a los plásticos presionan, manipulan, ocultan información, hacen labores de lobby y de propaganda para mantener el statu quo.lobby Como símbolo y como cabeza visible: el contenedor amarillo, que representa, a su juicio, las trampas de nuestro modelo de consumo. Ahora ha decidido recopilar años de reflexiones, denuncias, cálculos y estudios en Contenedor Amarillo S.A. (Fuera de Ruta), un nuevo libro para, al menos, intentar poner patas arriba lo establecido en el sector.

Arranca el técnico su ensayo con una frase demoledora, contra la línea de flotación de mucha parte del pensamiento verde del país: "Ni el reciclaje es la solución a los grandes problemas ambientales que afronta nuestra sociedad, ni el planeta necesita que lo salvemos". Es útil, eso sí: que nadie se escaquee de su responsabilidad. Depositar nuestros residuos en el lugar adecuado ayuda, pero no sirve para todo. No es el sistema más eficiente de todos, defiende Vizcaíno. Resumiendo: no tenemos muy claro qué es lo que se tiene que tirar ahí, porque dentro de la categoría "envases" entra un totum revolutum de distintos plásticos y metales. Las plantas de clasificación no tratan adecuadamente los residuos más pequeños, que escapan de los tornos. Debido a las mezclas, la materia prima resultante del proceso de reciclaje es de mala calidad, por lo que no sirve para crear nuevos productos, y acaba ardiendo muchas veces en un sospechoso incendio de una planta, en un vertedero convencional o viajando al sudeste asiático, donde (a veces) se quedan con lo que no queremos. Con la ilusión con la que te deshiciste de aquella lata vacía. 

Se podría mejorar, defiende Vizcaíno en el libro, cambiando, aunque sea parcialmente, de modelo. El actual se denomina Sistema Integrado de Gestión: la normativa obliga a toda empresa que pone un envase en el mercado a hacerse cargo de su recogida. Las compañías se unen en una asociación sin ánimo de lucro, Ecoembes, que es la que recibe un importe por cada envase y le paga a los ayuntamientos para poner los contenedores. Argumenta el experto que como Ecoembes cobra mucho más de lo que gasta (porque no todos se recuperan), todos los años cuenta con un superávit que gasta en financiar cátedras universitarias y secciones de medios que publicitan sus campañas, defienden el modelo actual y atacan alternativas, como el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), donde los consumidores devuelven directamente, a cambio del reintegro de una fianza, los envases que utilizan. 

PREGUNTA. ¿Sería capaz de darme una cifra concreta de cuántos envases se reciclan a día de hoy en España?

RESPUESTA. Esa cifra a día de hoy no la podemos tener. La característica de este sector es la opacidad. No tenemos información verificada ni verificable sobre cuanto se está reciclando realmente en España. Tenemos unos datos oficiales que nos hablan de un 40%; hay análisis técnicos que lo dejan en menos del 30% y las cifras de Greenpeace lo dejaban en menos del 25%, en lo referente a los envases de plástico. No tenemos un dato claro y transparente al que podamos acogernos.

P. Ecoembes arroja una cifra del 70%. ¿Cómo hacen el cálculo?

R. El cálculo lo hacen sesgando la información. No cogen la información de todos los envases que ponen en el mercado sino que la cogen de la pequeña parte que se recoge dentro del contenedor amarillo. Es un dato que nace viciado. El contenedor amarillo no tiene capacidad para recoger el 100% de envases que se ponen en el mercado.

P. ¿Y cuál es el problema, qué es lo que falla? Si tuvieras que decir una causa por la cual se recicla tan poco, ¿cuál sería? ¿Es Ecoembes o va más allá de Ecoembes?

R. Es complejo, pero hay un cuello de botella: la forma en la que estamos recogiendo los residuos. El sistema de recogida dificulta que pueda haber un tratamiento adecuado para la recuperación de materiales y su reciclado en materias primas. No podemos echarle toda la culpa al sistema de recogida de envases pero tiene buena parte de culpa en el resultado final, ya que toda la legislación y todas las acciones tienen como protagonista al contenedor amarillo.

P. ¿Y el resto de culpas?

R. No tenemos un sistema que esté acostumbrado a gestionar grandes cantidades de material reciclado. Hay gente a la que le gustaría poder tener actividades económicas vinculadas a la recuperación y al reciclaje de materiales pero como no hay una recogida que permita dotar a esas actividades de una materia prima de calidad, no se desarrolla ese potencial industrial de recuperación y tratamiento de residuos.

P. ¿Tiene la gente consciencia de que la mayor parte de los envases, según cifras oficiales, no se recicla?

R. Hay un engaño en la publicidad que nos dice que reciclar es echar cosas al contenedor amarillo. La mayor parte de la gente no es consciente, incluso gente dentro del sector ambiental, de que el reciclaje ocurre mucho después. Hay muchas etapas tras el contenedor: recoger esos residuos, separarlos, clasificarlos para que se conviertan en materias primas. Estamos engañados, porque desde las campañas de concienciación dicen, solamente, “recicla”. Y eso es simplemente depositar la basura.

P. ¿Si yo tiro un envase a contenedor amarillo es más probable que termine siendo reciclado, o que termine en un vertedero, siendo quemado o en Malasia?

R. Lo más probable si lo tiras al contenedor amarillo es que acabe siendo recuperado. De esa recuperación, hay una alta probabilidad de que se recicle, más que si la dejas en cualquier otro sitio. Donde aumenta la probabilidad de que se recicle es dejando cualquier envase de plástico o metal en el contenedor amarillo. Pero no tengo la garantía.

P. ¿Por qué no existe esa garantía?

R. Porque después tiene que haber un proceso de clasificación que no da abasto a recoger todos los residuos de manera adecuada, y dentro de ese proceso de clasificación algunos envases se pierden y se descartan. No siguen el camino del reciclaje. Y dentro del camino del reciclaje hay materiales que sí tienen un valor de recuperación y acaban convertidos en materias primas y hay otros materiales que no tienen valor de mercado y empiezan esa peripecia que los lleva a un vertedero en el mejor de los casos, o al sudeste asiático, o a un incendio.

P. El sistema parcialmente funciona, pero esas posibilidades de mejora están siendo paralizadas o boicoteadas por los que se benefician de este sistema, defiende.

R. Efectivamente. Las organizaciones detrás de Ecoembes tienen intereses concretos que impiden una mejora en la recogida de residuos, que es la clave: recoger mejor para reciclar más.

P. ¿Qué podemos hacer como consumidores? ¿Es más valioso separar residuos o limitar nuestro consumo de envases?

R. Como consumidores individuales, reducir el consumo es la mejor opción. Aplicar la jerarquía de residuos, que es prevenir en la medida de lo posible, evitar los envases de usar y tirar, esa es la clave.

P. Ecoembes y otras empresas vinculadas al negocio nunca van a ofrecer un mensaje de "consume menos’".

R. Las campañas de publicidad nos crean una necesidad de consumir envases de usar y tirar y buscan limpiar nuestra conciencia cuando usamos el contenedor amarillo. Cumple esa función: depositas el envase y ya tus pecados están perdonados.

P. ¿La nueva ley de residuos ayudaría a corregir estos problemas?

R. Como persona con esperanza a largo plazo… espero que sí. Como técnico y especialista tengo pocas esperanzas en que haya cambios significativos. Hay muchas presiones desde los poderes del mercado que dificultan la acción legislativa en este ámbito. Las corporaciones detrás de los envases de usar y tirar están detrás del boicot a medidas duras que repercutan en un menor impacto de los residuos. La ley tendría que abordar la transparencia, que ya en el borrador se está abortando: hay dos artículos que hablan de no dar datos de cuántos envases se ponen en el mercado. Si eso no desaparece del borrador pues difícilmente vamos a saber cuántos se convierten en residuos, cuántos se recuperan y una estadística del reciclaje real.

P. ¿Tiene constancia de que estas empresas están interfiriendo en el desarrollo de la ley?

Lo están haciendo con campañas como las que estamos ahora viendo. Por ejemplo, para pervertir uno de los requisitos de la ley: las basuras dispersas. Europa obliga a quien pone en el mercado productos que con su uso se convierten en residuo a gestionar ese residuo. Y una de las líneas que deberían incluirse es que la recogida de la basura dispersa en la naturaleza debería correr a cuenta de estas corporaciones como Ecoembes. ¿Qué ha hecho? A esas basuras dispersas las llama basuraleza y hace campañas en las que recoge esa basura con voluntarios, en vez de con profesionales cualificados y dentro de un esquema de costes que tienen que asumir. Se están limpiando las manos y están condicionando a los ayuntamientos y comunidades autónomas que participan de esas campañas para que no metan legislación dura para prevenir ese abandono de residuos y, sobre todo, para que no incorporen la obligación de costear esas campañas.

Portada de Contenedor amarillo S.A., de Alberto Vizcaíno.

Te pongo otro ejemplo: el de cambiar los sistemas de recogida. La Unión Europea nos está diciendo que exploremos los Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), no solo de envases, también de otros flujos de residuos, y Ecoembes está haciendo campañas basadas en sistemas de recompensa, en vez de retorno, en las que, como la campaña de RECICLOS, lo que hacen es vincular a ayuntamientos que tendrían que estar aportando soluciones reales pero que desactivan cualquier medida dura en el sistema de recogida con una capa publicitaria que no responde al problema de fondo: si la dotación de contenedores amarillos es acorde a la cantidad de envases que se ponen en el mercado.

P. Entiendo que esa campaña no tiene nada que ver con una alternativa real al sistema.

R. Es simplemente para despistar la atención y falsear esa solución. En un sistema de devolución y retorno tienes la obligación de devolver el envase al establecimiento en el que se comercializa para recuperar el importe que has depositado en forma de fianza, mientras que en RECICLOS recibes una recompensa por fotografiar un envase con la aplicación. Ni siquiera se te exige que la deposites adecuadamente en un contenedor. Has demostrado que has comprado un envase.

P. Ecoembes protagonizó campañas muy duras contra el SDDR. ¿Las sigue manteniendo o ha relajado su postura?

R. Esas campañas se siguen manteniendo y atacan la credibilidad de cualquier iniciativa en favor del envase retornable. No han retirado estudios falseados que siguen siendo referencia en los siguientes estudios que se hacen: y encontramos referencias a esas investigaciones en la normativa autonómica.

P. Estudios que, explica en el libro, parten de datos absurdos y falsos.

R. Parten de datos absurdos y falsean las conclusiones burdamente, con sumas que están mal hechas. No hace falta ser muy ducho en la materia para darse cuenta de que se suman cantidades que no dan el resultado. Son estudios torticeros, directamente.

Se han hecho estudios más sofisticados donde el engaño persiste, con herramientas más complejas como la huella ecológica, para que sea muy difícil cuestionar la conclusión que se obtiene. Ecoembes está posicionando a grupos de investigación y universidades para que generen una documentación que dificulta el estudio de soluciones independientes al contenedor amarillo.

P. En el libro parece dejar abierta su apuesta para el futuro. ¿Cómo sería su modelo ideal de gestión de residuos?

R. Para mí el ideal sería un sistema de retorno con envases reutilizables, y para el resto un modelo de contenedor húmedo/seco. Donde lo orgánico y compostable vaya por una vía y lo que se pueda recuperar por tipo de material en una planta de clasificación se recupere por un procedimiento industrial.

P. ¿Hay países con ese modelo?

R. Hay países que lo superan. Tienen sistemas de devolución y retorno, separación por tipos de materiales, de aquello que no es susceptible de ser reutilizado… Hay países también donde se separan distintos tipos de plásticos o distintos tipos de envases en función del si son reciclables o no. En toda Europa hay modelos alternativos mucho mejores, que se acercan al óptimo, y que con una alta implicación del usuario incluso superan lo que yo considero adecuado.

P. Menciona en Contenedor Amarillo S.A. que antes teníamos hábitos más sostenibles, como la devolución de los cascos. Eso se ha perdido. ¿Nos han vendido retroceso como progreso?

R. No hay que volver a las cavernas, porque no es el objetivo, pero sí ver si los avances se deben a consideraciones sociales y económicas y ambientales o si son solo…

"Las grandes corporaciones nos han hecho creer que el plástico de usar y tirar era lo mejor para nosotros"

P. El beneficio de la empresa privada y grande.

R. Sí. La industria del petróleo, en este caso. Estamos viendo muchos artículos en los últimos meses sobre qué papel juega la industria del petróleo en todo esto. Se está agotando y hay una industria muy potente a nivel global que nos está imponiendo productos sobre ese recurso fósil. Plástico, combustibles, etcétera. Las grandes corporaciones nos han hecho creer que el plástico de usar y tirar era lo mejor para nosotros. Cuando lo mejor para ti y para mí probablemente sea tener un horario reducido y poder ir a la compra en el barrio, tranquilamente, charlando con los vecinos, y hacer vida en nuestro entorno próximo. En vez de tener 15 minutos a la semana para ir a un centro comercial con el coche, no hablar con nadie, cargar el maletero y al llegar a casa llenar la cocina de envases de plástico.

Ecoembes recluta de nuevo voluntarios para recoger "basuraleza" mientras bloquea alternativas que ayudarían contra esos residuos

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P. Menciona que ha sufrido presiones por parte de Ecoembes para que su discurso no llegue. Aunque la crítica no esté en primera plana, ¿está arraigando?

R. Lo que he visto es que solo se asume el discurso crítico en medios que no están patrocinados ni por Ecoembes ni por otras empresas que forman parte del accionariado. Es muy difícil encontrar a un medio que no tenga entre sus patrocinadores a estas compañías o a Ecoembes directamente, en medios de temática ambiental. Sistemas como estos están copando los medios ambientales. En medios independientes que no tienen patrocinio de estas organizaciones es donde se está empezando a hacer la crítica.

Lo que sí que veo es que a la gente le interesa conocer los detalles del modelo y cada vez que una noticia de estas salta, porque es en un medio que se lo puede permitir, tiene mucha repercusión y se mueve mucho. La gente quiere saber qué hay detrás del contenedor amarillo, qué pasa con sus residuos, por qué a veces leen que están acabando en Malasia o en incendios.

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