Peinado replicó con Bolaños un modelo de interrogatorio hostil ensayado durante todo el 'caso Begoña'

El juez Peinado replicó con Bolaños un modelo de interrogatorio hostil ensayado durante todo el 'caso Begoña'

La primera visita del juez Juan Carlos Peinado al Palacio de La Moncloa fue efímera. Y más allá del impacto mediático, no dio juego alguno. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se acogió a su derecho a no declarar por ser esposo de la principal investigada en la causa: Begoña Gómez. Y no hubo margen para nada más. Todo lo contrario a lo que sucedió en su segunda incursión en el corazón de La Moncloa. En este caso, el instructor pudo apretar todo lo que quiso y más al ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, quien comparecía como testigo en el procedimiento. Un modelo de interrogatorio hostil que, lejos de ser excepcional, el juez ha desplegado durante toda la instrucción del caso Begoña.

El interrogatorio al testigo fue tenso desde el principio. "Está contestando con cierto titubeo", le reprochó Peinado pocos minutos después del comienzo de la comparecencia. Algo que se repitió en varios momentos de la testifical. Por ejemplo, cuando el magistrado le preguntó si lo declarado por quien fuera su vicesecretario general, Alfredo González, se ajustaba a la realidad. "Sí, lo creo", dijo el ministro. "Una cosa son las creencias y otra los testimonios", lanzó el juez, quien volvía a insistir segundos después: "No se trata de conocer su opinión, sino sus conocimientos". Y ninguna de las respuestas dadas por Bolaños parecía ser suficiente: "Me está usted contestando de una manera que no es como se admite un testimonio [...], una forma de contestar con evasivas".

El instructor interrumpió al testigo de forma áspera en repetidas ocasiones. Algo que ya se ha visto en otros interrogatorios. Sobre todo, cuando el testigo o investigado no responde de forma concisa o no entiende la pregunta. Le ocurrió en diferentes ocasiones a Juan Carlos Barrabés, empresario al frente de la firma que acudió a licitaciones públicas con carta de recomendación de Gómez, cuando compareció como testigo –condición que luego el magistrado cambió a la de investigado–. "La pregunta es muy concreta, que cuál es su titulación", le interrumpió el juez cuando trataba de explicar que había estudiado turismo en una escuela privada, que había hechos cursos y que era una persona "hecha a sí misma".

Con la misma contundencia intervino en alguna ocasión en la comparecencia del rector de la Universidad Complutense de Madrid, Joaquín Goyache, como investigado. Lo hizo cuando trataba de contextualizar al juez la reunión que mantuvo presencialmente con Begoña Gómez en Moncloa, explicando que el encuentro se mantuvo cuando la universidad estaba cerrada al ser periodo postpandemia y, por tanto, solo había por allí algunos altos cargos y "personal de mantenimiento". "No le estoy preguntando por las personas que había en la o las reuniones, le estoy preguntando cuántas mantuvo", le interrumpió el instructor.

Interrupciones que también vivió el exconsejero de la Comunidad de Madrid Juan José Güemes cuando compareció por primera vez en la causa como testigo en su condición de directivo del Instituto de Empresa, para el que trabajó Gómez. Una declaración que se tensó en el momento en el que el exconsejero negase que se la hubiera contratado por ser la esposa del presidente del Gobierno. "Está usted diciendo que la razón fue porque conocía sus credenciales. Me dice que las credenciales eran el currículum. Me dice que no tiene el currículum. ¿Me puede concretar, exactamente, cuál fue la motivación por la que una vez que el esposo de Begoña Gómez alcanza la presidencia es cuando se formaliza el contrato?", lanzó Peinado.

Las discrepancias

Güemes fue otro de los testigos que se convirtieron en imputados tras sentarse frente al instructor. Una imputación que se produjo en base a una supuesta contradicción con la que fuera directora de recursos humanos del centro que, realmente, nunca existió. Durante su comparecencia, la responsable vino a decir simplemente que la orden de contratarla se la dio Güemes y que se había firmado por ambas partes una cláusula especial de conflicto de interés motivada porque Gómez era la mujer del presidente del Gobierno. En ningún momento aseveró que se la hubiera fichado sólo por ser la esposa del jefe del Ejecutivo. Una idea que, sin embargo, Peinado sí utilizó en busca de la contradicción.

"La directora de recursos humanos manifestó que fue usted quien le dijo que había que formalizar el contrato y que la motivación fue por ser el presidente del Gobierno. ¿Es así o se requiere una diligencia de careo? Contésteme", soltó el instructor. El testigo confirmó que, como superior jerárquico, dio la instrucción de formalizar el contrato. Pero dejó claro que el fichaje no venía motivado por ser la esposa del presidente. "¿Me está usted diciendo que faltó a la verdad la señora Gil de Antuaño?", apuntó el juez. "No, señoría, no conozco el testimonio", contestó Güemes. "Se lo estoy transmitiendo", insistió el magistrado antes de suspender la declaración e imputar al testigo.

Peinado también amenazó a Bolaños con suspender su declaración. De nuevo, por una "discrepancia" con lo dicho semanas antes por Alfredo González, ex vicesecretario general de Presidencia y firmante de la propuesta de nombramiento de la asistente de Begoña Gómez, una de las mil derivadas del caso. "Perdone, creo que no la hay. Él dice y yo digo que los nombres de las personas que van a ser propuestos por él se los dan los responsables directos de las personas de los que van a depender esos eventuales", trató de explicar el ministro. Al parecer, sin mucho éxito. "Quizá se practique otra diligencia entre González y usted porque está siendo sorprendente la contestación que hace", sentenció Peinado.

"No sé si está percibiendo indicio de oligofrenia"

El instructor no se corta a la hora de afrontar los interrogatorios. "Este silencio obedece a que sorprende lo que usted me está contestando, no digo que no me crea que sea así, pero sorprende”, le llegó a espetar a González durante su interrogatorio. Algo más duro fue con Luis Miguel Ciprés, director de la empresa de consultoría de Barrabés. "Yo no sé si usted está percibiendo algún indicio de oligofrenia en alguno de los presentes en esta sala. Se lo digo porque la forma de contestar da a entender que quien está recibiendo lo que usted manifiesta no tiene capacidad para percibirlo. Contésteme a lo que le pregunto, que es bastante sencillo", llegó a decir al testigo, que no era capaz de entender la cuestión.

El audio, publicado por moncloa.com, da buena cuenta del tono hostil que emplea con frecuencia el magistrado. "Usted ha comenzado su prolija exposición a la pregunta tan concreta utilizando la expresión 'de repente'. Las cosas no ocurren de repente, ocurren por algo. ¿Qué es ese algo?", reclamaba ante una pregunta relacionada con la contratación pública de la empresa. Algo parecido a lo que unas semanas antes le había ocurrido a Barrabés en su comparecencia como testigo al hablar del máster de la Complutense vinculado a Gómez. "¿Usted sabe cuándo se creó?", inquirió el juez. "Yo cuando llegué ya estaba", respondió el empresario. "¿A dónde llegó? ¿Por qué llegó? ¿A petición de quién llegó? ¿En qué consistió lo que usted hizo? ¿A dónde llegó?", disparó el magistrado.

Algunas interrupciones se producen, además, en momentos en los que el compareciente se aventura a opinar sobre elementos en los que se apoya la causa. Como ocurrió cuando el director de la consultora de Barrabés restó importancia a las cartas de recomendación –o "de apoyo", como él mismo definió– con las que acudían a licitaciones públicas, que centraron el inicio de la causa contra Gómez. "No es relevante, no es mollar", apuntó Ciprés. "No comparece usted como perito, comparece como testigo, de tal manera que las valoraciones o apreciaciones no resultan adecuadas. Limítese a contestar sobre los hechos que son objeto de la pregunta y no a hacer adendas o apostillas de carácter subjetivo", le frenó Peinado.

Las expresiones faciales, bajo la lupa

Peinado amenazó a Bolaños con suspender la declaración y le reprochó que sonriera

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Los tira y afloja no se han producido tan solo con los comparecientes. También se han dado con letrados o con la Fiscalía, con quien el instructor tiene una guerra abierta desde el inicio de la causa. "En relación con el tema de los asistentes a los cónyuges de los presidentes, ¿le consta alguna diferencia entre la situación actual y la que ha podido acontecer en otras épocas?", preguntó el fiscal a Bolaños. "No conteste a esa pregunta, es impertinente. De lo que se trata no es de hacer agravios comparativos o desagravios comparativos con otros periodos de comportamiento de carácter político, sino de analizar los hechos que están siendo objeto de investigación", intervino Peinado. "Pero como pende un recurso...", replicó el primero. "Adelante, señor fiscal, adelante", volvió a cortar el juez.

Una situación parecida se vivió durante el interrogatorio al ex vicesecretario general de Presidencia. La Fiscalía intentó preguntar, en relación con el fichaje de la asistente de Gómez, por el procedimiento para la contratación de personal eventual. "Pregúntele por los hechos que están siendo objeto de investigación, no por aspectos normativos que todos los que estamos aquí los conocemos", interrumpió Peinado. "Lo digo al hilo de que su señoría manifestó que le extrañaba que no hubiera habido currículo en la Administración cuando eso en puestos de personal eventual es lo normal, porque son puestos que se escogen por confianza y no van unidos a un currículo", respondió la fiscal. "Muchas gracias, se declara impertinente la pregunta", sentenció de nuevo Peinado.

Reproches que el instructor, incluso, ha extendido a las expresiones faciales. "Con independencia de que usted comparta o no las preguntas que está formulando la compañera como las respuestas del investigado tengan que dar lugar a hilaridad, motivo de esbozar sonrisas sarcásticas como está haciendo, le ruego que se abstenga de hacerme ningún gesto en ese sentido", lanzó a una letrada durante el interrogatorio como investigado a Goyache. Reprimenda que también protagonizó la testifical de Bolaños. "No sé a qué obedece que esboce usted una sonrisa", lanzó Peinado. "Me está resultando muy sorprendente su interrogatorio, por eso esbozo una sonrisa", contestó Bolaños. "Será porque no está usted habituado a un interrogatorio judicial", continuó el instructor. "Desde luego que no estoy habituado", respondió el ministro

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