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El 'portazo' de Podemos a la fusión calma al sector crítico de IU

Los líderes de IU y Podemos, Alberto Garzón y Pablo Iglesias, el pasado viernes.

Después de Vistalegre II, ya se verá. Esa es la máxima que ha adoptado el sector crítico de IU, que prefiere esperar acontecimientos después del malestar que suscitaron en su seno las palabras que pronunció el pasado viernes el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, que consideró "positivo" que la ciudadanía no sepa en ocasiones si es "de IU o de Podemos". Estas declaraciones, que generaron descontento hasta en algunos dirigentes cercanos a Garzón, fueron respondidas con un comunicado firmado por el principal grupo crítico de IU –el liderado por la eurodiputada Paloma López–, que sin embargo no se plantea protestar públicamente de nuevo hasta conocer la estrategia de Garzón tras el congreso de Podemos.

La polémica se inició el pasado viernes a raíz de las declaraciones que realizó el líder de IU en un debate en el que participó junto al secretario general de Podemos; Pablo Iglesias, el portavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech; y Yolanda Díaz, líder de IU en Galicia y diputada de En Marea. Allí, Garzón aseguró que "es una virtud la incapacidad que tiene el votante de a pie de diferenciar entre los discursos" de Podemos, IU y las confluencias e insistió en los beneficios que tiene que ciertos ciudadanos no sepan si él pertenece al partido morado o a la federación de izquierdas.

Pero sus palabras sentaron mal a varios dirigentes de IU, y muy especialmente a los críticos con su gestión, que denuncian desde hace meses que, a su juicio, el camino emprendido por la federación sólo puede acabar en una disolución en Podemos. De hecho, el sector IU sí, con más fuerza –el encabezado por López, que en el congreso del año pasado obtuvo un 20,8% de los votos de la militancia– publicó un comunicado en el que exigía "un respeto a IU" y aseguró que las declaraciones de Garzón muestran un "distanciamiento del sentir de la organización". "No, no es bueno que haya gente que no sepa si nuestro coordinador federal es de IU o de Podemos, porque eso supone que algo no estamos haciendo bien, que nuestro perfil y nuestro programa se ha desdibujado y pueden percibirnos como un mismo proyecto cuando no los somos", planteaba la corriente.

En términos parecidos se expresa José Antonio García Rubio, miembro de la ejecutiva de IU y perteneciente a esta familia crítica. "Si tú dices públicamente que la gente no sabe si el máximo dirigente de IU es o no de IU, estás reconociendo que [la federación] no tiene ninguna visibilidad", sostiene en declaraciones a infoLibre García Rubio, uno de los firmantes del comunicado. Con él comparte diagnóstico Gaspar Llamazares, líder de Izquierda Abierta, cuya lista obtuvo un 4,6% de los votos en el último congreso: "Que la gente no sepa de qué partido es debería preocupar a Alberto, en lugar de satisfacerle", sostiene Llamazares, que apunta que "la falta de diferenciación entre los dos proyectos no es buena ni para nuestros intereses ni tampoco para los de Podemos".

No obstante, desde el entorno de Garzón quitan hierro a estas críticas. "Al final, lo que hay de fondo es que hay gente que apuesta por una estrategia política diferente, que no apuesta por la unidad" con otras fuerzas políticas, sostiene Clara Alonso, responsable de Comunicación de IU, que critica "la necesidad permanente de discutir sobre logos y siglas" y asegura que los reproches del resto de sectores "se exageran" por el hecho de que Podemos vaya a celebrar en unas semanas su congreso, conocido por el nombre de Vistalegre II. Alonso, además, insiste: su "apuesta por la unidad popular" no implica "una fusión" entre Podemos e IU. "Se trata de encontrar espacios comunes en la movilización social, y ese planteamiento político lo apoyó el 76% de la militancia" en el último congreso, zanja.

De igual forma lo expresó el propio Garzón en un comunicado hecho público en su cuenta de Facebook el pasado domingo, en el que aseguró que "no hay por parte de IU ninguna intención" de abordar una fusión. "Lo que queremos es seguir colaborando, queremos trabajar juntos en las instituciones y en las calles, construyendo desde abajo y luchando contra las injusticias", señalaba Garzón que además criticaba que "algunos dirigentes de Podemos hayan decidido hablar continuamente mal en público de IU" –una referencia velada al número dos del partido morado, Íñigo Errejón– y también a "un sector minoritario de IU" que "paradójicamente tiende a hablar más de Podemos que del bipartidismo".

Esperar a la reacción de Garzón

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Los críticos, por su parte, esperarán a que pase el congreso del partido morado antes de volver a posicionarse. "En este momento, el comunicado que hemos lanzado es suficiente", sostiene García Rubio, que afirma que su sector va a esperar "a ver como reacciona la dirección" tras Vistalegre II. "Sería necesario que explicara cómo se va a construir el nuevo espacio superador de IU al que se aspira, porque ese es término, que es el que utilizan, es muy ambiguo", asevera García Rubio, que en este sentido hace referencia a la propuesta que comparten Iglesias y por Errejón de exigir una mayoría cualificada de dos tercios de las bases de Podemos para aprobar cualquier fusión con otro partido.

"Lo cierto es que esos documentos dificultan un proceso de fusión", admite el dirigente, que señala que será en la próxima reunión de la Coordinadora de IU –su órgano de dirección intermedio–, que se celebrará en marzo, cuando se aborden los nuevos pasos a seguir. Por el contrario, Llamazares no lo tiene tan claro. "A mi juicio, estamos asistiendo a una fusión de hecho, y ahora sólo falta saber el momento en el que se convertirá en una fusión de derecho", critica el líder de Izquierda Abierta, que asegura que "en el día a día, en la vida parlamentaria, hay una total indiferenciación entre Podemos e IU".

Pero las declaraciones de Garzón no sólo causaron malestar entre el sector crítico de IU, ya que algunos dirigentes próximos al coordinador federal también admiten que sus palabras dificultan que IU pueda marcar perfil propio en la confluencia con Podemos. Y no es la única discrepancia que ha surgido últimamente en el seno de la mayoría de Garzón –que no obstante, sigue siendo muy estable–. En la última reunión de la Coordinadora, por ejemplo, el núcleo duro del coordinador tuvo que retirar una propuesta de resolución sobre la Guerra de Siria tras las críticas de los sectores contrarios a Garzón pero también del propio PCE, que no se mostraba de acuerdo con su enfoque.

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