Relevo en el PSOE andaluz

Susana Díaz acepta adelantar su salida a este verano para dejar todo el poder a Espadas

El candidato del PSOE de Andalucía a la Presidencia de la Junta, Juan Espadas, y la secretaria general andaluza, Susana Díaz, este lunes.

Dos semanas y un día después de las primarias, el candidato ganador logró asegurarse todo el poder. Juan Espadas se hará este mismo verano con todo el liderazgo en el PSOE andaluz. El ganador de las primarias, y por lo tanto candidato del PSOE a la presidencia de la Junta, y la actual secretaria general han acordado la celebración de unas primarias para elegir a Espadas nuevo secretario general sin esperar al congreso regional, previsto para finales de año. El también alcalde de Sevilla y Díaz han pactado un proceso de primarias para renovar el liderazgo de la federación más numerosa del PSOE que culminará el 23 de julio, si Espadas es el único candidato, o el 5 de septiembre, si hay algún otro que logre reunir los avales. Tanto Díaz como Espadas aseguran que, a efectos prácticos, es el candidato del PSOE el que ostenta ya el control orgánico.

Díaz sigue como diputada en el Parlamento de Andalucía y su nombre continúa apareciendo como presidenta del grupo socialista. Ni ella ni Espadas afirmaron ver el menor problema en que la expresidenta de la Junta (2013-2018) siga en el Parlamento una vez derrotada en unas primarias de su partido. Díaz aseguró que estará en el próximo pleno, dispuesta a "currar". No obstante, insistió en que hará lo que el partido le pida. Está por ver si agota la legislatura en Andalucía o toma alguna otra salida política o profesional.

La secretaria general y el candidato presentaron este lunes su acuerdo en una comparecencia conjunta en la sede del PSOE andaluz, en la calle San Vicente, en Sevilla. Díaz, tras su derrota en las primarias del 13 de junio, había declarado que su intención era seguir como secretaria general hasta el congreso de final de años. No obstante, según dijo Espadas, ambos consideraron apropiado "acortar los plazos" para trasladar a la secretaría general cuanto antes el resultado de las primarias. En teoría, son dos procesos diferentes, que eligen candidato y secretario general. Los hechos demuestran que los líderes elegidos en las urnas no aceptan fácilmente las situaciones de bicefalia. 

23 de julio o 5 de septiembre

El acuerdo de Díaz y Espadas será validado por el comité federal, si no hay una sorpresa mayúscula, este sábado 3 de julio. Ahí se activará el calendario. El 12 de julio el comité director del PSOE andaluz, máximo órgano entre congresos, aprobará la celebración de un proceso que culminará con la proclamación de un nuevo secretario general, el 23 de julio si sólo se presenta Espadas y el 5 de septiembre si hay otro candidato. Para ello deberá conseguir el aval del 2% de los 45.373 militantes, más de 900.

El acuerdo excluye dos posibilidades: 1) La dimisión de Díaz, que hubiera provocado la convocatoria de una gestora, una solución que, a juicio de Espadas, hubiera generado una sensación de "ruptura" negativa en un partido que aspira a la unidad. 2) El adelanto del congreso extraordinario, con la renovación completa de la dirección. Espadas afirmó que no lo veía necesario, porque hay sintonía política. "Si yo observara conflicto entre la secretaria general y este candidato, hubiera pedido dimisión", dijo. Espadas insistió en su confianza total en la palabra de Díaz, que ha afirmado que está "a disposición" del nuevo candidato. No obstante, desde sus afines y desde Ferraz las suspicacias eran múltiples. Está por ver si este acuerdo las disipa del todo.

"Filtraciones" y "mentiras"

Espadas y Díaz comparecieron juntos, cordiales y amables, pero con un punto de seria solemnidad. Sonrisas, sí; carantoñas, no. El mostró su disconformidad por la presión sufrida desde la noche de las primarias. Ha visto "ansiedad", afirmó, refiriéndose a los medios. "¿Ahora de qué vamos a hablar mañana, pasado y el otro, cuando resolvamos esta cuestión?", bromeó. Lo cierto es que Espadas afirmaba que no había ningún problema de liderazgo, cuando en realidad negociaba con Díaz su salida.

La secretaria general, por su parte, centró su comparecencia en la idea del "lealtad al PSOE". Remachó lo que ya Espadas había dicho el jueves, es decir, que él mismo le había pedido a ella que no dimitiera para pactar una gestora. Y lamentó las "filtraciones interesadas", "intoxicaciones" y "mentiras". Aunque sin precisar a quién se refería, era obvio que el dedo acusador apuntaba a Ferraz, el otro protagonista del proceso.

La mano de Ferraz

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La dirección federal ha alentado desde la misma noche de las primarias la salida de Díaz, aunque ha amagado sin llegar a dar. Con eso ha valido para facilitar la aceleración del proceso. El adelanto del comité federal al 3 de julio, que ponía sobre la secretaria general la espada de Damocles de un posible adelanto de las primarias impuesto desde fuera, ha actuado como fecha límite para que Espadas y Díaz alcanzasen un acuerdo. Esa era la voluntad del alcalde de Sevilla, que quería evitar la imagen de una intervención de la dirección federal que diese la impresión de que su proyecto está tutelado. Espadas logra salir de este envite con una solución andaluza, que reivindica su autonomía con respecto a la cúpula nacional del partido que lidera Pedro Sánchez.

La dirección federal del PSOE y el equipo del candidato han empujado en la misma dirección, hacia el cierre de la bicefalia, pero a ritmos distintos. Ferraz manejó las hipótesis de una gestora y de un adelanto forzado desde Madrid de las primarias para la secretaría general andaluza, mientras Espadas prefirió buscar un acuerdo con Susana Díaz, que ha pasado desde 2017 de ser la líder indiscutible del PSOE andaluz y presidenta de la Junta a la derrota total, con la pérdida de las primarias federales, de la Junta de Andalucía y finalmente de las primarias andaluzas.

El alcalde tiene el reto de unir bajo su liderazgo a un partido desgastado por un lustro de luchas entre susanistas y sanchistas, y en el que todavía hace 15 días más de un 38% de la militancia votó a Díaz. A ello se suma el desafío, aún mayor, de recuperar la Junta de Andalucía, presidida por Juan Manuel Moreno, que aparece sólido en las encuestas.

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