La nueva legislatura

La paradoja nacionalista y regionalista en el Congreso: la presencia más reducida en 40 años pero más decisiva

Oriol Junqueras (ERC) y Arnaldo Otegi (EH Bildu) en un acto electoral en Barcelona.

El Congreso nacido de las elecciones del 23J tendrá apenas 28 diputados (el 8% de la Cámara) elegidos en candidaturas nacionalistas o regionalistas, una de las cifras más bajas de la democracia. 

Para buscar un número tan reducido de representantes de formaciones territoriales, incluyendo entre ellas desde partidos independentistas a formaciones autonomistas, hay que remontarse a las elecciones de 2008, las segundas que ganó José Luis Rodríguez Zapatero justo antes del estallido de la gran recesión. No obstante, en aquel momento el nacionalismo vasco estaba infrarrepresentado porque la izquierda abertzale no había podido presentarse a las elecciones como consecuencia de la ilegalización de los partidos que entonces apoyaban a la organización terrorista ETA. Eso dejó fuera del Congreso a una parte sustancial del ecosistema político vasco y contribuyó decisivamente a reducir la representación de las fuerzas de ámbito territorial.

Paradójicamente, las formaciones identitarias serán esta legislatura más decisivas que nunca para decidir quién ocupará la Moncloa y qué política llevará a cabo.

Gran parte de ese retroceso se explica mirando a Cataluña. El independentismo catalán tendrá esta legislatura 14 diputados (repartidos a partes iguales entre Esquerra Republicana de Catalunya y Junts per Catalunya), exactamente el 50% de los escaños de la España que vota nacionalismo o regionalismo. Es casi la mitad que en la legislatura que acaba de terminar, en la que Esquerra tenía 13 escaños, Junts cuatro, el PDeCAT otros cuatro y las CUP, dos. Hay que remontarse a 2008 para encontrar una cifra inferior en la representación nacionalista catalana en el Congreso (entonces Convergència i Unió había sumado 10 escaños y ERV, tres).

El empate a escaños entre ERC y Junts iguala la histórica batalla que mantienen ambas formaciones por la hegemonía del independentismo catalán. Los republicanos no consiguieron invertir la situación hasta 2015, después de décadas de absoluto dominio de Convergència i Unió, el antecedente de la actual Junts, que ahora reclama su espacio.

Una característica común a ambos casos, a las elecciones que se acaban de celebrar y a las que tuvieron lugar en 2008, es que el PSC obtuvo en Cataluña un resultado excepcional.

La izquierda ‘abertzale’

La representación estrictamente territorial del País Vasco y Navarra sumó el pasado domingo 11 escaños: seis de EH Bildu (cinco por Euskadi, uno por Navarra) y 5 del PNV (por Euskadi). Es la misma cifra que en 2019, pero invirtiendo los papeles, lo que dará aún más protagonismo a la izquierda abertzale en la pugna que mantienen las dos formaciones por asumir la defensa de los intereses de Euskadi en el Congreso en vísperas de las elecciones autonómicas que tendrán lugar el año que viene.

Solo una vez el nacionalismo vasco tuvo más representación en el Congreso. Ocurrió en el año 2011, las últimas elecciones que ganó el PP por mayoría absoluta con Mariano Rajoy a la cabeza, En aquella ocasión el PNV se anotó cinco escaños —las cifras del partido de Andoni Ortuzar siempre se han movido en una franja extraordinariamente estable de entre 5 y 7— por siete de Amaiur (la coalición que sirvió de antecedente a lo que hoy es EH Bildu).

El nuevo Congreso de los Diputados iniciará su andadura el próximo 17 de agosto y en él ya no estarán Foro, la formación asturianista nacida de una escisión del PP capitaneada por el exministro Francisco Álvarez-Cascos, el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) de Miguel Ángel Revilla, Nueva Canarias y el único representante que había en la Cámara de los partidos de la España Vaciada, Teruel Existe. 

La lista de Sumar

La pérdida de representación directa de la también llamada España plural se compensa en parte con la presencia de algunos de ellos dentro de las listas de Sumar. Es el caso de Compromís, que a través de la coalición liderada por Yolanda Díaz tendrá dos escaños, de la Chunta Aragonesista (1) y de Més por Mallorca (1).

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Seguirán en el Congreso, una legislatura más, el Bloque Nacionalista Galego (BNG), Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro (UPN), con un escaño cada uno. El partido foralista recupera en realidad su representación, perdida el año pasado después de que sus dos diputados se convirtieran en tránsfugas y acabaran fichando por el Partido Popular.

El BNG logró representación en la Cámara Baja el pasado domingo por segunda vez consecutiva después de cuatro años de sequía: se quedó fuera en las elecciones de 2015 y 2016 y en las de abril de 2019. Con todo, sigue aún lejos de recuperar los dos diputados que se adjudicó en su mejor momento en las elecciones de 1996, 2004, 2008 y 2011 y que llegaron a ser tres en la convocatoria de 2000.

Algunas formaciones regionalistas o nacionalistas que obtuvieron representación en el pasado, en ocasiones relativamente importantes, hace años que no consiguen apoyo suficiente para llegar al Congreso, Le pasó al Partido Andalucista, que en los primeros años de la transición llegó a tener cinco diputados, o al Partido Aragonés Regionalista (PAR), ausente de la Cámara Baja desde 1993. Otros, como la Unió Valenciana (UV), acabaron diluidos en el Partido Popular.

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